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Escalada en Irak: misiles y propaganda

1 de enero de 2020

Tras varios ataques contra sus bases en Irak, las tropas estadounidenses bombardearon posiciones de la milicia Kataib Hezbolá a los que responsabiliza. Pero ese es exactamente el cálculo de Irán.

Irak Schiitische Miliz droht USA nach Luftangriffen
Imagen: picture-alliance/AP Photo

Tras el mortal ataque aéreo de este fin de semana por parte de Estados Unidos contra la milicia Kataib Hezbolá en Irak, el gobierno de Bagdad anunció el lunes por la noche que "revisará" las relaciones con Estados Unidos. También la oficina del gran líder religioso iraquí, Ali al Sistani, condenó el ataque y pidió a las autoridades que eviten que Irak sea "utilizado" como campo de batalla para el enfrentamiento de ambas partes. Al igual que el Hezbolá libanés, el Kataib Hezbolá de Irak está respaldado por Teherán.

La milicia chií se formó en 2003, el año en que Estados Unidos entró en su segunda guerra con Irak. Patrocinado por Irán, el Kataib Hezbolá inicialmente luchó contra las tropas estadounidenses hasta que, por el desarrollo de la guerra civil iraquí, se volvió cada vez más contra grupos yihadistas como Al-Qaeda o, más tarde, Estado Islámico.

Un portavoz del gobierno iraní dijo el lunes que, con los ataques aéreos, Estados Unidos había mostrado "un firme apoyo al terrorismo y su desprecio por la soberanía de los Estados". Y advirtió que Washington debía afrontar "consecuencias por sus actos ilegales". El propio Kataib Hezbolá también amenazó a Estados Unidos: a sus tropas en Irak les esperan ataques masivos, dijo Jamal Jaafar Ibrahimi, uno de los comandantes del grupo.

Estados Unidos bajo presión

Con los ataques del domingo, Estados Unidos respondía a varias agresiones producidas desde principios de mes. La base de Ain-al-Assad, la principal base de Estados Unidos en Irak, había sido alcanzada por cinco cohetes el día 5 de diciembre. Un día después, dos proyectiles impactaron en la base aérea de "Balad" al norte de Bagdad. Luego, el 12 de diciembre, otros dos misiles alcanzaron un alojamiento de soldados estadounidenses cerca del Aeropuerto Internacional de Bagdad.

La base aérea de Ain al-Assad en la provincia de Anbar.Imagen: Reuters/T. Al-Sudani

Estos ataques habían causado daños menores y no habían provocado heridos. Sin embargo, el viernes pasado un civil estadounidense resultó muerto y cuatro soldados estadounidenses y otros dos de las fuerzas de seguridad iraquíes resultaron heridos.

Tras este ataque, Estados Unidos tenía que responder, explica a DW Ghassan Al-Attiyah, director del Instituto Iraquí para el Desarrollo y la Democracia. "La situación se volvió difícil para los estadounidenses porque no habían respondido a los ataques anteriores. Si no lo hubieran hecho esta vez, habrían dado la impresión de que eran vulnerables".

El presidente estadounidense Donald Trump ha declarado en repetidas ocasiones que su país no quiere ser arrastrado a una guerra. La impresión de que temen que estalle un conflicto ya se había dado en otoño, tras la tímida reacción a un ataque iraní en terreno de Arabia Saudí, el principal aliado de Estados Unidos en la Península Arábiga. Algo que en esta ocasión Washington no se podía permitir si quería mantener su credibilidad militar.

A través de su compromiso contra los yihadistas, las milicias chiitas como Kataib Hezbollah en Irak han ido obteniendo no solo influencia militar sino también política. Muchos de sus representantes se presentaron con éxito en las elecciones al Consejo de Representantes de 2018 y ahora están en el Parlamento iraquí.

¿Punto de inflexión?: tras el ataque estadounidense los manifestantes iraquíes queman una bandera estadounidense en la ciudad de Basra el lunes.Imagen: AFP/H. Faleh

El aspecto religioso

El gobierno iraní ve que esta base política lograda en Irak está siendo puesta en tela de juicio por las recientes manifestaciones en el país, a las que Irán tampoco ha sido inmune. Teherán responsabiliza en gran parte de las protestas en ambos países a Estados Unidos. Washington es para el régimen de los ayatolás quien impulsa las protestas de los chiitas iraquíes contra la creciente influencia de Irán en el país, según cita la revista en línea Al-Monitor al periodista iraquí Mazen Sahib al-Shamaari, del periódico Bagdad News.

El régimen de los ayatolás en Teherán está tratando de expandir su influencia por varios países. Su principal palanca ideológica es el denominacionalismo. En Líbano, Siria, Yemen e Irak, depende de las fuerzas chiítas para vincular a la mayoría de los chiítas moderados con Irán en estos países. Al hacerlo, también trata de aprovechar el caos político y social que la lucha por el poder después de los fallidos levantamientos de 2011 en varios países árabes.

El régimen de Mullah en Teherán está tratando de expandir su influencia en varios países. Su principal palanca ideológica es el confesionalismo o denominacionalismo, la política de cupos chiitas en el poder que se da en Líbano, Siria, Yemen o también en Irak. Allí, se apoya en fuerzas chiitas afines para vincular a la mayoría de chiitas moderados de estos países con Irán. Al hacerlo, también trata de aprovechar el caos político y social que la lucha por el poder ha dejado en varios países árabes después de los levantamientos fallidos de 2011. "El éxito de la estrategia de Irán se basa en gran medida en su capacidad de utilizar el vacío de poder en Oriente Medio para sus propios fines", explicaba el analista político Alex Vatanka, del Instituto de Medio Oriente en Washington, al Washington Post.

El gobierno iraní ve sus políticas en Irak amenazadas seriamente por las manifestaciones que llevan agitando el país desde octubre. Porque los manifestantes también están comprometidos con un orden social más allá del alineamiento confesional.

Maestro de la táctica política: el jefe de estado iraní ayatolá Ali Jamenei.Imagen: picture-alliance/dpa/AP/Office of the Iranian Supreme Leader

Cálculo de Teherán

Es demasiado pronto para hablar de una guerra de poder en Irak, donde no se dan todavía las condiciones como en Libia, Siria o Yemen. Sin embargo, el número de alrededor de 500 muertos y alrededor de 19.000 manifestantes heridos indica la creciente violencia de los enfrentamientos. Numerosos manifestantes también fueron secuestrados, en su mayoría liberados después de unos días, aunque con todavía en la cabeza la advertencia de los secuestradores anónimos para que no participen en más manifestaciones.

Sin embargo, Estados Unidos podría haber respondido con el ataque a las posiciones de Kataib Hezbolá exactamente al cálculo de Irán. Por el momento, parece que los ataques dañarán principalmente al movimiento de protesta, dice Ghassan Al-Attiyah, director del Instituto Iraquí para el Desarrollo y la Democracia en una entrevista de DW. "Las fuerzas vinculadas a Teherán ahora podrían dar la impresión de que lo más importante es luchar contra la presencia de Estados Unidos en el país".

Con lemas como "combatir a América" ​​y "al sionismo", podrían tener un impacto significativo en el estado de ánimo en el país, dice Al-Attiyah: "a los participantes en el movimiento de protesta se les estaría así diciendo que ahora se trata de una pelea más grande, y que por eso deberían detener sus manifestaciones".

Es probable que los cohetes continúen disparándose en Irak. Pero apuntan más al estado de ánimo de la población que a las posiciones hostiles.

(lgc/few)

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