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¿Es ciega la Justicia en Irak?

Emilia Rojas30 de junio de 2004

Saddam Hussein fue entregado formalmente a la Justicia iraquí. El ex dictador pierde así el status de prisionero de guerra y enfrentara un juicio que, a priori, plantea dudas desde el punto de vista del Derecho.

También los criminales tienen derecho a un juicio justo.Imagen: AP

Tal parece que una de las primeras preocupaciones del flamante gobierno iraquí, ahora dotado de un poder más teórico que real, ha sido la de restablecer la pena de muerte que había sido abolida por la administración civil estadounidense. Imposible no ver la relación entre esa premura y la entrega de Saddam Hussein a la Justicia iraquí. Una entrega que, dicho sea de paso, fue también más formal que práctica, ya que el ex dictador permanecerá por lo pronto bajo custodia estadounidense. La razón: los iraquíes no disponen todavía de un recinto penal con las condiciones de seguridad requeridas. ¿Contarán, en cambio, con un sistema judicial capaz de garantizar un juicio justo?

Premisas básicas

Independientemente de los crímenes que haya cometido Saddam Hussein, ampliamente conocidos, sólo un proceso con todas las de la ley podría contribuir a la pacificación del convulsionado país. Ello supone el cumplimiento de una serie de premisas, comenzando por la independencia de la corte en que se desarrolle. Igualmente implica que el acusado pueda contar con una defensa apropiada y que los procedimientos se atengan al marco legal vigente. En vista de las difíciles circunstancias imperantes, en Irak la justicia no sólo debería ser imparcial, sino también parecerlo. Y eso es algo que de momento no está fuera de discusión.

Muchos dudan de la legitimidad del tribunal especial que juzgará a Saddam. Motivos hay varios: su director administrativo, Salem Chalabi, no es un juez de carrera, sino un abogado formado en Estados Unidos, asociado con el bufete de un conocido lobbyista de los colonos israelíes de Cisjordania. Así lo indica la agencia alemana de noticias DPA, agregando que un tío de este jurista, Ahmed Chalabi, posee excelentes contactos con los neoconservadores del Pentágono. Por otra parte, los abogados del ex dictador todavía no han podido reunirse con su defendido, si bien se asegura que pronto tendrán la oportunidad de hacerlo.

Con los ojos de Europa

Esos reparos no invalidan, desde luego, las intenciones iraquíes de someter a proceso a Saddam Hussein. La Corte Europea de Derechos Humanos rechazó por lo pronto un recurso presentado por sus defensores, que pretendían evitar su entrega a la Justicia iraquí, remitiéndose a los preceptos sobre el derecho a la vida y la prohibición de la tortura. Igualmente alegaron que el ex dictador corre peligro de ser condenado a muerte. Los magistrados consideraron que no había peligro inmediato para el prisionero, pero indicaron que la causa podría seguir siendo vista en ese tribunal, con sede en Estrasburgo, debido a que también hubo participación británica en las fuerzas de ocupación.

A diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos, Europa rechaza de plano la pena de muerte. En consecuencia, en este punto de seguro habrá polémica, considerando que todo parece indicar que es precisamente eso lo que esperaría a Saddam Hussein al término del proceso. Por otra parte, mala cosa es cuando parece viable augurar el desenlace de un juicio que no comenzará sino dentro de varios meses.

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