Los expertos creen que el origen del escape radioactivo a finales de septiembre está en Rusia. Se trata de una empresa en el sur de los Urales. Lo extraño: una vez más nadie se responsabiliza de lo sucedido.
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En Francia y Alemania se detectó en la atmósfera una nube radioactiva con rutenio 106. El Instituto de Seguridad Nuclear francés (IRSN) estimó que se liberó entre 100 y 300 terabecquerel, una cantidad que se considera preocupante para la población local.
El servicio meteorológico ruso, Roshydromet, informó el 21 de noviembre que en varias regiones rusas, sobre todo en el sur de los Urales había aumentado la cantidad de rutenio en la atmósfera. Según el Kremlin, ninguna autoridad rusa ha notificado hasta ahora un accidente nuclear.
Raschid Alimow de Greenpeace Rusia dijo a DW que se puede asegurar que el rutenio 106 no procede de un accidente en un reactor nuclear, porque entonces se habrían liberado otras sustancias radioactivas. Entonces habría que partir de la idea que fue un accidente, por ejemplo, a la hora de gestionar residuos radioactivos.
Teniendo en cuenta los datos de los diversos institutos europeos y los meteorólogos rusos, se pudo localizar la procedencia exacta del rutenio 106 en el sur de los Urales, en un pueblo llamado Argajash, en la región Cheliábinsk. Los valores fueron 986 veces superiores a los del mes anterior. Cerca hay una empresa, Mayak, que fabrica componentes para armas nucleares yse encarga del reciclaje de combustible nuclear. Esta pertenece a la agencia rusa de energía nuclear, Rosatom. Las autoridades del país confirmaron a DW que en sus instalaciones no se habría producido ningún incidente en el que se podría haber liberado sustancias radioactivas.
La causa está clara
Nadeschda Kutepowa, antigua coordinadora de la organización medioambiental "Planeta de la esperanza", dijo a DW que la causa de la liberación de rutenio 106 es conocida en el "99%". Esta activista observó durante muchos años la planta Mayak e informó que tenía problemas medioambientales. Desde 2015 vive en Francia, donde solicitó asilo político tras sufrir agresiones en Rusia.
La experta calcula que entre el 25 y el 26 de septiembre, el rutenio 106 se liberó en una planta de vitrificación, donde los desechos altamente radioactivos se reprocesan y se confinan en matrices de vidrio sólidos que evitan la dispersión. En Mayak, sin embargo, descartaron producir rutenio 106 y ser el origen del problema. Kutepowa replicó diciendo que "no producen rutenio 106, pero sí se genera durante el funcionamiento de la planta de vitrificación”.
La activista asegura que ya había habido problemas con el funcionamiento de un nuevo horno. Se desconoce si dicho horno comenzó a funcionar bajo la supervisión del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
No hay información suficiente
Mayak es la planta de gestión de sustancias radioactivas soviética más antigua, donde han tenido lugar una serie de accidentes. En 1957 se produjo una explosión que superó la catástrofe de Chernóbil, en lo que respecta a la liberación de radionucleidos, aclara Anna Vero Wendland, experta en plantas nucleares ubicadas en ciudades del este europeo. La verdad sobre la tragedia de 1957 se dio a conocer en la época de Gorbaschov y solo en parte. Ahora, subraya Wendland, tampoco hay mucha información.
Greenpeace Russia también denuncia la sequía informativa. "Si se detectó rutenio 106 en la atmósfera es que hubo un escape accidental. Los accidentes hay que investigarlos”, afirma el experto de Greenpeace Raschid Alimow. Esta organización exige a la Fiscalía rusa a determinar si hubo un posible encubrimiento de un accidente de radiación nuclear.
Mikhail Bushuev/Irina Filatova (RMR/VT)
Tras Fukushima, ¿adiós a la energía nuclear?
La catástrofe nuclear de Fukushima ocurrida hace seis años tuvo consecuencias desastrosas para muchas personas, para Japón y para la industria atómica. ¿Sigue teniendo futuro esta tecnología de riesgo o está superada?
