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Entre la corrupción y el honor

Luna Bolívar Manaut16 de diciembre de 2005

El ex canciller de los valores, el siempre íntegro Gerhard Schröder, está levantando un debate en Alemania que va del abuso en cargo público al poco tacto político, pasando por la concesión de favores y el amiguismo.

Los mejores amigos se divierten.Imagen: dpa

"Darf Schröder Gas zu Kohle machen?", "Debe Schröder convertir el gas en carbón?", era el título con el que se presentaba la ronda de debate de ayer noche en el programa "Berlin Mitte", del canal público alemán ZDF. La pregunta es un ilustrador juego de palabras: en el alemán coloquial, la palabra "carbón" se utiliza como sinónimo de dinero.

Y es que cada vez más personas se preguntan en Alemania si no se les estará colando la corrupción por la puerta trasera. O mejor dicho, por la delantera, sin disimulo ni vergüenzas. Que aún es peor. Los incondicionales de Schröder no le hacen muy bien al ex canciller con sus banales explicaciones de por qué tenía que aceptar el puesto en la directiva de la empresa NEGP Company, controlada en un 51% por la estatal rusa Gasprom, y el resto a partes iguales por las energéticas alemanas Eon y BASF . El propio Schröder, alegando motivos como "tengo 61 años y no quiero estar en casa molestando a mi mujer", tampoco.

"¡Qué hable Münte!"

Solo ante la oposición: Müntefering tuvo que compadecer como único representante del gobierno.Imagen: AP

Los bancos reservados al gobierno en el Bundestag, el Parlamento alemán, aparecieron vergonzosamente vacíos en la sesión de ayer por la tarde, destinada a abrir el debate parlamentario sobre el nuevo empleo del ex canciller.

Liberales, izquierdistas y verdes se unieron para pedir la presencia de algún miembro del Ejecutivo que pudiera responder a las preguntas de los parlamentarios. Al final, Franz Müntefering, uno de los grandes defensores de Schröder, compañero del ex canciller como presidente del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) en la anterior legislatura y actualmente vicecanciller y ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, tuvo que aparecer en la sala y contestar a los partidos de la oposición.

"El gobierno no tiene ninguna opinión oficial con respecto a este tema", dijo Müntefering a los parlamentarios. "Mi opinión personal, yo, Franz Müntefering, es que Gerhard Schröder podía aceptar la oferta que recibió, y que estoy contento de que lo haya hecho, porque con ello se coloca en una posición estratégica desde la que puede repercutir positivamente en el futuro de Alemania y de Europa", añadió.

Están lloviendo críticas

Wolfgang Gerhardt, jefe de la fracción parlamentaria del Partido Liberal de Alemania.Imagen: presse

En la sesión parlamentaria de ayer, la oposición fue muy dura con Schröder, que llegaron a tildar su comportamiento como más propio del canciller de una "república bananera". "El antiguo canciller pisotea los principios que él mismo defendió, con el apoyo incondicional de los socialdemócratas, como jefe de gobierno", dijo Wolfgang Gerhardt, jefe de la fracción parlamentaria liberal. Y el debate continuó por la noche, ya fuera del Bundestag.

En el citado programa televisivo, transmitido por la segunda cadena de televisión pública, el político socialcristiano Peter Ramsauer dijo que Schröder tiene mucho que explicar. "Es muy probable que los contactos comenzaran ya mientras Schröder era aún canciller", explicó. Sentado en el sillón de la defensa de Schröder estaba un antiguo político del SPD, Henning Voscherau, quien dijo que la oferta de Gasprom a Schröder no era más que "un ejemplo de la amabilidad típica rusa".

El mejor amigo de Putin

Desde 2000, Schröder y Putin mantienen una firme amistad, política y personal.Imagen: AP

La "amistad entre hombres" que une a Schröder y al presidente ruso, Vladimir Putin, es de por sí curiosa. El representante de un país que abandera la democracia, la paz y la justicia en el mundo, manteniendo relaciones estrechas con Putin, un presidente cuyos valores democráticos dejan mucho que desear.

