Duele. Aturde. Avergüenza. El abuso sexual durante décadas ha convertido a la Iglesia Católica en un infierno para las víctimas. No hay alivio para su sufrimiento, opina Astrid Prange.
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Y, ¿también abusaron de ti? Muchos católicos podrían verse confrontados, en el futuro, con esta dolorosa pregunta. Los escándalos de abusos sexuales envenenan, entre tanto, a toda la iglesia mundial. Desde que el diario "Boston Globe" reveló los primeros casos en Estados Unidos en 2002, los escándalos se han sucedido.
Abusos sexuales cometidos por clérigos en EE. UU., Australia, Italia, Irlanda, Chile, Alemania y en otros muchos países: cada vez más víctimas denuncian sus casos, cada vez más obispos y sacerdotes son declarados culpables y cada vez más creyentes abandonan su Iglesia.
Por lo tanto, es importante señalar que cuando se conocen nuevos incidentes de abuso sexual, esto no disminuye el sufrimiento de las víctimas. Todo lo contrario: la revisión, el esclarecimiento, la justicia y la compensación son cada vez más importantes.
El sufrimiento de las víctimas
Se corre el gran peligro de que, debido a su frecuencia, los escándalos de abusos en la Iglesia Católica sean cada vez más indiferentes para la opinión pública. Pero a diferencia de la vida de los espectadores de noticieros, la de las víctimas no continúa con normalidad el día después del delito.
La revisión de los casos de abuso ha comenzado en Roma y en muchas iglesias locales, pero todavía está lejos de llegar a su fin. El desgarrador informe de la investigación en Pensilvania lo demuestra de manera impresionante. El resultado de esta revisión puede cuestionar a la Iglesia católica como institución en su forma actual, porque una institución en la que ocurren y se encubren tales actos de violencia, pierde merecidamente su aceptación social.
El Vaticano está ahora presionando para que se lleve a cabo esta dolorosa autopurificación. Es tarde, pero ojalá no sea demasiado tarde. Irónicamente, el exdirector del Catholic Canisius Kolleg en Berlín, Klaus Mertes, quien en 2010 destapó los escándalo de abusos sexuales en la Iglesia Católica en Alemania, certifica los logros en Roma: la Comisión de Protección del Niño, impulsada por el Vaticano, en la que también están representadas las víctimas de violencia sexual, realiza un excelente trabajo, según Mertes.
En Alemania, la Conferencia Episcopal ha impuesto pautas estrictas sobre cómo manejar y prevenir el abuso sexual. Las víctimas tienen derecho a una indemnización y los plazos de prescripción para el abuso sexual se ampliaron a 30 años en 2013, a diferencia de Estados Unidos.
Laicos desesperados
Pensilvania revela, de nuevo, los abismos humanos, la doble moral y la capacidad de sufrimiento que todavía prevalece en la Iglesia Católica en la actualidad. Aunque parezca tentador condenar a toda la institución, no es nada fácil trazar una línea entre lo "bueno" y lo "malo", porque no solo los fieles comprometidos y los laicos sufren por el abismo y contradicciones de "su" Iglesia. Además, muchos sacerdotes y obispos, que no cumplen el celibato o llevan una doble vida o porque son homosexuales, están desesperados con su Iglesia. Sin dejar de mencionar a las mujeres, a quienes se les niega la ordenación.
Desde el Concilio Vaticano II, mucho ha cambiado en la Iglesia, pero demasiado poco como para salvarla de su rigidez. Millones de católicos devotos luchan para que se produzcan cambios en la moral sexual católica, en el trato con personas divorciadas que se vuelven a casar, en el celibato y en la misión de las mujeres. Se merecen el reconocimiento.
Los tiempos de infalibilidad papal e intangibilidad sacerdotal se han terminado. Sin embargo, Roma sigue manteniendo su listón de dogmas morales muy en alto hasta el día de hoy. La serie de escándalos de abusos sexuales hace tiempo que sacudió los pilares de este jerárquico universo masculino. Este se ve amenazado por una implosión moral.
Astrid Prange de Oliveira (RMR/ER)
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Cinco años de papado de Francisco (2018)
Desde que asumió en 2013, Jorge Mario Bergoglio ha tratado de presentar una nueva imagen de la Iglesia católica dando un ejemplo de humildad. Algunos apoyan sus esfuerzos, mientras otros lo consideran mera pose.