Imagen: UN Photo/IAEA/Greg Webb
Más radiactividad que una bomba atómica
En marzo de 2011, tras varios terremotos y un tsunami, se produce fusión del núcleo en tres centrales atómicas y explosiones de hidrógeno en cuatro de ellas. Para muchas personas, esa posibilidad era inimaginable. Tras el accidente, fue liberado Cesio 137 en cantidad 500 veces superior al de la bomba de Hiroshima.
Imagen: picture alliance/dpa/Abc Tv
Enormes costos y daños
Las consecuencias de la catástrofe son inmensas. Según cifras del Gobierno japonés, los costos ascienden a unos 21.5 billones de yenes, es decir, unos 177 mil millones de euros. A ello hay que añadir el sufrimiento humano y los daños que la radiactividad ha causado a otros países.
Imagen: picture-alliance/dpa
El Pacífico seguirá contaminado
Sobre todo están contaminadas las aguas del subsuelo. Una parte se bombea hacia afuera y la otra acaba desembocando en el Pacífico.
Imagen: Getty Images/C. Furlong
Cáncer de tiroides 20 veces más frecuente
Dentro de la tragedia, Japón tuvo suerte. El viento arrastró la radiactividad en dirección al mar, por lo que, de esta manera, los 50 millones de personas que viven en Tokio quedaron a resguardo. Pero la región de Fukushima quedó muy contaminada. 200.000 personas perdieron su hogar y se diagnostica cáncer de tiroides en niños con una frecuencia veinte veces mayor que la habitual.
Imagen: Reuters
La mayoría contra la energía atómica
De los antiguos 54 reactores, funcionan ahora solamente dos. El Gobierno se sigue aferrando a la energía atómica y trata de reactivar algunos reactores, pero las regiones afectadas se oponen a ello. Hasta ahora, con éxito.
Imagen: REUTERS
Profunda crisis en la industria atómica
Seis años después de la catástrofe, los consorcios de energía atómica atraviesan una profunda crisis. Tanto en Japón, como en Estados Unidos o Francia sólo obtienen pérdidas, no se venden más centrales nucleares y los planes para construirlas sufren retrasos.
Imagen: Reuters
Un desastre no exportable
Francia depositó grandes esperanzas en una central de nueva generación, el reactor de agua a presión europeo (EPR por sus siglas en inglés). Al parecer, es más seguro, exportable y tendría que haber inicado su funcionamiento en 2012 en Flamanville. Pero no se inaugurará hasta 2018 y costará más de 10 mil millones de euros, tres veces más de lo previsto.
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¿Construye Reino Unido una central atómica?
Reino Unido lleva años planeando la construcción de dos reactores EPR en Hinkley Point. Se estima que los costos rondarán los 33 mil millones de euros y que estará lista en 2019. El proyecto suscita muchas dudas, pues esta energía será mucho más cara que la solar y la eólica y, sin masivas subvenciones, no sería competitiva.
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Centrales, ni regaladas
Hubo un día que las centrales atómicas eran algo lucrativo. Pero muchas instalaciones se han quedado anticuadas, hay que repararlas y únicamente producen pérdidas. Por ese motivo, el consorcio suizo Alpig quería regalar sus dos centrales atómicas, que superan las tres décadas de vida, a la energética francesa Edf. El obsequio fue rechazado.
Imagen: picture-alliance/dpa/P. Seeger
El apagado nuclear en Alemania sigue adelante
Alemania decidió acabar con la energía nuclear tras la catástrofe de Fukushima. Hasta el momento, se han apagado nueve reactores. Los ocho restantes lo harán de aquí a 2022. Los consorcios pagan 23.000 millones de euros a un fondo estatal para financiar los costos de la basura nuclear. Pero el Estado no contribuirá a financiar el caro desmantelamiento de las centrales nucleares.
Imagen: picture-alliance/dpa/D. Ebener
Aumenta el miedo a un accidente nuclear
En la Unión Europea y Suiza siguen funcionando 132 reactores. Estaban pensados para tener una vida de entre 30 y 35 años. De media, tienen 32 años. Se producen cada vez más averías en sus instalaciones y se conocen deficiencias en su seguridad. Todo ello indica que es hora de que se produzca su apagado, porque la actual situación es como una ruleta rusa.