La camaradería entre Putin y Schröder se dejó notar en los años en que el ex canciller socialdemócrata estuvo en el poder. En encuentros oficiales e inoficiales. En las vacaciones y en el trabajo. En los regalos: Puntin mandó a Hannover, la ciudad natal de Schröder, un coro de cosacos rusos para que le cantaran "cumpleaños feliz" cuando el canciller llegó a los 60. En el silencio: Schröder no se pronunció sobre Chechenia, los escándalos políticos de Putin o las restricciones a la libertad de prensa en Rusia. Y en los beneficiosos acuerdos económicos.

Uno de esos tratos nacidos del cariño Schröder-Putin es el que llevó a Alemania a colaborar con la empresa estatal rusa Gasprom en la construcción de un gaseoducto que desde Rusia debía abastecer de energía a Europa. En principio, el gaseoducto debía atravesar subsuelo polaco. Pero el gobierno de Varsovia presentó demasiadas objeciones, y al final el gas fluirá a través del mar Báltico, donde, según uno de los directivos de Gasprom, "sólo tenemos que pelearnos con los peces, que es más fácil que con los polacos".

De la cancillería al negocio del gas

Gasprom abastecerá de gas ruso a Europa.Imagen: dpa

Cinco años después del primer encuentro entre Putin y Schröder, el 15 de junio de 2000 en una visita oficial del presidente ruso y su mujer a Berlín, Schröder provocó la caída de su gobierno y la convocatoria de elecciones anticipadas. Muchos de los que entonces se cuestionaron por qué el canciller elegía un momento tan poco grato para unos comicios, pudiendo esperar hasta 2006, al Mundial de fútbol y al tirón económico que se pronostica, se contestan hoy que quizás Schröder no tuviera nada que perder, porque ya se había cubierto las espaldas.

El SPD perdió las elecciones y Schröder anunció pomposamente que abandonaba la política para ser padre y marido. Un par de meses después el ex canciller recibió y aceptó el cargo en la filial de Gasprom: la empresa madre pertenece al Estado ruso y está por lo tanto controlada por su buen amigo, Vladimir Putin.

Aquí huele a… dinero

¿Cuánto dinero cobrará Schröder? La pregunta sigue en el aire.Imagen: Bilderbox

El canciller le quita hierro al asunto económico, ya que según él no acepta el cargo para sacar provecho alguno sino por una cuestión de honor personal y servicio a Alemania. Pese a que sus compañeros del SPD aseguran que los ingresos de Schröder serán transparentes, éste sigue sin revelar cuánto le cuestan a la NEGP Company los servicios de un ex canciller de Alemania. Porque el honor personal también se paga. Schröder parece no querer oír hablar de las bienintencionadas propuestas de algunos, que sugerían que no cobrase por su trabajo en la empresa rusa para evitar sospechas.

Además, NEGP Company es una empresa domiciliada en Zug, el cantón suizo en el que se pagan menos impuestos, habitualmente utilizado por los consorcios para aprovechar sus ventajas fiscales. Una situación curiosa cuando hablamos del futuro profesional de uno de los cancilleres más comprometidos en la lucha contra la evasión de impuestos.

Legalmente es muy difícil acusar de nada a Schröder. Ya no forma parte de la clase política, por lo menos oficialmente, y por lo tanto puede dedicarse a lo que quiera. La oposición propone estos días que se elabore un código de conducta para ex cancilleres, porque aunque éstos ya no ocupen cargo alguno, conservan una representación muy importante de las instituciones del Estado alemán. Lo que se relaciona directamente con el poco tacto político de la decisión de Schröder, que entorpece las relaciones del país con Estados como Polonia, importante vecina de Alemania que se queja amargamente de ser ignorada para privilegiar el entendimiento con Rusia.

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