La aparición de veinte perros atados a la vía del tren en Sevilla ha sorprendido en Alemania. Pero es algo que se repite al terminar la temporada de caza en un país en el que se abandona un perro cada cuatro minutos.
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"En España existe una cultura muy arraigada de maltrato animal", explica Javier Moreno, director de la asociación Igualdad Animal. "Se calcula que unos sesenta mil animales son maltratados en fiestas populares y unos 150.000 perros y gatos son abandonados cada año". A él no le ha sorprendido el caso de los veinte perros atados a las vías del tren en la provincia de Sevilla. "Son más habituales de lo que creemos escenas tenebrosas como esta, como ver animales ahorcados o arrojados en pozos", advierte.
"En el mes de febrero –añade Moreno– termina la temporada de caza y los abandonos de animales aumentan". El Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil, Seprona, encargado de perseguir este tipo de delitos, encuentra anualmente unos cincuenta mil perros de caza muertos. Sobre el suceso denunciado hoy en Sevilla, nos dicen, no pueden ofrecer datos porque se está investigando el caso y hasta que no haya avances significativos en la investigación o incluso algún detenido, no se ofrecerá más información.
¿Es algo así posible en Alemania?
"En Alemania, un caso así está estrictamente prohibido desde los años setenta por la Ley de Protección de los Animales y conllevaría una dura condena", explica el doctor Edmund Haferbeck, director del departamento legal y científico de la asociación PETA Deutschland. La pena por este tipo de delitos puede llegar a los tres años de cárcel, pero sin antecedentes penales la condena sería rebajada a una mera sanción económica. "Aquí también se dan casos de tortura animal", admite Haferbeck, que destaca que en el país "hay ocho millones de perros, además de muchos otros animales domésticos". Sólo Rusia tiene más animales domésticos que Alemania en Europa.
"También aquí son habituales, como en España, el abandono de mascotas en los meses de verano: hay entre cincuenta mil y ochenta mil casos al año", relata Haferbeck. Casos extremos de tortura animal, explica, en los que se los llega a matar, están en cualquier caso prohibidos, tanto en España como en Alemania, por la legislación europea. Efectivamente, España adoptó el año pasado el Convenio Europeo sobre Protección de Animales de Compañía, que entró en vigor precisamente este mes. Pero es un convenio aprobado en 1983.
Atraso legislativo
"A nivel legislativo, España está a la cola de Europa en protección animal", admite Moreno. "En cambio, en los últimos años ha aumentado la sensibilización de la ciudadanía respecto al maltrato animal". ¿No es que haya más casos ahora, sino que son más visibles? "Cada cuatro minutos se abandona un perro en España", explica Isabel Ottino, activista de la asociación de protección animal Evolución. "Muchas familias han aprovechado la crisis económica para deshacerse de sus mascotas", protesta.
Y coincide con Moreno respecto a lo del atraso legislativo: "Hay un problema y es que no hay una ley de protección animal, básicamente por el tema de la tauromaquia: cada vez que se ha intentado hacer una ley así ha chocado con los defensores de los toros, que tratan de excluirlos de cualquier legislación de protección animal". "Y pasa lo mismo con la caza, otro de los símbolos del poder en España", añade. Aunque admite que hay más gente que adopta perros abandonados: "Hasta hace pocos años, la mayoría de los galgos que rescatábamos los mandábamos fuera de España: a Alemania, Suiza, Francia o Bélgica". "Eso sí que es 'Marca España' –ironiza–: cada vez que un galgo llega a otro país es una medida del fracaso de nuestro país, no puede ser que matemos animales a los que en otros países reciben con los brazos abiertos".
Para ella, hay que endurecer las leyes, pero no es lo principal: "Educar es fundamental: si tú a un niño lo educas desde pequeño, de mayor no va a ser un maltratador de animales". Haferbeck no lo tiene tan claro: "Desde luego se podría hacer más en cuanto a educación, pero siempre habrá gente que se comporte de modo inaceptable con los animales, gente que simplemente es mala y que les da igual lo que les pase a otros seres vivos". Por eso, para él la legislación es más importante en este caso que la educación. Y, claro, lo importante es que se cumpla.
Autor: Luis García Casas (VT)
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¿El fin de la cría intensiva de animales?
El nuevo atlas de la carne promete "recetas para una mejor tenencia de animales". Si repensamos nuestro consumo de carne se benefician animales, consumidores y el medioambiente, afirman los editores.
