Un artículo del diario "taz" sobre la Policía en Alemania es inhumano, estúpido y despectivo. Pero querer demandar a la autora no es una buena idea del Ministro alemán del Interior, Horst Seehofer, dice Jens Thurau.
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La columna de Hengameh Yaghoobifarah en el periódico alemán "taz" trata el hipotético caso de lo que debería hacerse con los agentes de Policía si esa institución dejase de existir. ¿Nuevas profesiones? No funciona, dice la autora. En realidad, todo lo que queda es "...el basurero. No como personas que transporten la basura, sino en el vertedero municipal, donde estén realmente rodeados de basura. Estoy segura de que se sentirán más cómodos entre los de su clase".
Llamar basura a la gente se remonta a los tiempos más oscuros de la historia de Alemania. Y es increíblemente estúpido. Lo que la autora quiere decirnos exactamente no está claro, es difícil reconocer en su artículo una referencia satírica. El artículo pertenece a la terrible cultura de los gritos en papel, sin matices suaves y ni siquiera petulantes, y sin rasgos de autoironía. Este es el resultado de cuando toda la suciedad, la malicia y la agresividad de las redes sociales son asumidos por el periodismo clásico. Todo bajo la presunción de que si se trata un tema con la misma agresividad que en las redes, el número de lectores aumentará.
Los altas barreras del derecho penal
A pesar de eso, no es para nada buena la idea del Ministro Federal del Interior, Horst Seehofer, de demandar a la autora por esa razón. Los obstáculos para que los periodistas sean procesados por lo que escriben son muy grandes en Alemania. Un gobierno federal nunca debe exponerse a la sospecha de restringir la libertad de prensa, especialmente en momentos en que esto está sucediendo en otras democracias, como Estados Unidos o Hungría. Esa fue una de las razones por las que, este lunes (22.06.2020), se dijo en Berlín que la Canciller Angela Merkel estaba "en conversaciones" con Seehofer sobre los cargos. En otras palabras: ella quiere convencerlo de que no la demande, y esa es una buena señal.
Lo que parece quedar claro es que la calma, la prudencia y la reflexión a que condujeron las restricciones de la pandemia han terminado. ¿Realmente creímos que la pandemia haría que la gente fuera más considerada? ¿Somos conscientes de cómo las sociedades se están polarizando cada vez más? Desafortunadamente, no. Desde hace unas semanas se está desarrollando un debate sobre el racismo en la Policía alemana, y con razón. Pero también hay ataques violentos contra los agentes de Policía, de parte de la izquierda y la derecha, en manifestaciones contra el racismo o contra las restricciones de la cuarentena. Y ahora, en una escalada de violencia sin precedentes en Stuttgart, este fin de semana, después de que un joven de 17 años fuera revisado por sospecha de abuso de drogas.
Por eso el ministro del Interior quiere ahora demostrar que defiende a los funcionarios demandando a una periodista. Mientras, al mismo tiempo, en Twitter y Facebook siguen los acosos y los insultos. Seehofer no tendrá éxito y solo polarizará aún más el debate. Por cierto, el "taz" ya se disculpó por el artículo.
El ministro también es el defensor de la Constitución
En los medios de comunicación no hay santos, como se puede ver. Pero justamente la crisis del coronavirus ha demostrado lo importante que es la prensa libre, especialmente los medios tradicionales como los periódicos, las noticias de televisión, la radio y las emisoras públicas. Cuando los problemas se agravan, la población necesita y quiere información objetiva. Y los medios de comunicación sólo pueden ser objetivos si se sienten libres de la persecución estatal. De todos modos, esos medios están acostumbrados a los ataques de ciudadanos iracundos.
Horst Seehofer, como Ministro del Interior, parece haber olvidado que también él es, por su cargo, defensor de los derechos plasmados en la Constitución, entre los que está garantizada la libertad de prensa. El diario "taz” y su controvertida autora deberían avergonzarse de sí mismos, durante el mayor tiempo posible. Pero ni la periodista ni su periódico deben ser llevados ante un tribunal.
(jov/cp)
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Libertad de prensa: periodistas en la mira (02.05.2017)
Perseguidos, detenidos, torturados, asesinados: los periodistas son atacados por gobiernos, carteles o extremistas religiosos. En el Día Mundial de la Libertad de Prensa, DW les presenta a algunas víctimas. (02.05.2017)
Imagen: Getty Images/AFP/S. Hamed
China: Gao Yu
Periodistas disidentes, blogueros y activistas viven en China bajo una gran presión. Gao Yu, exr colaboradora de DW, fue detenida en 2014 y condenada en abril de 2015 a siete años de prisión por supuesta “filtración de secretos de Estado”. Bajo la presión internacional se le permitió salir de la cárcel y cumple su condena bajo arresto domiciliario.
