La ONG británica "Investigación de Conflictos Armados" (CAR) acompañó a las tropas iraquíes durante la ofensiva contra el EI en Mosul. DW habló con James Beavan, sobre las fábricas de armas del grupo terrorista.
Publicidad
Los expertos inspeccionaron seis fábricas de armas del EI y examinaron armas y munición abandonadas en el campo de batalla. Este 14 de diciembre publicaron un exhaustivo informe.
DW: ¿Qué tipo de armas fueron producidas en las fábricas de armas y munición del EI, y en qué cantidad y calidad?
James Beavan: El Estado Islámico produce, sobre todo, morteros de diferentes calibres, en especial de 120 mm, así como granadas y al menos dos tipos de misiles. Encontramos evidencias de que las fábricas de armas han producido decenas de miles de estas armas, bajo controles estandarizados de calidad, seguidos al pie de la letra.
¿Qué tanto depende el Estado Islámico de su propia producción armas? ¿Qué papel tiene en la logística de guerra de dicha milicia terrorista?
El EI utiliza armas improvisadas, pero las emplea de manera convencional. La mayoría de los comandantes de EI son exoficiales del ejército iraquí o de los servicios de inteligencia.
¿Cuál es el nivel técnico de la producción de armas?
Aunque las instalaciones de las fábricas de armas se vieran muy simples, la producción está organizada para fabricar el número y tipo de armas requeridos, manteniendo su alta calidad. Un nivel tan avanzado de calidad que no hemos visto en ningún otro ejército no gubernamental. Nuestra ONG examinó armerías en Ramadi, Faluya y Tikrit, pero la producción en Mosul era mucho mayor.
Mosul es el centro económico del Estado islámico, la segunda ciudada más grande en Irak.
Según el informe de su ONG Investigación de Conflictos Armados (CAR), el EI recibía, primordialmente de Turquía, gran parte de los químicos precursores necesarios para la producción de combustible para misiles y bombas. ¿Cómo puede funcionar una red de suministro del EI por tanto tiempo, sin que fuera detectada por los servicios de inteligencia?
El gobierno turco sabe que tiene un problema; por ello ha buscado regular el mercado doméstico de nitrato de potasio, o salitre. Un químico usado en la agricultura como fertilizante, pero que también puede utilizarse para la fabricación de explosivos.
Cierto es que es que el EI fue capaz de obtener suministros de precursores y materias primas químicas durante mucho tiempo en el mercado de Turquía. El estudio de la cadena de suministro lo demuestra muy claramente. Mientras la frontera de Turquía con las zonas bajo el mando del Estado Islámico estuvo durante largo tiempo prácticamente abierta, la frontera con zonas kurdas en Siria se mantenía herméticamente sellada.
La cruenta batalla de Alepo
La ciudad, antaño eje comercial sirio, se ha convertido en un descampado donde aún habitan miles de personas sometidas a los avatares de una guerra sanguinaria.
Imagen: Getty Images/AFP/G. Ourfalian
Al comienzo fueron protestas pacíficas
Como en muchas otras ciudades de Siria, en Alepo el malestar ciudadano por la conducción del país estalló a comienzos de 2011. Numerosas protestas contra el régimen de Bashar al Assad y las violaciones a los derechos humanos, además del desgaste de un liderazgo cuestionado, propiciaron el escenario perfecto para un alzamiento popular.
Imagen: dapd
Primeros ataques armados
Esta imagen de la localidad de Homs muestra los efectos de los primeros ataques contra las fuerzas del Gobierno en el país. En Alepo, a comienzos de febrero de 2012, 28 personas perdieron la vida en escaramuzas con artillería entre fuerzas rebeldes, aún mal organizadas, y las tropas del Ejército de Siria.
Imagen: Reuters
La metamorfosis
En esta imagen, civiles y uniformados protestan contra Al Assad. Los uniformados son miembros del Ejército Libre de Siria, agrupación rebelde conformada por soldados desertores del Ejército sirio. Las banderas que flamean no son las del país, sino las de la oposición. Lentamente se monta el escenario para la dura guerra civil que marcará al país por los próximos años.
Imagen: Reuters
Surgen las armas
Soldados del Ejército Libre de Siria patrullan en el barrio de Salahadin, uno de los primeros de Alepo en caer en manos de las fuerzas rebeldes. La imagen es de agosto de 2012. Lentamente el Gobierno de Al Assad comenzaba a perder el control sobre el territorio de la mayor ciudad de Siria. Al mismo tiempo, los insurgentes lanzaban ofensivas contra Damasco.
Imagen: Reuters
Ayuda internacional
Apremiado por la situación interna, el presidente Bashar al Assad comenzó a buscar ayuda en el exterior. Los primeros en acudir a su lado fueron los iraníes. En la imagen, el entonces ministro de Exteriores persa, Ali Akbar Salehi, saluda al mandatario sirio en Damasco. Irán ha aportado tropas y asesores militares, vitales para la recuperación del Ejército de Siria.
Imagen: Reuters
Momento de tranquilidad
Desde el comienzo oficial de la llamada "Batalla de Alepo", el 19 de julio de 2012 tras una ofensiva rebelde, ha habido sucesivos remansos de paz. Como éste, declarado por un día de celebración musulmán a fines de octubre de 2012, aprovechado por la gente para comprar comida en el norte de la ciudad.
Imagen: AFP/Getty Images
Cascos blancos recuerdan a sus colegas
Ante la falta de organizaciones "oficiales", Alepo ha debido reconstruir sus instituciones. Una de las más conocidas es la de los "cascos blancos", voluntarios que rescatan a las víctimas de los bombardeos y cuyo nombre llegó a sonar como candidato al Premio Nobel de la Paz. En la imagen, recuerdan a sus miembros caídos en cumplimiento del deber.
Imagen: Reuters
Caos, terreno fértil
El caos en el que se ha visto sumido el país, especialmente Alepo, ha sido caldo de cultivo para que tomen fuerza distintos grupos armados. El más conocido es Estado Islámico, que lucha contra el Ejército de Siria y contra los rebeldes. Otros grupos son el Ejército Libre de Siria, el Frente al Nusra y las fuerzas kurdas.
Imagen: picture alliance/ZUMA Press/M. Dairieh
Víctimas inocentes
Como siempre en la guerra, los niños son los más afectados. Los bombardeos incesantes, primero de la aviación siria y luego de la rusa, han reducido la ciudad a escombros, muchas veces con sus habitantes dentro. Esta imagen, icónica por lo cruda, es la del niño Omran Daqneesh, de cinco años, herido tras un ataque ruso.
Imagen: picture-alliance/AA/M. Rslan
Con una ayuda de mis amigos
Rusia apoya desde septiembre de 2015 a las tropas de Al Assad, marcando un giro en la guerra. Desde entonces, el Ejército avanza sobre las zonas rebeldes. Esos triunfos han sido a costa de la ciudad y sus vecinos, que ahora viven en un cementerio de edificios. Pero, pese a la adversidad, siempre habrá un minuto de inocencia, para tomarse un respiro y jugar. Aunque sea en medio de la destrucción.