Escepticismo alemán ante acuerdo Brasil-Francia
7 de septiembre de 2009El presidente francés Nicolás Sarkozy llega a Brasil para, entre otras cosas, ratificar un acuerdo de cooperación militar con ese país. La asociación estratégica prevé la fabricación de 50 helicópteros, la construcción en serie de cuatro submarinos convencionales, además del primer submarino brasilero a propulsión nuclear.
También se prevén inversiones en instalaciones industriales y portuarias, y Brasil sería quien desarrolle la propulsión nuclear, ya que la transferencia de tecnología nuclear no es parte explícita del acuerdo. El proyecto le costará al gobierno de Brasil cerca de 8,6 mil millones de euros y se financiará, en parte, a través de un préstamo otorgado por un consorcio de seis bancos europeos.
La asociación estratégica de defensa entre ambos países fue acordada durante la visita de Sarkozy al Brasil en diciembre pasado. La colaboración militar también podría incluir la compra de 36 aviones caza franceses. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva había dicho recientemente que podrían concretarse compras de aviones militares, ya que Francia ofrece una amplia transferencia de tecnología.
¿Vale la pena semejante inversión?
Expertos alemanes en el área de defensa ven esta cooperación militar con escepticismo. En su opinión, el tratado millonario que renovará el arsenal militar brasilero puede ser un factor que contribuya a una carrera armamentista en América Latina, sin traer los beneficios que espera el Gobierno brasilero.
“No estoy muy seguro de si Brasil conseguirá realmente la transferencia tecnológica a la que apunta con ese acuerdo”, comenta el periodista Otfried Nassauer, director del Centro de Información para la Seguridad Transatlántica de Berlín (BITS, según sus siglas en alemán).
El experto afirma que hay grandes posibilidades de que los resultados del proyecto brasilero para un submarino nuclear sean menores que los esperados. “Aún no se puede saber si ese proyecto tendrá el éxito deseado desde el punto de vista tecnológico, y si le dará a Brasil una ventaja militar en relación con otros países. Un proyecto tan ambicioso también puede fracasar”, afirma.
Nassauer no cree que la actual cooperación con Francia sea motivo de aprehensión para las naciones vecinas a Brasil, ya que las relaciones entre los actuales gobiernos del continente son buenas. Sin embargo, opina que sería mejor invertir ese dinero en otros sectores.
“La pregunta que debería hacerse el gobierno de Lula es si el costo no es demasiado alto, y si es correcto invertir tanto dinero en el propio status político y militar”, cuestiona Nassauer. “Hay muchos otros sectores de la sociedad y de la economía en los cuales, con los mismos recursos, probablemente se obtendrían muchos más puestos de trabajo y hasta mayor transferencia tecnología. La tecnología militar siempre es más cara que la tecnología civil”, enfatiza el director del BITS.
Hegemonía regional
El politólogo Daniel Flemes, especialista en políticas de seguridad del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA), de Hamburgo, asegura que el acuerdo con Francia puede debilitar la cooperación con los vecinos latinoamericanos y provocar una competición regional por armamento.
“El hecho de que Brasil esté procurando socios fuera de América Latina en busca de conocimientos tecnológicos puede provocar una carrera armamentista en el continente y puede convertirse en una traba para una mayor colaboración con los países vecinos en el sector de defensa”, alerta Flemes.
El experto recuerda que la asociación estratégica es apenas un paso más de Brasil, no sólo para confirmar su posición como líder regional, sino también para pavimentar el camino rumbo al tan soñado status de gran potencia. “El país se esfuerza por subrayar su hegemonía regional, no solamente en el área económica y política, sino también militar. Y, al mismo tiempo, intenta consolidar su posición de potencia emergente en un contexto más amplio”, explica Flemes.
Para el analista, este es un paso comprensible si se recuerdan los esfuerzos de los países cercanos por ampliar su poderío militar. “Algunos países vecinos a Brasil también se empeñan en modernizar su aparato militar. Venezuela gastó cuatro mil millones de euros en los últimos cuatro a cinco años en la importación de armamento de Rusia, y Chile también viene realizando inversiones cuantiosas en armamento”, resalta Flemes.
“Brasil no es el único”, resume el politólogo, recordando que la suma de gastos en armamento de los países sudamericanos llegó a más que duplicarse en los últimos cinco años.
Alemania, sin experiencia en submarino nuclear
El ministro de Defensa brasilero, Nelson Jobim, justifica la decisión afirmando que los franceses fueron los únicos dispuestos a transferir tecnología a Brasil. Además, Alemania, a quien también se había consultado, no tendría experiencia en la construcción de submarinos nucleares.
“Eso es correcto. Alemania nunca construyó un submarino a propulsión nuclear. Y tampoco construyó nunca un submarino tan grande que implique un reactor nuclear. Los submarinos alemanes son significativamente menores”, dice Nassauer.
Autor: Marcio Damasceno/ CP
Editora: Emilia Rojas-Sasse