"No era un jugador perfecto, tengo que decirlo, para ser un delantero. A veces intenté sacar ventaja tirándome al suelo y diciendo luego que el jugador contrario me había tocado, cuando no era cierto", declaró Blatter a la cadena CNN.

De esta confesión televisiva pueden sacarse dos conclusiones: una, que nadie puede echarse el manto de santo, y otra, que Blatter debe conocer muy bien los trucos para sacar pequeñas ventajas engañando al árbitro.

Blatter pedagógico

La práctica de arrojarse al suelo simulando una falta fue una de las más criticadas por la FIFA, que aleccionó a los árbitros del Mundial para que tomaran precauciones y actuaran contra ella. "Creo que todos los jugadores, especialmente los delanteros, tienen la costumbre de tirarse. A nadie le gusta llegar al área y perder el balón porque alguien te lo quita", afirmó el presidente del organismo internacional.

"En esos casos", prosiguió Blatter, "te sientes frustrado y entonces sólo puedes hacer dos cosas: intentar recuperar la pelota y cometes falta o tirarte y a continuación decir que el adversario te ha tocado". Buena lección de fútbol: delanteros, apunten lo que dice este máximo representante del balompié.

La vocación teatrera del futbolista es según Blatter algo "normal". El presidente entiende que los jugadores intenten por todos los medios sacar algo de ventaja, aunque esos medios supongan mentir al árbitro y jugar sucio. "Pero ahora", precisó, "(los jugadores) están al nivel de un Mundial y son profesionales, de manera que deberían meditar sobre ello".

Es decir, que ir contra las reglas está bien siempre y cuando uno dedique un par de minutos a reflexionar sobre su falta. Y eso lo dice Blatter.