El presidente turco ha declarado "persona non grata" a diez embajadores por el caso Osman Kavala. Una vez más, Erdogan quiere desviar la atención de los principales problemas políticos internos, dice Erkan Arikan.
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Cada vez que vuelve a haber algún problema en la economía turca, cada vez que Turquía aparece en los titulares por cualquier motivo, es solo cuestión de tiempo que se produzca una reacción completamente incomprensible del presidente turco Recep Tayyip Erdogan. Como ayer en un evento en el oeste de Turquía. Allí anunció que había dado instrucciones al Ministerio de Relaciones Exteriores de expulsar a los diez embajadores que se habían pronunciado a favor de la liberación del filántropo Osman Kavala.
Es obvio que a Erdogan no solo le gusta estar en conflicto con Occidente, sino que también lo necesita. Porque ¿por qué otro motivo debería meterse con su socio más importante de la OTAN, Estados Unidos, con Francia y, sobre todo, con Alemania? Lo trágico de la relación con Alemania es que justo una semana antes, la todavía canciller Merkel se deshacía en elogios a la relación germano-turca durante su visita a Estambul. Las alabanzas, que también hizo Erdogan, fueron solo de la boca hacia afuera. Solo palabras. 'Palabra', en turco, además, significa 'tonterías', 'palabrería a no tomar en serio'.
Estrategia de distracción: Occidente siempre tiene la culpa
Se trata de un medio de probada eficacia que el presidente turco está utilizando de nuevo. La secuencia sería así. Primero, los últimos resultados de la encuesta muestran que el partido AKP de Erdogan ha perdido un apoyo masivo (poco menos del 30 por ciento votaría por el presidente turco). Después Erdogan reacciona con rabiosos insultos contra la oposición. El jueves pasado se anuncia oficialmente que el GAFI, el grupo de trabajo internacional contra el lavado de dinero, estaba vigilando con lupa a Ankara.
Esto provocó ligeras fluctuaciones en la Bolsa de Valores de Estambul. Pero cuando el Banco Central turco bajó de nuevo, repentina y sorprendentemente, la tasa de interés de referencia, los tipos de cambio colapsaron y la moneda turca cayó a un declive que no había tenido en décadas. Esto significa que cuanto más fuerte es la presión política interna sobre Erdogan, más violenta es su reacción, siempre contra Occidente. Y por eso le pareció perfecto que los diez embajadores dirigieran su llamamiento a Turquía.
El hombre fuerte y su delicada situación
No es la primera vez que Erdogan se enfrenta a Occidente. Pero esta vez, en mi opinión, realmente ha dado una vuelta de tuerca. Enviado cuatro años a prisión por dudosos cargos, Osman Kavala fue después acusado de apoyar las protestas del Parque Gezi en 2013. Un tribunal lo absolvió, pero unas horas después otro lo sentenció por ser el autor intelectual del intento de golpe de Estado en 2016. Salta a la vista, obviamente, que esta acusación es falsa.
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos dictaminó que no había motivos para seguir deteniendo a Kavala y exigió su liberación inmediata. Erdogan se negó, por lo que los tribunales turcos se aferraron a su decisión. Esto confirma una vez más que los tribunales emiten sentencias a las órdenes del presidente. No se puede hablar de un poder judicial independiente, del que Erdogan presume constantemente.
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Los votantes jóvenes le dan la espalda
Es especialmente significativo que los jóvenes menores de 25 años prefieran votar a otros partidos, en lugar de al del presidente. El desempleo está aumentando, los refugiados que viven en Turquía ahora son percibidos como una amenaza y un presidente que está visiblemente mal de salud ya no es, como antes, visto como un héroe.
En el futuro cercano, Turquía se enfrenta a un dilema: ¿podrán los partidos de la oposición mantener su unidad hasta las elecciones presidenciales previstas en 2023? Si es así, será más que difícil para Erdogan ser reelegido. Sin embargo, si la oposición concurre dividida, Erdogan mantendría sus opciones. Sea lo que sea que nos depare el futuro, de momento el presidente turco va a tener bastante trabajo para no seguir enfadando a sus socios occidentales.
