Entra en vigencia polémico código penal en Honduras
26 de junio de 2020
La oposición en ese país centroamericano considera que el nuevo estamento favorece a los corruptos y generará más impunidad.
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En Honduras rige desde este jueves (25.06.2020) un polémico código penal que es rechazado por la oposición, porque considera que blinda a los políticos con cargos de corrupción y narcotráfico, pues baja las penas para esos delitos.
El Congreso había dispuesto el 9 de mayo, por tercera vez y a pedido de organizaciones civiles, el aplazamiento por 45 días de la vigencia del nuevo código, plazo que se cumplió este jueves.
Una decena de organizaciones civiles habían pedido al Congreso a través de una "iniciativa ciudadana", la "no entrada en vigencia" de la norma, pues "vendrá a generar mayor impunidad para los delitos de cuello blanco".
La diputada Doris Gutiérrez, del opositor Partido Innovación y Unidad, dijo a la AFP que el nuevo código "no puede entrar en vigencia" porque "la Constitución establece que no se pueden aplicar nuevas penas en un estado de excepción", aludiendo al toque de queda por la pandemia de COVID-19.
El gobierno de Honduras decretó el 15 de marzo un toque de queda nacional para obligar el confinamiento de población para contener la propagación del coronavirus.
Gutiérrez participó el miércoles en una sesión virtual del Congreso en la que participaron 67 de los 128 diputados que aprobó simbólicamente una resolución para derogar el nuevo código penal.
Autoblindaje de diputados
Con el nuevo código "se están autoblindando los diputados", políticos y empresarios "que fueron acusados de corrupción y narcotráfico" porque se bajan las penas para esos delitos, señaló la legisladora.
Unos sesenta diputados fueron acusados o investigados por la fiscalía, con la ayuda de la Misión de Apoyo Contra la Corrupción y la Impunidad (MACCIH, ente creado por la Organización de Estados Americanos), acusó o investigó a unos 60 legisladores por desvío de fondos públicos a cuentas personales.
Con el nuevo código, los tribunales penales deben abandonar los casos, que antes pasarán antes a la jurisdicción civil.
Asimismo, el presidente Juan Orlando Hernández canceló el tratado de la MACCIH con el argumento de que los señalamientos públicos violaban la "presunción de inocencia" de los acusados.
Altos funcionarios del gobierno hondureño han sido vinculados con el narcotráfico, uno de ellos el exdiputado oficialista Juan Antonio "Tony" Hernández, hermano del presidente.
"Tony" Hernández, quien fue juzgado en un tribunal de Nueva York, aguarda que se dicte sentencia en su contra, que podría llegar a cadena perpetua como "narcotraficante a gran escala".
mg (efe, afp)
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Honduras: coronavirus y el infierno de las cárceles
En las cárceles de Honduras los reclusos temen contagiarse con el coronavirus. La distancia social es imposible en las celdas abarrotadas. Esto también aumenta la tensión mental de quienes están privados de su libertad.
Imagen: Reuters/A. Latif
Cuando el sol se pone...
Para Yerbin Israel Estrada (centro) la peor parte del día es cuando el sol se pone. Entonces cientos de reclusos de la prisión de La Esperanza, en Honduras, tienen que abandonar el pequeño patio y volver a sus estrechas celdas. "Es entonces cuando comienza realmente el infierno", dice el joven de 26 años, que cumple una condena de seis años por posesión de marihuana.
Imagen: Reuters/A. Latif
Una apremiante estrechez
Como muchos otros reclusos, Estrada está alojado en una celda completamente superpoblada. En algunas celdas viven hasta 130 personas juntas en un espacio muy reducido y comparten camas. Por la noche, dice Estrada, oye los quejidos de sus vecinos y las ratas que corren por la celda.
Imagen: Reuters/A. Latif
La ley de la calle
Las condiciones en esa cárcel son devastadoras. Hay espacio para 70 personas, pero, de hecho, hay más de 450 delincuentes encarcelados allí. Las quejas son inútiles: porque el lema es: 'Mirar, escuchar, callar'. Ese es también el lema de las pandillas en América Central. Estrada dice: "La única forma de salir de aquí es mantener la cabeza agachada".
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Prohibidas las visitas
El único alivio para los reclusos hasta ahora han sido los días en los que sus esposas y familias los visitaban. Con la llegada del coronavirus a Honduras, las autoridades prohibieron las visitas. Y como, de todos modos, las tarifas de las llamadas telefónicas son inasequibles y solo hay tres teléfonos funcionando, los reclusos están ahora prácticamente aislados del mundo exterior.
Imagen: Reuters/A. Latif
Alto riesgo de infección
Según la Universidad Johns Hopkins, actualmente hay unos 3700 contagiados de coronavirus y más de 170 muertos en Honduras. El gobierno informa de cifras más bajas y habla de 2.000 personas infectadas. Pero los expertos creen que el número es mayor, porque no se hacen suficientes test en el país. Muchos reclusos temen infectarse en la cárcel.
Imagen: Reuters/A. Latif
Sin esperanza
Además de los riesgos para la salud que plantea el hacinamiento, la pandemia ha supuesto una carga psicológica para los ocupantes. "Prohibir las visitas es lo peor que puede pasar Es lo que necesitan, porque les da esperanza", dice a DW Jacinto Hernández, psicólogo de la prisión La Esperanza.
Imagen: Reuters/A. Latif
Consecuencias fatales
Hasta ahora ha habido pocas infecciones de coronavirus en las 29 cárceles del país. Pero si la COVID-19 se propagara masivamente dentro de una prisión, las consecuencias podrían ser desastrosas. Las penitenciarías en Honduras no permiten mantener distancia social. 22.000 personas se encuentran encerradas en edificios que, en realidad, solo tienen capacidad para 10.000 reclusos.