El porcentaje global de energías renovables podría duplicarse hasta 2030 sin causar costos adicionales. Al menos eso es lo que resulta de un estudio de IRENA. Y expertos aconsejan acelerar el traspaso energético.
Parque solar en Punjab, India.Imagen: Getty Images/N. Nanu
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Por encargo de la Organización para las Energías Renovables (IRENA), 82 expertos de 42 países investigaron las posibilidades de reformar el sistema energético global y desarrollaron una serie de recomendaciones para los gobiernos. Los expertos analizan en el estudio los costos de los diversos sistemas energéticos, sus efectos para el mercado laboral y el potencial de reducción de los gases de efecto invernadero, así como las ventajas y desventajas de las reformas para los gobiernos, las empresas y los ciudadanos.
Según los investigadores, el porcentaje de las energías renovables podría duplicarse hasta 2030 en todo el mundo, hasta alcanzar más de un 30 por ciento. Desde el punto de vista macroeconómico, esa duplicación no produciría gastos adicionales. “Hay argumentos económicos muy fuertes a favor de la transición energética”, subrayó el secretario general de IRENA, Adnan Z. Amin, durante la presentación del estudio, en Abu Dhabi. Dado que las energías renovables no perjudican la salud ni el medioambiente, “la transición se financia a sí misma”, dice Amin.
Adnan Z. Amin (izqda.), secretario general de IRENA y Dolf Gielen, director del Centro de Innovación Tecnológica de IRENA, en Bonn.Imagen: DW/Gero Rueter
De acuerdo con las estimaciones de los expertos, el porcentaje de las energías renovables aumentará entre un 18 y un 21 por ciento hasta 2030. “Los objetivos de los gobiernos deben ser claramente más ambiciosos”, pidió, por su parte, Dolf Gielen, director del Centro de Innovación Tecnológica de IRENA, en Bonn, y jefe del estudio, que contienen análisis individuales para 26 países.
Una transición acelerada ahorraría miles de millones
Según informan los expertos, la transición acelerada a las energías renovables a partir de las tecnologías existentes y las nuevas tecnologías, es posible, además de ser sensato desde el punto de vista económico. Los costos adicionales para remplazar los recursos energéticos fósiles en todo el mundo se calculan en aproximadamente un centavo de dólar por hora-kilovatio (kWh).
Dolf Gielen, director del Centro de Innovación Tecnológica de IRENA, en Bonn.Imagen: picture-alliance/dpa
Ese costo se ve contrarrestado por las sumas que podrían ahorrarse: “Las energías renovables tienen muchas ventajas, ya que provocan menos daños a la salud y al medioambiente”, dice Gielen. Según informes, las energías fósiles causan perjuicios a la salud que llegarían a uno y hasta a dos centavos cada KwH, y los daños al medioambiente alcanzan de uno hasta cuatro centavos cada KwH.
Gracias a la ampliación de las energías renovables, “las sumas que podrían ahorrarse son mucho mayores”, asegura Dolf Gielen. Si se concretara la Hoja de Ruta 2030 con las medidas recomendadas, de modo tal que el porcentaje de renovables se duplicase hasta 2030, se podrían ahorrar entre 180.000 y 730.000 millones de euros al año, indica.
Hasta ahora, esos costos externos rara vez se toman en cuenta en las estimaciones. Y ese es también el motivo por el cual las energías renovables todavía siguen pareciendo más caras que las fósiles. Por eso, Dolf Gielen espera que esa interpretación económica global se difunda para esclarecer cuál es el panorama real del desarrollo energético.
¿Qué se puede hacer contra el cambio climático?
Un 75 por ciento de las emisiones globales surgen del uso de carbón, petróleo y gas. El otro 25 por ciento, de la agricultura y del desmonte. ¿Qué podemos hacer para evitar las emisiones? Aquí, diez propuestas.
