Eduardo Rincón es investigador y profesor en la Universidad Autónoma de México. Acude a la undécima edición de la Conferencia Mundial sobre Energía Eólica que se celebra en Bonn para presentar una ponencia sobre un proyecto a pequeña escala de autoabastecimiento eléctrico en Ciudad de México. En entrevista con DW ofreció detalles sobre la extensión de estas tecnologías en su país.

DW: ¿Cómo describiría los recursos naturales para generar energía en México?

Eduardo Rincón: Tenemos más de 11.000 kilómetros de costas con viento muy aprovechable, pero hay regiones, como el istmo de Tehuantepec, donde en teoría el potencial cubriría varias veces el suministro eléctrico de todo el país. Como esa, hay otras tres o cuatro regiones más, pero no se aprovecha ni la centésima parte de este potencial.

¿Hay visos de que se vaya a aprovechar en los próximos años? ¿Las instituciones públicas mexicanas apoyan el avance de las renovables?

Claro que sí. Hace diez años era prácticamente cero. Desde el año pasado creció la capacidad instalada cerca del 80%. Este año esperamos que crezca otro tanto. Por otro lado, desgraciada o afortunadamente, México es un país productor de petróleo, por lo que fuentes renovables como el sol, el viento y otras han sido relegadas durante décadas. El actual Gobierno, que afortunadamente ya se va a marchar, sigue hablando de poner más plantas de carbón o de gas natural, incluso planes de plantas núcleo-eléctricas cuando todo el mundo, sobre todo en Alemania, está debatiendo prescindir de ellas.

¿Las leyes mexicanas están funcionando a la par de lo que los expertos opinan sobre las energías renovables?

No, a pesar de que hace unos cuatro años se promulgó una ley para el aprovechamiento de las fuentes renovables. Pero una cosa es la ley y otra son los actos y los planes de futuro de la Secretaría de Energía y de la Comisión Federal de Electricidad que, por ley, es el monopolio estatal para producir electricidad.

Entonces ¿de qué manera salen adelante los proyectos de energías renovables? ¿A través de la iniciativa privada?

Sí. La gran mayoría de las plantas eólicas en México son propiedad privada, para autoabastecimiento. Es una figura que se creó para darle la vuelta a la letra constitucional. El único que puede producir, suministrar y vender electricidad para servicio público es la Comisión Federal de Electricidad. Pero la Constitución permite autoabastecerse: usted en su casa puede tener un pequeño panel fotovoltaico para generar su propia energía. Lo que hacen ahora las grandes compañías internacionales –Coca-Cola, las cerveceras, las cementeras, etc…-es inventar una especie de arreglo con una desarrolladora eólica para autoabastecerse. Es una cantidad muy importante de electricidad, que no es para servicio público, sino para ellos mismos.

Se corre el peligro de que de nuevo las multinacionales se hagan con el poder de la energía en Latinoamérica. ¿El pueblo es consciente de ello? ¿Hay iniciativas para establecer coopoerativas?

Las hay de forma puntual. Pensamos es que es mucho más sustentable aplicar pequeños sistemas eólicos para regiones descentralizadas, lejos de las líneas de transmisión. En esos casos lo mejor es abastecerse con fuentes renovables.

A la gente de la calle, ¿a qué le suena todo esto de las energías renovables? ¿Confía en ellas? ¿Las acepta?

La única manera de convencer a la gente de que las renovables son una opción es demostrar que con energía solar o eólica puede cocinar o generar electricidad, incluso más de la que necesita, con sistemas muy económicos. La inversión se recupera a los dos o tres años. Todavía más del 80% de la electricidad que se consume en el país es no renovable. Ya hace diez años debimos hacer la transición. El problema climático que ya nos afecta muy gravemente y que nos cuesta miles de millones en inundaciones, sequías, muertes, nos tiene que hacer abrir los ojos para hacer el cambio inmediatamente.

¿Hasta cuándo se puede aguantar con recursos fósiles?

No mucho más. Aún disponemos de ellos, pero estamos vendiendo el petróleo crudo y compramos gasolinas refinadas del extranjero a un costo mucho más alto de lo que ingresamos por vender ese petróleo. La generación eléctrica que se hace con gas natural proviene de gas de Sudamérica e incluso de Australia en tanques. El gas natural es mayoritariamente metano, un gas de efecto invernadero, 25 veces más contaminante que el mismo dióxido de carbono y todos esos grandes barcos y esas tuberías tienen constantemente fugas que emiten grandes cantidades de este gas. Por otro lado, la producción petrolera de México está en declive desde 1984, a la vuelta de dos o tres años podríamos pasar de ser un país vendedor de petróleo a uno importador, si las políticas oficiales tienen éxito.

Con el Gobierno del PRI que vuelve ahora, ¿cree que la situación puede cambiar?

Ese Gobierno no lo queremos, es un tremendo fraude, al igual que el Gobierno saliente es producto también de un fraude. En realidad, a estas personas que nunca se fueron, no les interesa ni la energía ni la gente. El poder es una manera de hacer negocios entre ellos, cosa que es totalmente inmoral e inaceptable. Yo no hablaría de que van a volver, porque eso está por verse. La gente está muy molesta y somos mayoría que no queremos más de lo mismo. Necesitamos un cambio, una renovación.

Parece que las renovables tendrán que seguir su propio camino, porque legalmente no encuentran amparo ni con un Gobierno ni con el otro...

Así es. Será cuestión de volverse autónomos. En México tenemos mucho potencial. La gente cada vez necesita menos los suministros de electricidad que cada vez le suministran más caro. Los precios se duplican de año en año, mientras que los ingresos van bajando. No puede ser, es una situación insostenible.

Alemania es líder en cuestión de energías renovables, tanto en investigación como en aprovechamiento de los recursos. ¿Sirve de espejo para que México trate de desarrollar sus propios proyectos?

Alemania es líder mundial y nos sirve como ejemplo: optimiza con mucha eficacia sus pequeños recursos. El país con más capacidad fotovoltaica es Alemania, con un territorio cinco veces más pequeño que México. Nuestro Gobierno decía que las renovables son caras, que son para el futuro, que la energía solar no es suficiente y un montón de mitos que tenemos que andar derrumbando. Afortunadamente, los colegas alemanes no solo se dedican a fomentar las renovables, sino que tomaron también la decisión de cerrar sus plantas nucleares. Eso nos da muy buenos argumentos. Nosotros debemos evitar seguir el camino de EE. UU. y otros que contaminaron mucho para estar donde están. La cooperación con Alemania es importante, hay muchos estudiantes en las universidades alemanas y colaboración entre colegas.

Autora: María Santacecilia
Editora: Rosa Muñoz Lima