Imagen: picture-alliance/dpa/A. Lingria
'¡Buona sera!'
El 13 de marzo de 2013, Jorge Mario Bergoglio saludó a la multitud reunida en la Plaza de San Pedro, en el corazón de Roma, con un sencillo "buenas tardes", poco después de que el cónclave lo eligiera como nuevo papa. De esta forma, dio una señal y comenzó su mandato con el tono más cercano que ha marcado su liderazgo de la Iglesia católica.
Imagen: Reuters
Comité reformista
El nuevo pontífice de inmediato abordó temas que la Iglesia había estado discutiendo desde antes de su elección. Por ejemplo, estableció un comité de nueve personas para reformar la organización y dirección de la Iglesia. El principio guía: la Iglesia Católica Romana no es un fin en sí misma, sino que debe divulgar las enseñanzas de la Biblia y acercar el Vaticano a los fieles.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/L'Osservatore Romano
Apoyo a los débiles
Las muertes de migrantes que cruzan desde África a Europa son una "espina en el corazón", dijo Francisco en su primer viaje a Lampedusa. Al momento de su visita, en el verano de 2013, miles de inmigrantes estaban en esa isla italiana esperando recibir los permisos legales para seguir su travesía hacia el continente europeo.
Imagen: AFP/Getty Images
Símbolo de humildad
En perfecta concordancia con su mensaje de la "iglesia pobre", la imagen del papa Francisco con el treinteañero Renault 4, que recibió de regalo de un pastor en Verona, dio la vuelta al mundo. El pontífice supuestamente quería manejar él mismo el automóvil, pero no le fue permitido por razones de seguridad. El símbolo de la modestia ha perdurado.
Imagen: Reuters
Francisco, la celebridad
El estilo de Francisco rápidamente lo convirtió en un ícono para los católicos más progresistas. Incluso los no cristianos han aplaudido al papa y se frotaron los ojos con asombro ante el fuerte contraste con su antecesor, el conservador y poco carismático Benedicto XVI. Tras 10 meses en el cargo, Francisco se convirtió en el primer papa en aparecer en la portada de la revista "Rolling Stone".
Imagen: picture alliance/dpa/ROLLING STONE
Polémico constructor de puentes
Francisco se toma muy en serio su trabajo como pontífice. Ha hecho de mediador en conflictos en África Central y Colombia, y también ayudó a distender las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Con la mirada puesta en la frontera de México con EE.UU., llamó al presidente Donald Trump a construir puentes en vez de muros.
Imagen: picture-alliance/dpa/Agentur Andina/J. C. Guzmán
Unidad religiosa
Francisco también ha tratado de construir lazos con distintas confesiones y religiones. Oró en el Muro de los Lamentos en Jerusalén y se reunió con el gran muftí Mohammad Hussein. En Egipto, visitó al jefe de la iglesia copta, Tawadros II, y al gran imán Ahmed al-Tayeb. En Myanmar, habló con monjes budistas y en La Habana se reunió con el líder de la Iglesia Ortodoxa Rusa, Kyrill I (en la foto).
Imagen: Getty Images/AFP/A. Roque
Cercano al pueblo
Francisco casó espontáneamente a una pareja durante un viaje dentro de Chile, en enero de 2018. Los dos miembros de la tripulación estaban viajando con el papa entre la capital, Santiago, y la ciudad de Iquique, en el norte del país. Durante el trayecto, le contaron de sus planes de casarse por la iglesia, ocasión que Francisco aprovechó para unirlos en matrimonio.
Imagen: Reuters/Osservatore Romano
Escándalos de abuso sexual
Francisco tropezó en Chile. Allí, la Iglesia ha vivido tiempos difíciles, especialmente desde que se conocieron numerosos casos de abusos a menores. El obispo Juan Barros (a la derecha en la foto) supuestamente estaba al tanto de estos abusos, pero guardó silencio. Francisco negó las acusaciones contra el obispo y las calificó de "injurias". Luego debió disculparse, pero no ha removido a Barros.
Imagen: Getty Images/C. Reyes
Críticas internas
El curso reformista de Francisco ha sido demasiado extremo para algunos. Esta imagen en Roma acusa al papa de no mostrar misericordia dentro de la misma Iglesia. Algunos católicos piensan que su giro es demasiado secular, su humildad demasiado audaz y su despliegue, demasiado mediático. La esencia de la religiosidad -la espiritualidad-, podría perderse del todo, temen algunos.