(lgc/dzc)
Turquía: los orígenes de Erdogan en Estambul
En junio de 2019, un opositor socialdemócrata turco volvió a imponerse en las repetidas elecciones a alcalde de Estambul, pese al arraigo del presidente Erdogan en barrios como Kasimpasa, retratado en esta galería.
Barrio natal
A pocos pasos de la Torre Galata y de la central Avenida de Istiklal (o de la Independencia) de Estambul, en el lado europeo de la ciudad, se encuentra Kasimpasa. Es el barrio donde el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, nació y se crió hace 66 años. También es el lugar donde viven sus más leales seguidores.
Imagen: Demetrios Ioannou
Nueva era
En 2018, Turquía celebró una de las elecciones más importantes de la historia moderna del país. El 24 de junio, Erdogan comenzó un nuevo mandato de cinco años. "Turquía está entrando en una nueva era", dijo a los miembros de su Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) el día en que volvió a prestar juramento como presidente.
Imagen: Demetrios Ioannou
Máximo poder
Tras un referéndum celebrado el mismo año, Erdogan logró cambiar la constitución y Turquía pasó de ser una democracia parlamentaria a ser una república presidencial. Fue el mayor cambio en el sistema político del país desde que la República Turca fue establecida por Mustafa Kemal Ataturk en 1923. Permitió que Erdogan sea hoy jefe de Estado y de Gobierno.
Imagen: Demetrios Ioannou
Uno más, como de la familia
Los carteles con la cara de Erdogan y las banderas del AKP adornaron Kasimpasa durante los días previos a las elecciones. Los carteles de los candidatos de la oposición solían ser encontrados desgarrados o destrozados. Para la gente de Kasimpasa, Erdogan es parte de la familia.
Imagen: Demetrios Ioannou
Un entorno simple
Erdogan proviene de una familia conservadora de clase obrera, una situación con la que muchos de pueden identificarse. Comenzó su carrera política en Kasimpasa, donde vivió la mayor parte de su vida. Fue alcalde de Estambul en 1994, primer ministro en 2003 y presidente de Turquía a partir de 2014.
Imagen: Demetrios Ioannou
Gran expectativa
Los vecinos de Kasimpasa vieron las noticias con impaciencia el día de las elecciones de 2018. La mayoría de los cafés del barrio estaban llenos de hombres que se habían reunido horas antes, esperando los resultados oficiales. Estaban envueltos en apasionadas discusiones políticas mientras bebían café turco o té caliente en ese cálido día de verano.
Imagen: Demetrios Ioannou
Héroe local
Erdogan es un héroe local en Kasimpasa, alguien como ellos que llegó a la cima. Aunque ya no es exactamente uno de ellos, como dicen algunos de sus oponentes. Pero para los locales nada ha cambiado. ¿Por qué votan por él? "Porque lo amamos", aseguró un vecino que le dio su apoyo.
Imagen: Demetrios Ioannou
Hombre de Kasimpasa
Erdogan es conocido en la zona como "Kasimpasali", u "hombre de Kasimpasa". Cuando los resultados iniciales fueron anunciados en la televisión, personas de todas las edades salieron a las calles de Kasimpasa para celebrar su victoria, a pesar de que aún no se habían contado todas las boletas. "Son traidores", sentenció un grupo de mujeres sobre los que votaron por la oposición.
Celebración
El desfile de la victoria recorrió las calles de Kasimpasa antes de terminar en la plaza central junto al puerto. Allí la gente cantó, bailó, lanzó fuegos artificiales y disparó rifles al aire. Una pantalla gigante mostró los resultados mientras que la gente se abrazaba y agitaba banderas del AKP. Fue la mayor victoria de Erdogan hasta la fecha, y sus antiguos vecinos celebraron por él.
Volver a las urnas
Un año después, Kasimpasa y el resto de Estambul fueron llamados a las urnas otra vez. En las elecciones para alcalde del 31 de marzo, venció el candidato opositor Ekrem Imamoglu. Pero el AKP denunció "irregularidades", el organismo electoral anuló los resultados y programó una repetición de las elecciones para el 23 de junio, pese a Erdogan y a Kasimpasa, Imamoglu se impuso de nuevo.