Buscando el oro en el mayor concurso de lengua alemana
Cristina Burack
19 de julio de 2024
Los adolescentes que participan en la Olimpiada Internacional de Alemán (IDO) tienen orígenes diversos, pero una pasión común: la lengua alemana.
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Llevarse el oro a casa: 105 adolescentes de 61 países intentan hacer realidad este sueño. Pero no se trata del oro olímpico, sino del oro de la Olimpiada Internacional de Alemán.
La "Internationale Deutscholypmiade" o IDO de 2024 se celebra en Gotinga, una pequeña e histórica ciudad universitaria en el corazón de Alemania, del 15 al 22 de julio. Este certamen bienal, considerado el mayor concurso de lengua alemana del mundo, ofrece a jóvenes de 14 a 17 años la oportunidad de venir a Alemania y pasar aproximadamente una semana puliendo y demostrando sus conocimientos de alemán en un formato competitivo y colaborativo. Además del concurso, los adolescentes participan en actos culturales y excursiones.
Apoyo a la futura generación de germanoparlantes
Dos de los principales objetivos de la IDO, dirigida por el Instituto Goethe, la organización cultural internacional de Alemania, y la Asociación Internacional de Profesores de Alemán (IDV), son reforzar el interés por la lengua alemana y apoyar a los jóvenes estudiantes de alemán.
En todo el mundo, unos 15,4 millones de personas de todas las edades -la mayoría de ellos en Europa- están aprendiendo alemán, según apuntó el Ministerio de Asuntos Exteriores germano en un estudio de 2020 sobre el alemán como lengua extranjera.
Comparativamente, unos 50 millones de personas aprendían francés en todo el mundo en 2022, según la Organización Internacional de la Francofonía (OIF), mientras que las estimaciones globales actuales de estudiantes de inglés oscilan entre los 300 millones y hasta 1.500 millones de personas.
Por tanto, el IDO puede considerarse una forma de impulsar el interés por el alemán como lengua global, haciéndola más atractiva y visible, afirma Seyna Dirani, directora del proyecto IDO en el Instituto Goethe.
Participar en esta competición da a los estudiantes la oportunidad de conocer y relacionarse con compañeros de todo el mundo que están tan entusiasmados con el alemán como ellos. Los participantes van acompañados por un profesor de su país de origen y los educadores participan en talleres pedagógicos durante el evento.
Unidos por el alemán
Uno de los objetivos de la IDO es promover Alemania como lugar de estudios superiores o universitarios. "Nos complace que los jóvenes se interesen por el alemán, y muchos de ellos también están interesados en seguir estudiando o trabajar en Alemania", afirma Dirani, directora del proyecto.
Robert Pérez Castillo, mexicano de 17 años, también espera perfeccionar algún día su alemán y obtener un certificado lingüístico de alto nivel. "Pero eso no significa que quiera irme de mi país", escribió.
De hecho, muchos de los futuros objetivos declarados de los participantes no tienen nada que ver con el alemán. Jaryna Schewtschuk, ucraniana de 14 años, espera que acabe la guerra en su país.
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Trabajo en equipo y creatividad
El concurso consta de tres partes: una evaluación escrita individual, presentaciones orales en equipo y un trabajo creativo en grupo. Un jurado compuesto por varias personas evalúa no sólo los conocimientos lingüísticos de los estudiantes, sino también su creatividad y espíritu de equipo.
"Creo que los adolescentes se llevan muchas cosas, también a nivel personal. Creo que [IDO] refuerza su confianza en sí mismos. Pero también se llevan nuevas amistades», explica Dirani. "Y creo que también se van con una mentalidad más abierta hacia otras culturas y países".
Y aunque no hay una medalla de oro real que llevarse a casa, los primeros clasificados en cada uno de los tres niveles lingüísticos evaluados sí reciben un premio.
(aag/ers)
Otros 10 chistes alemanes que nadie puede perderse
Nos dijeron que como humoristas nos moríamos de hambre. Nos dolió, así que sacamos lo mejor de nuestro arsenal para demostrar que en Alemania también hay muchas ganas de reír.
Imagen: Imago/imagebroker/theissen
A propósito de palabras enredadas...
Se supone que el alemán tiene palabras enredadas, largas y complejas. Este chiste alemán se burla precisamente de ese cliché: llega un hombre a la farmacia y dice "hola, quiero una caja de ácido acetilsalicílico, por favor". "¿Se refiere a la aspirina?", pregunta el farmacéutico. "Sí, eso mismo, nunca me puedo acordar de esa palabra".
