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En cuestión de sexo, también los peces mienten

Daniel Martínez4 de agosto de 2008

Un estudio de la Universidad de Postdam revela que en el reino de los peces, la mentira también es una herramienta importante para tener sexo.

Esos ojos de inocencia también pueden engañar.Imagen: picture-alliance / Hippocampus Bildarchiv

El equipo científico encabezado por el biólogo Dr. Martin Plath logró comprobar por primera vez la utilización de las mentiras y las maniobras de engaño en actividades de apareamiento de los peces. Objeto del estudio, en el que también participaron el Centro de Investigaciones del Noroeste (México) y la Universidad de Oklahoma (USA), fue el comportamiento del pez Topote del Atlántico (Poecilia mexicana).

Diferente sexualidad

Hay dos tipos de peces en esta familia cuyas formas de reproducción difieren abiertamente: en la primera se realiza a través del apareamiento; en el segundo las hembras no requieren de los machos pues les basta que estos, a distancia, liberen su esperma.

En la segunda modalidad la reproducción da como fruto mayoritariamente Topotes femeninos, por lo cual los hombres de la otra especie siempre son requeridos aunque estos, instintivamente, prefieren a las hembras de su propio grupo, especialmente a las más grandes, pues éstas producen aún más descendientes.

Despistar al rival

El equipo del Dr. Plath estableció, tanto en su laboratorio en Postdam como en pruebas in situ en México, que los Topotes masculinos, cuando están solos y al frente de dos hembras, le dedican toda su atención y cortejo, en busca del apareamiento, a las más grandes de su propia especie y no se ocupan con aquellas que sólo necesitan su esperma.

La conducta cambia completamente tan pronto otro macho aparece en escena y es percibido como rival. Entonces le dedican su atención a la hembra que hasta entonces habían ignorado, en procura de engañar al competidor, llevarlo a un error, desatando una lucha por ella, para al final quedarse con la que verdaderamente les interesó desde el principio.

Cuando el rival ha desperdiciado su semen en la hembra equivocada, el primer Topote se puede aparear sin problemas con la que es más adecuada para producir descendencia. “Como en los seres humanos, los peces también conducen a los otros a errores para tener éxito”, le explicó a DW-WORLD el Dr. Plath.

Evolución y apareamiento

El científico reveló que la importancia del estudio radica en “establecer los mecanismos de selección de pareja en un contexto social, pues éste es uno de los mecanismos más importantes de selección en la naturaleza”.

La clave es que los individuos reconocen rápidamente sus ventajas y las utilizan tan pronto son necesarias como garantes del éxito en el apareamiento, es decir, en su conducta sexual.

“Esto es lo que vimos en el estudio y nuestro próximo paso es ampliar la investigación a otro tipo de peces para descartar que el comportamiento sexual del Topote del Atlántico sea una excepción”, dijo el Dr. Plath.

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