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Cría intensiva de animales a nivel global
El consumo de carne crece rápidamente. Los bosques son talados para crear espacios para plantas forrajeras. La cría intensiva de animales lanza al mercado carne cada vez más barata. Pero el precio a pagar es en realidad muy alto: un gran daño para el medioambiente, así como aguas contaminadas con nitratos. Muchos pequeños agricultores pierden la batalla por los precios y terminan rindiéndose.
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Comer menos carne
Si los alemanes reducen a la mitad su consumo de carne, podrían alimentarse sanamente respetando el medioambiente. Se podría empezar por servir porciones más pequeñas en las cantinas o restaurantes. Para hacer repensar a los consumidores se podría crear una etiqueta de CO2 para la carne o un “impuesto de protección animal”, que promueva la tenencia de animales, acorde con la especie.
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Limitar el uso del abono líquido
En 2017 se esparcieron en Alemania 208 millones de metros cúbicos de estiércol, abono líquido y restos de fermentación. Estos fertilizantes provenían de la explotación intensiva de animales, dentro y fuera del país. En consecuencia la concentración de nitrato en las aguas subterráneas excedió ocho veces el límite marcado por la UE. Así los consumidores pagan más para la producción de agua potable.
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Más campo, menos establo
La regla básica debe ser que un negocio mantenga solamente un número de animales acorde a sus áreas de cultivo. Entonces las excreciones de los animales podrán ser empleadas como fertilizantes en el ciclo agrícola, sin dañar el medioambiente. Además los suelos de las praderas almacenan CO2.
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Etiqueta de buena ganadería
Los consumidores deberían saber de dónde proviene su carne. Los autores del atlas exigen que esté señalado el tipo de tenencia animal, así como detalles sobre el pienso y el espacio disponible para los animales. Pero no será fácil llevarlo a la práctica, ya que faltan tanto los estándares correspondientes en la UE, como una reglamentación acorde por parte de la Organización Mundial del Comercio.
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Reutilizar todo
Entre el 40 y 55 por ciento de un animal sacrificado es considerado “despreciable” y nunca llega al mostrador de una carnicería alemana. Una parte es exportada, causando problemas en los mercados locales. En Alemania son cada vez más los cocineros estrella que redescubren las entrañas, sesos o estómagos con la meta de reutilizar todo el animal, sin producir desechos.
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Tenencia combinada
Plantas fotovoltaicas como pasto de ovejas, huertos frutales para la ceba de gansos o gallinas en una plantación frutal, que coman los parásitos, abonen el prado y encima pongan huevos. La tenencia combinada beneficia a todos: el agricultor obtiene mayores ingresos y los animales disfrutan de una vida acorde a las necesidades de su especie.
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El que lo puede todo
Es difícil vender la carne de las vacas lecheras “turbo” o de las gallinas ponedoras industriales y también la descendencia masculina es poco rentable. Sin embargo, hay razas animales que producen tanto carne, como leche o huevos – aunque son más lentas en el proceso de producción. Muchos agricultores ecológicos redescubrieron viejas razas de animales útiles.
Imagen: AP
Muchas reglas, poco control
La tenencia de animales útiles está reglamentada por prescripciones de la UE y por el derecho alemán de protección animal. Los animales deben ser mantenidos acorde a su comportamiento biológico y sin dolores ni sufrimiento. Pero un estudio destapó que más de la mitad de los animales están enfermos. Los protectores de animales exigen mayores penas, más control estatal y un derecho de demanda.
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Guerra de precios entre minoristas
En Alemania hay cinco cadenas de supermercados que controlan tres cuartas partes de la oferta alimenticia. Los precios son dictados muchas veces por los minoristas, que ofrecen carne barata todas las semanas. Pero, según el atlas de la carne, los líderes en el mercado podrían utilizar su poder para fomentar la protección animal. Por ejemplo, a través de etiquetas controladas independientemente.
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Reorganizar los subsidios de la UE
La UE subvenciona todos los años con unos cinco mil millones de euros sobre todo a los grandes establecimientos – porque el fomento se paga por hectárea. Los autores del atlas de la carne exigen que se redistribuya la ayuda agrícola de la UE entre pequeños y medianos establecimientos y que aquellos que practiquen una tenencia acorde a las especies y al medioambiente también obtengan más dinero.