Imagen: DW
Rusia: Nikolai Andruschtchenko
Tras una golpiza en calles de San Petersburgo, Nikolai Andruschtschenko sucumbió a sus heridas el 19 de abril de 2017, a los 73 años de edad. El periodista escribió sobre violaciones de los derechos humanos y delincuencia. En su último reportaje, Nikolai Andruschtchenko investigó sobre cómo el presidente Wladimir Putin había llegado al poder.a través de enlaces criminales y la KGB.
Imagen: picture-alliance/dpa/D. Usov
México: Miroslava Breach
Miroslava Breach fue literalmente ejecutada, al frente de su casa, el 23 de marzo de 2017 por un sicario que le dio ocho disparos en la cabeza. La periodista informaba sobre la corrupción y los crímenes de los carteles mexicanos de la droga. Miroslava Breach es una de los tres periodistas asesinados en marzo en México.
Imagen: picture-alliance/NurPhoto/C. Tischler
Irak: Shifa Gardi
La reportera Shifa Gardi murió el 25 de febrero de 2017, cuando una mina explotó en uno de los frentes de la guerra en el norte de Irak. Nacida en Irán, trabajaba para el canal de noticias kurdo Rudaw en Erbil e informaba sobre la lucha entre las fuerzas iraquíes y las milicias islamistas. En cercanías de Mossul, el Estado Islámico acostumbra a secuestrar, desterrar y matar a periodistas.
Imagen: picture alliance/dpa/AA/F. Ferec
Bangladesch: Avijit Roy
"Mukto Mona" o "Espíritu libre" era el nombre del blog crítico del islamismo radical de autoría de Avijit Roy, un "humanista secular". Avijit Roy vivía en EE. UU., desde donde viajó a la Feria del Libro a Dacca en febrero de 2015. Allí, fanáticos religiosos lo descuartizaron en la calle a machetazos. En Bangladesh, los bloggers siguen siendo perseguidos y asesinados por extremistas.
Imagen: Getty Images/AFP/M. U. Zaman
Arabia Saudí: Raif Badawi
A diez años de prisión y 1.000 latigazos fue condenado este activista internáutico por haber, supuestamente, “insultado el Islam”. Raif Badawi se encuentra en prisión desde 2012. En enero de 2015 fue azotado públicamente por primera vez. Canadá le ofreció asilo a su esposa Ensaf Haidar y sus hijos.
Imagen: Imago/C. Ditsch
Turquía: Deniz Yücel
El periodista germano-turco Deniz Yücel se encuentra en una prisión turca desde febrero de 2017. Las acusaciones contra el corresponsal del diario berlinés "Die Welt": propaganda terrorista e incitación a la rebelión. Las autoridades, empero, no han presentado una sola evidencia. Más de 140 trabajadores de los medios han sido detenidos desde el intento de golpe de Estado en julio de 2016.
Imagen: picture-alliance/dpa/C.Merey
Azerbaiyán: Mehman Huseynov
Huseynov, uno de los videobloggeros más populares Azerbaiyán, publica una revista digital sociopolítica en la que critica la corrupción y violaciones de derechos humanos. Su campaña "caza de funcionarios corruptos" apunta a los más altos cargos involucrados en casos de corrupción en su país. Ha sido amenazado en repetidas ocasiones y condenado en marzo de 2017 por difamación a dos años de prisión.
Imagen: twitter.com/mehman_huseynov
Venezuela: Braulio Jatar
El periodista chileno-venezolano Braulio Jatar, editor del portal Reporte Confidencial, fue detenido el 3 de septiembre de 2016 por presunta "legitimación de capitales". Se cree empero, que su aprehensión se debe a que fue uno de los primeros en dar a conocer el cacerolazo a Nicolás Maduro en Villa Rosa, Nueva Esparta. “Braulio Jatar lleva 8 meses preso por informar", dijo su hermana Ana Julia.
Imagen: el-nacional.com
Cuba: Detenciones temporales, ¿la nueva estrategia contra la prensa?
Maykel González, de El Estornudo, fue retenido el 24 de abril en la Universidad Central Marta Abreu, cuando hacía reportaje sobre expulsión de la estudiante Karla Pérez. El periodista fue interrogado varias horas y confiscados sus equipos. Por otro lado, Reporteros sin Fronteras recuerda a Yoeni Guerra, de Yayabo Press, preso desde el 13 marzo 2014, y José Torres, de Granma, desde mayo de 2011.