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“Es como si hubiera muerto un buen amigo”

Marcel Fürstenau (JC/ CP)23 de noviembre de 2015

El mundo se dio cita en el funeral de Estado en Hamburgo para despedir al excanciller Helmut Schmidt, un hijo célebre de esa ciudad, un estadista admirado internacionalmente y un referente político para los alemanes.

Deutschland Staatsakt für Helmut Schmidt in Hamburg
Imagen: Reuters/Bundesregierung/S. Kugler

Hamburgo estaba de duelo. En los alrededores de la Iglesia barroca de San Miguel, este 23 de noviembre, reinaba el recogimiento. Helmut Schmidt fue una personalidad importante, y la ciudad y sus habitantes le rindieron homenaje en este día histórico. El excanciller alemán fallecido hace dos semanas estaría orgulloso de sus conciudadanos. Al igual que ellos, una vez más, se sienten orgullosos del hijo más célebre de su ciudad. Y es que Schmidt, quien fue canciller de Alemania Occidental entre 1974 y 1982, se ganó con creces este acto gubernamental. Fue despedido por el presidente del país, Joachim Gauck, y por la canciller Angela Merkel quien, al igual que Gauck, creció en Alemania Oriental. La líder de los democristianos fue la tercera y última en entonar la palabra en el homenaje en honor al gran socialdemócrata.

Cuando Schmidt se convirtió en sucesor del legendario Willy Brandt, en 1974, Merkel, que nació en Hamburgo pero se mudó a la RDA con sus padres cuando aún era una niña, tenía casi 20 años. Los primeros recuerdos que tiene de el excanciller Schmidt se remontan al año 1962, cuando la ciudad fue arrasada por una tormenta devastadora. Un ministro del Interior del Senado de la ciudad-Estado llamado Helmut Schmidt se erigió como un valiente gestor de crisis en un momento de gran necesidad. Una eficacia que caló “profundamente en la memoria” de una niña de siete años –Angela Merkel- que vivía en la otra parte del país. No es de extrañar, pues la niña estaba preocupada por los parientes que, como para todos los habitantes de la RDA, vivían en la inalcanzable ciudad occidental de Hamburgo.

Una niña que confiaba en un hombre llamado Schmidt

Lo que expresó hoy la canciller Angela Merkel en la ceremonia de Estado en honor de Schmidt, 53 años más tarde, es la típica suerte que corrieron los alemanes en un país por entonces dividido. Debido a la preocupación que sufría por sus parientes en Hamburgo, Merkel tuvo que confiar en un hombre al que no conocía. La hija del pastor se encomendó a la persona que “mantuvo la tormenta bajo control”. Ahora, como cabeza del Gobierno alemán en 2015, reconoce los logros del estadista Schmidt. Una y otra vez pronuncia la palabra “responsabilidad”. Schmidt siempre estaba listo “para pagar el precio más alto”, dice Merkel. Ese fue tal vez un guiño al involuntario final de su período como canciller cuando, en 1982, la victoria del Partido Demócrata Liberal (FDP) deshizo la coalición con el SPD y forjó una nueva con la CDU/CSU.

Angela Merkel sobre Helmut Schmidt: "Siempre estabas listo “para pagar el precio más alto”.Imagen: Reuters/T. Schwarz

Henry Kissinger: “Era una especie de conciencia universal”

El ex secretario de Estado estadounidense, Henry Kissinger, que nació en Fürth en 1923, define a Schmidt como “una especie de conciencia universal", dice el anciano estadista y amigo personal del fallecido. A pesar de la confianza existente entre ambos, nunca se tutearon. Y es que ese trato cordial pero distante fue para los dos una cuestión de respeto y aprecio. Les bastaba con llamarse por sus nombres de pila. Algo que ha mantenido Kissinger es el funeral de Estado. La amistad con “Helmut” era “una colaboración en la búsqueda de la verdad y la sabiduría”, dice el político de 92 años. También estuvieron presentes en el funeral de Estado figuras de la política internacional como el expresidente francés Valérie Giscard d'Estaing y el presidente del Consejo Europeo, Jean-Claude Juncker.

Hamburgo y el mundo se despiden definitivamente de Helmut Schmidt. Las personas le dicen adiós en silencio al borde de la carretera. Cuando el gran hijo de su ciudad murió, el pasado 10 de noviembre, millones de personas en todo el mundo se sintieron “profundamente conmovidas”, señaló el pastor Alexander Röder al comienzo del acto gubernamental. Miles de habitantes de Hamburgo demostraron a continuación, y de forma espontánea, sus últimos respetos con velas, flores, fotos y cartas. Un signo de cercanía humana que muchos demostraron, a pesar de que nunca conocieron a Schmidt. El pastor Röder resume la tristeza en una frase: “Es como si hubiera muerto un buen amigo”.

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