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Energía atómica

14 de marzo de 2011

El peligro radioactivo generado por las explosiones en centrales nucleares de Japón, asolado por un fuertísimo terremoto y un tsunami, reaviva la discusión sobre la controlabilidad de la energía atómica en Europa.

Manifestación contra la energía atómica en Alemania.Imagen: picture-alliance/dpa

Neue Zürcher Zeitung, de Zúrich: “A los defensores de la energía nuclear se les hará más difícil que nunca convencer a la opinión pública, ya de por sí escéptica, de las ventajas de esta tecnología. Pero sería importante que la discusión, manejada hasta ahora demasiado ideológicamente, volviera a concentrarse en el meollo del problema, es decir, en la posibilidad de controlar esa fuente de energía aún en caso de producirse fallas graves. En vista de los sucesos dramáticos que asolan Japón, no será posible evitar preguntarse qué intereses pesan más, y cuál es el nivel de riesgo que estamos dispuestos a enfrentar para saciar nuestra avidez incontenible de energía.”

La solidaridad, prioritaria

La Croix, de París: “El debate sobre la energía atómica ha vuelto a avivarse con más fuerza que nunca. Debido a que los combustibles fósiles aceleran el cambio climático, la energía nuclear volvió a cobrar prestigio como fuente limpia y segura, a pesar de que sus enemigos digan hoy que siempre advirtieron sobre sus peligros. Cualquier solución a nivel político será compleja. Hay muchos factores a tener en cuenta, como, por ejemplo, el precio de los combustibles, al igual que la creciente demanda de recursos renovables, de los que todavía no se dispone en cantidad suficiente. Cada decisión conlleva consecuencias de las que hay que hacerse responsable. Es claro que debe abrirse el debate, pero, en vista de la gravedad de la situación, se vuelve prioritario demostrar solidaridad con los japoneses.”

Un ejemplo de lo que puede pasar

Die Welt, de Berlín: “La tragedia de Chernóbil fue un caso especial, pero la desconfianza en la energía atómica siguió presente, a pesar de que, por último, se terminó aceptándola, siempre y cuando estuviera en manos de sistemas democráticos progresistas que contaran con las necesarias medidas de seguridad. Sin embargo, eso ya pertenece al pasado. La confianza en medidas de seguridad estrictas y redundantes se esfumó con la explosión en Fukushima. Japón, una democracia que posee la más alta tecnológica, nos sirve tristemente de muestra para ver qué puede suceder en caso de un ciberataque a centrales atómicas alemanas o francesas. O, también, en el caso de que un grupo terrorista, preparado tecnológicamente y decidido a todo, se adueñase de una central nuclear. Seguramente, todo esto ya se sabía, pero verlo en un caso real es muy diferente.”

Sometiendo a examen

El País, de Madrid: “El primer ministro de Japón, Naoto Kan, ha calificado el terremoto como la crisis más grave que ha vivido su país desde la II Guerra Mundial. (…) Con independencia de la suerte que corran las centrales de Fukushima y de Tokai, el uso de la energía nuclear será sometido a nuevo examen dentro y fuera de Japón. Las consecuencias para la economía mundial pueden ser significativas en una coyuntura como la actual, en la que los principales productores de combustibles fósiles atraviesan un momento de grave inestabilidad política que se refleja en los precios. Para Japón, por su parte, los efectos serán duraderos aun cuando se evite un accidente de mayores dimensiones, dada su dependencia de la energía nuclear.”

CP/dpa
Editora: Luna Bolívar Manaut

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