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Entre la Unión Europea y Cuba, “no habrá cambio dramático”

13 de marzo de 2018

El acuerdo entre la UE y Cuba está a debate en la Eurocámara. Pronto sería su primer encuentro oficial y un buen momento para preguntarse: ¿para qué y a quién sirve este acuerdo? DW preguntó al empresariado europeo.

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Imagen: picture alliance/Robert Harding World Imagery

"Nuestros lazos son fuertes. Lo único que podemos hacer para mejorar nuestras relaciones es incrementar las inversiones y la seguridad jurídica necesaria”, dice a DW Dominic Boucsein, asesor senior de Eurochambres, plataforma que representa a 20 millones de empresas y a 1.700 cámaras comerciales regionales europeas.

"Nosotros apoyamos a la UE en lo que supone el acuerdo de cooperación para avanzar en la dirección correcta”, agrega. Una mirada al desarrollo del comercio y la inversión entre la Unión Europea y Cuba basta para darse cuenta de que un acuerdo que ponga un marco regulatorio a las relaciones existentes no es superfluo.

Un buen decenio

Si en 2006, el monto de exportación de la UE hacia la isla caribeña rozó los 1.700 millones de euros, en 2016 superaba los 2.000 millones de euros. En cifras absolutas el intercambio es más bien modesto. Con todo, la UE fue para Cuba –así datos de la Comisión Europea- su primer socio comercial en 2016, por delante de China y Rusia. Su principal mercado, tanto exportador (29,1%) como importador (31,5%), es la UE.

El comercio bilateral crece, pese a todos los desafíosImagen: Europäische Komission

También su mayor fuente de inversión extranjera, sobre todo en el sector turismo, infraestructura y agroindustria. En el sector turístico, España es el país europeo más representado en la isla caribeña : controla, según información de la Cámara de Pequeña y Mediana Industria española, un 90% de los hospedajes de 5 estrellas y un 60% de los de 4.

Con este buen balance, ¿era verdaderamente necesario un acuerdo formal entre el bloque europeo y la isla de Cuba? "Sí, abre buenas perspectivas”, responde Boucsein.

En los sectores de la construcción, la agroindustria, la protección medioambiental y las energías renovables se centran las perspectivas de crecimiento de la presencia europea en la isla.

¿Y quién es concretamente la presencia europea? "Hay ciertos países miembro que tradicionalmente han tenido relaciones fuertes con Cuba y creo que eso no va a cambiar ni va a ser alterado por este acuerdo”, responde Boucsein. Estos serían España, Italia, Francia, Alemania.

Con todo, la Zona Especial de Desarrollo, la "Ley de inversiones” y que la cooperación europea se centre en energías renovables, economía sustentable, internacionalización de pequeña y mediana industria y adecuación al cambio climático son elementos favorables que le permiten al empresariado europeo hacerle un guiño a un futuro conjunto, quizás más amplio.

Momento oportuno

Más que claro está que el acuerdo de cooperación entre la UE y Cuba llegó en un momento clave. A la apertura anterior, desde Washington siguió la errática política de presión y mayores sanciones. Para los europeos esto no deja de resultar favorable. Bruselas –que nunca dejó de ser socio de Cuba a pesar del aparente alejamiento que suponía la presión política que supuso la difunta "posición común”- se prepara para "acompañar a Cuba en su proceso de cambio”.

¿Cuál cambio? Si bien, con cánones europeos, en la recién electa Asamblea Nacional se echa en falta el pluralismo político, el cambio generacional anunciado para abril de este año y las tímidas reformas económicas que van permitiendo mayores espacios a los emprendedores privados –con todo lo problemático que pueda resultar- son señales que se quieren ver como buenas.

Hay que recordar que entre la UE y Cuba no hay un acuerdo de libre comercio, es un acuerdo de cooperación y diálogo político. "El gobierno cubano es nuestro interlocutor en los negocios, sí”, responde Boucsein. Esto, en su opinión, es parte de que el contexto cubano represente un desafío para el empresariado europeo.

El desafío

"El entorno cubano es particular en la región. Hay numerosos ejemplos que se pueden poner para dejar claro que los negocios siguen encontrando dificultades para operar”, sigue Boucsein. La predictibilidad legal y económica, la seguridad, la burocracia, ciertas infraestructuras poco adecuadas en ciertas áreas, la insuficiente interconectividad: estos elementos vuelven "desafiante” el entorno cubano para las empresas europeas.

"Con seguridad, el acuerdo es un paso en la dirección correcta”, apunta Boucsein. "El sector privado requiere algunos pilares fundamentales: instituciones que funcionen, predictibilidad, estabilidad económica y política”, puntualiza.

"Pero el trecho es largo y tenemos que ser realistas. Aunque hay potencial, no esperamos a corto plazo un cambio dramático”, agrega.

¿Aportaría al cambio el diálogo estructurado sobre derechos humanos que parecía inminente y se aplaza para mayo? ¿Mayor acceso indiscriminado, un manejo no estatal de las nóminas, un mayor espacio a las críticas ayudaría a fomentar el emprendimiento? Boucsein, diplomáticamente, responde:

"Desde la perspectiva de los negocios, pienso que la empresa privada tiene un rol crucial en generar desarrollo económico y social. Cuba no es una excepción. Para llegar a ello, el sector privado requiere los pilares fundamentales mencionados. En este sentido, por supuesto, apoyamos a la UE en su cometido de acercarse a Cuba, en vertiente de cooperación. Y por supuesto, económica”.

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