El diario italiano La Stampa, de Turín, sobre la alocución de la canciller alemana en el parlamento israelí: “En hebreo la palabra ‘vergüenza’ tiene una fuerza increíble. Tiene apenas dos cortas pero fuertes sílabas: ‘Busha’. ‘La schoah nos llena a los alemanes de busha’, El Holocausto nos llena a los alemanes de vergüenza, dijo Angela Merkel en la Knéset, el parlamento alemán.

La mención de la vergüenza como sentimiento de los alemanes pone la conciencia histórica de Alemania a un nuevo nivel, tanto emocional como moral. El imperativo ético que expresa la canciller alemana, Angela Merkel, demuestra un muy profundo sentimiento, casi imposible de describir con palabras.”

Entre amigos hay que decirse la verdad

El periódico alemán Süddeutsche Zeitung, advierte: “Alemania tiene que cuidarse de no cometer el garrafal error del presidente estadounidense Bush y actuar en el proceso de paz para el Cercano Oriente en forma parcializada.

Merkel no se puede dejar paralizar por el abrazo de los israelíes. En su discurso ante el parlamento de Tel Aviv no mencionó a los palestinos ni con una sola palabra. Merkel tiene que guardar su independencia al mismo tiempo que critique sincera y claramente su política de colonización. Porque decirse la verdad, es también positivo para la amistad.”

Guerra contra Irak: cinco años después

El rotativo Nepszabadsag, de Budapest escribe: “Los planeadores de la Guerra contra Irak creyeron que, a bajos costos, podían demostrar la efectividad de sus fuerza armadas y que el pueblo de Bagdad los iba a recibir como a los libertadores con los brazos abiertos, como sucedió en París en 1944. A Bush le dio un choque vio que la recepción no fue con flores, mientras el mundo miraba atónito al enterarse de que Bush podía ser tan iluso.

Cinco años, miles y miles de muertos y tres mil millones de dólares más tarde lo que ha pasado es que el precio del petróleo crudo ha subido por encima de los 100 dólares. Pero, por lo menos, hay gente a la que le ha servido la Guerra contra Irak: a Arabia Saudita, a Rusia, a los consorcios petroleros y, desde luego, a Bin Laden.”