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En busca del patrimonio cultural germano-judío

24 de octubre de 2011

Muchos judíos han emigrado desde el Viejo Continente a los sitios más inimaginables. Un proyecto en Potsdam investiga de dónde llegaron, a dónde fueron y qué huellas sembraron los judíos germanoparlantes en el mundo.

Maletas del Archivo Alemán del Exilio, 1933-1945.
Desde Europa, en todas direcciones...Imagen: Deutsche Nationalbibliothek/Sylvia Asmus

Provenientes del este de Europa central –Bucovina, los otrora Imperio Austro-Húngaro e Imperio Alemán, Galicia, la península ibérica–, los judíos europeos, de lengua germana o yiddish, se esparcieron por todo el mundo. Atrás dejaban su huella en las regiones que hoy ocupan países como Ucrania, Rumania, Rusia, Polonia y Alemania. Eran fundamentalmente hombres de grandes y pequeños negocios, médicos, artesanos, libreros, juristas. Y no siempre se fueron voluntariamente.

Persecuciones

Huyeron de penurias económicas, pero también del antisemitismo, de la discriminación, de matanzas (que se conocieron con la voz rusa “pogromos”), de la falta de perspectivas. Y con la esperanza de una nueva vida, más segura, llegaron a América del Norte y del Sur, a la caribeña República Dominicana, a China, a Palestina, entre otros destinos. En sus nuevas patrias fundaron asentamientos y sinagogas, hospitales, escuelas, bancos, cooperativas agrícolas y publicaciones periódicas. Se convirtieron en actores, músicos, científicos. Sufrieron nuevamente las consecuencias del antisemitismo.

Atentado contra la Asociación de Mutuales Israelitas Argentinas (AMIA), en Buenos Aires, 1994.Imagen: AP

Tradición

Estas personas no sólo llevaban consigo una maleta con sus efectos personales, comenta Elke Kotowski. “Desde Alemania, llevaban consigo sus tradiciones, habilidades artesanales, trajes, recetas de cocina. Eso se mantuvo en las familias, se transmitió de generación en generación. Aunque muchas veces los descendientes no son concientes del origen de estas cosas.” Por eso Kotowski y su equipo han emprendido el camino tras esa huella.

“Cultura e Identidad” es el título del proyecto que dirige esta investigadora del Centro Moses Mendelsohn de Potsdam. Los historadores quieren perseguir el patrimonio cultural judío alrededor del mundo, saber qué queda de las culturas emigradas y cómo éstas se mezclaron con la cultura de los países de acogida.

Judíos alemanes camino a Israel alrededor de 1946.Imagen: picture-alliance/akg-images

Cuatro escobas

Hay mucho por descubrir. “En desvanes, sótanos, cajas y estantes se hallan todavía verdaderas joyas. Bienes heredados, fotos, cartas, diarios de emigrados, tesoros que tienen que ser registrados, que nos proveen de información sobre la vida de los inmigrantes judíos antes y después de la migración. Sería sencillamente una pena que estas cosas terminaran en la basura”, opina la historiadora.

De vez en cuando se tropiezan con verdaderas curiosidades. “A un kibutz en Israel llegaron algunos suabos alemanes. Ellos, como sabemos, se preocupan especialmente por mantener limpios su casa y su patio, así que se trajeron de su pueblo ¡cuatro tipos diferentes de escobas!”, cuenta Kotowski. Escobas como esas existieron luego durante siglos en el kibutz.

En todo el mundo

El proyecto dirigido por Kotowski pretende rescatar del olvido el patrimonio cultural germano-judío. Hay mucho que descubrir también a través de las biografías individuales. Así que los historiadores de Potsdam han trabado contactos “en todo el mundo”: embajadas alemanas en sesenta países los proveen con los primeros contactos, nombres, iniciativas. A ellas deben sumarse aún muchas pequeñas y grandes instituciones locales –museos, centros reconservación e investigación histórica, asociaciones culturales, medios, universidades. “Estoy segura que en todas partes se encuentra algo”, dice la investigadora.

Este proyecto del Centro Moses Mendelsohn de Potsdam ha sido en principio planeado para dos años, tiene amplias aspiraciones y cuenta con el apoyo del Gobierno federal a través de su secretaría de Cultura y Medios. “No se trata sólo de la emigración durante la época nazi, sino de estudiar los flujos migratorios de judíos germanoparlantes desde el siglo XVIII”, aclara el director del centro, Julius Schoeps.

Lo mismo en un kibutz en Israel (foto), que en otras naciones del mundo, los judíos germanoparlantes han dejado una huella cultural.Imagen: picture-alliance/dpa

Este 25 de octubre el proyecto abrirá con una gran conferencia científica internacional. Expertos de Alemania, Austria, EE.UU. y América Latina intercambiarán conocimientos y particparán en discusiones sobre literatura germano-judía, tradiciones musicales, culturas del recuerdo, rol y emigración de los empresarios judíos, identidad y autoconciencia. Los organizadores quieren dar a conocer e impulsar así su proyecto, y miran también hacia países como Polonia, Ucrania y Rusia, donde la investigación del patrimonio cultural judío apenas ha comenzado.

Autora: Cornelia Rabitz / Rosa Muñoz Lima

Editor: Enrique López Magallón

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