Imagen: Colourbox/Diego Cervo
El valor del tiempo
A veces el humor refleja a una sociedad y el valor que otorga al tiempo, por ejemplo: un hombre va al peluquero. Éste empieza a atenderlo y, tras largos minutos, hace un comentario: "su cabello se está poniendo gris, ¿eh?". El cliente le responde, molesto: "no me sorprende, con lo lento que es usted".
Imagen: picture-alliance/dpa/P. Seeger
Y el valor del esfuerzo
...O el valor del esfuerzo y del trabajo, que es tan bien visto entre los alemanes: un turista busca la entrada de la Filarmónica de Berlín, sin suerte. Apurado y nervioso, se acerca a un transeúnte y le pregunta: "Disculpe, ¿cómo puedo llegar a la Filarmónica?". El transeúnte lo mira y le dice "practicando, pues. Practicando".
Imagen: Fotolia/didesign
Trabajo de oficina
¿Cuál es el día más difícil para un funcionario público? El lunes, porque debe quitar las páginas del sábado y del domingo del calendario... Ok, ok, otro: llega un funcionario donde su superior: "Jefe, ¿me puedo ir 2 horas antes? Mi esposa quiere que la acompañe a comprar ropa". El jefe le dice "de ningún modo, cómo se le ocurre". "Gracias, jefe, yo sabía que usted no me iba a traicionar".
Imagen: Fotolia/Picture-Factory
¿Cómo se dice?
El alemán es un idioma con mala fama. Para muchos, suena como una gutural forma de expresión llena de consonantes y gritos carrasposos. No es así, pero qué le vamos a hacer. De ahí surgen chistes que, a estas alturas, son muy conocidos. Algunos: ¿cómo se dice trueno en alemán? "Nubescrujen". ¿Cómo se dice suegra en alemán? "Storbo". ¿Cómo se dice bus? "Subenempujenpujenbajen".
Imagen: picture-alliance/dpa/P. Zinken
Uno de quesos
A veces se puede hacer humor de cosas simples, como la pronunciación. Un ejemplo: Dos alemanas pasan frente a una quesería que se llama "La Alemana", se detienen frente a la vitrina y empiezan a reír a carcajadas. El dueño del local las oye, las mira intrigado y decide salir a averiguar qué pasa. "Señoras, ¿por qué se ríen?", les pregunta. "Ah, porque ahí dice "que-se-ría-La-Ale-ma-na". Oj-oj.
Imagen: picture-alliance/dpa
De Frisia Oriental
En nuestra anterior galería les hablamos de los frisios orientales, que tienen fama de "lentos" en Alemania. Acá tenemos dos ejemplos de chistes sobre ellos. ¿Por qué los de Frisia oriental guardan botellas vacías en el refrigerador? Para ofrecerles algo a los invitados que no quieren beber. Otro, más malo aún: ¿Por qué los de Frisia oriental no comen Brezel? Porque no saben cómo desatar el nudo.
Imagen: Fotolia/fottoo
Polémica deportiva
En Alemania el fútbol es pasión de multitudes. Por eso no es raro hacer humor con este deporte. Un chiste clásico: un niño le pregunta a su papá qué pasa cuando un jugador pierde la vista. "Sencillo, hijo, se convierte en árbitro". Uno para expertos en la Bundesliga y Eurovisión: "Dicen que en 2018 Alemania mandará al Hamburgo a Eurovisión". ¿Por qué? Porque ellos al menos quedan en el puesto 16.
Imagen: picture-alliance/dpa/U. Deck/dpa
Otto y Fritz, Otto y Hans
Otto, Fritz, Hans son usados habitualmente en América Latina para nombrar a los personajes de origen alemán que protagonizan historias donde intentan poner en práctica la lógica y terminan, muchas veces, superados por la realidad. Acá uno escatológico: "¿A dónde vas, Otto?", pregunta Fritz. "A la farmacia, a comprar píldoras para hacer caca", responde Otto. "¿Y por qué no compras la caca hecha?".
Imagen: picture-alliance/dpa/J. Kalaene
Un libro en blanco
Precisamente la fama de malos para los chistes de los alemanes nos lleva a sufrir con cuentos como el que nos envió Reinaldo Castillo a nuestro Facebook. ¿Cómo se llama el libro más corto del mundo? "100 años de humor alemán". Dicen que está muy bueno, pero nosotros todavía no lo entendemos.