Imagen: picture-alliance/dpa
1. Usar menos carbón, gas y petróleo
La mayoría de los gases invernadero vienen de las centrales energéticas, de la industria y del transporte. La calefacción de edificos causa un 6 por ciento de las emisiones globales. Quien usa energía eficiente y ahorra carbón, gas y petróleo, está protegiendo activamente el clima del planeta.
Imagen: picture-alliance/dpa
2. Producción propia de electricidad limpia
La electricidad ya no tiene que salir de las centales de carbón, petróleo y gas. Ya hay alternativas que hasta son más baratas. La electricidad se puede producir fácilmente, incluso en cantidades mayores a las necesarias. Por ejemplo, con celdas y módulos solares sobre los techos con una tecnología que hace tiempo está en el mercado.
Imagen: Mobisol
3. Cooperar con las buenas ideas
Cada vez más comunas, empresas y cooperativas invierten en energías renovables y venden electricidad limpia. Este parque solar pertenece a la compañía Saerbeck, un distrito alemán de 7.200 habitantes que produce más electricidad de lo que necesita y es un ejemplo. Aquí, una delegación de EE. UU. la visita.
Imagen: Gemeinde Saerbeck/Ulrich Gunka
4. No financiar a empresas que dañen el clima
Cada vez más ciudadanos, fondos de jubilaciones, seguros, universidades y ciudades retiran su dinero de empresas que trabajan con energías fósiles. Münster es la primera ciudad que se unió al "Divestment", un movimiento al que pertenecen 57 ciudades del mundo. Este movimiento global ganó tanta dinámica porque todos pueden participar.
Imagen: 350.org/Linda Choritz
5.Viajar en bicicleta, ómnibus y tren
Las bicicletas, el ómnibus y los ferrocarriles ahorran mucho C02. En comparación con el automóvil, un viaje en ómnibus es cinco veces más favorable al clima, y un viaje en tren hasta 15 veces más. Las ciudades que disponen de bicisendas y carriles especiales para los buses son las que más contribuyen con la protección del clima.
Imagen: DW/G. Rueter
6. No volar en avión si no es necesario
Volar es tremendamente dañino para el clima. Los hechos demuestran el dilema: para cumplir con los objetivos climáticos, actualmente cada habitante de la Tierra debería producir por año en promedio un máximo de 5,9 toneladas de CO2. Un vuelo de ida y vuelta entre Berlín y Nueva York produce por persona 6,5 toneladas.
Imagen: Getty Images/AFP/P. Huguen
7. Comer menos carne
Tambien la agricutlura es un problema. En el cultivo del arroz y en los estómagos de los vacunos y ovinos se genera el gas metano, muy perjudicial para el clima. La ganadería y el consumo de carne, que cada vez aumenta más, son puntos críticos debido a la enorme demanda de soja para alimentar a los animales. Para el cultivo de la soja se desmontan bosques y selvas enteras.
Imagen: Getty Images/J. Sullivan
8. Comprar alimentos biológicos
El gas hilarante daña el clima en gran medida. Su porcentaje en las emisiones globales está en un 6 por ciento. Se produce en centrales energéticas y por el uso de motores, pero sobre todo por el empleo de abonos artificiales en la agricultura industrializada. En la agricultura ecológica esos abonos están prohibidos, y eso ayuda a proteger el clima del planeta.
Imagen: imago/R. Lueger
9. Construir y consumir de manera sostenible
En la producción de cemento y hierro se produce mucho CO2. Por el contrario, el cultivo de madera y caña de bambú lo frena. La elección consciente de materiales de construcción contribuye con el clima, y lo mismo vale para el consumo. No es necesario seguir usando vasos plásticos que van a parar por millones a la basura todos los días.
Imagen: Oliver Ristau
10. Asumir nuestra responsabilidad por el clima
¿Cómo se puede evitar la emisión de gases invernadero para que las futuras generaciones puedan vivir sin catástrofes climáticas? Estos alumnos están fascinados por las energías limpias y la ven como una esperanza para un futuro en un planeta al que todos cuidemos. Cada uno de nosotros puede ayudar a que así sea.