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Esclavitud hoy: más de 10 millones de víctimas

21 de agosto de 2009

El 23 de agosto fue proclamado por la UNESCO Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y su Abolición; una ocasión apropiada para debatir sobre el auge de la trata de seres humanos y la esclavitud moderna.

Cadenas en el Museo Internacional sobre la Esclavitud, en Liverpool, Gran Bretaña. Hoy, las cadenas son invisibles, pero existen.Imagen: AP

En la época en que la esclavitud no estaba catalogada por las leyes como un crimen, a los esclavos se les solía vender en el mercado como si fueran fruta fresca. Hoy día, la trata de seres humanos está prohibida a escala internacional, pero el negocio sigue floreciendo en secreto. Millones de personas son utilizadas como siervos y obligadas a trabajar para el beneficio de otras bajo condiciones inhumanas.

Niño de Ghana saca pescado de una red en Yeji, una aldea de pescadores a orilla del lago Volta. Es uno de miles de niños empleados en el sector pesquero en Ghana.Imagen: dpa

La mayoría de las víctimas son mujeres que trabajan como prostitutas en contra de su voluntad, pero también en la gastronomía y hasta en los hogares tienen lugar formas modernas de esclavitud; y el hecho de que quienes sacan provecho a esas relaciones de trabajo se nieguen a describirlas como tales no cambia en absoluto la naturaleza denigrante de ese fenómeno. De ahí que el Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y de su Abolición, todos los 23 de agosto desde 1997 por iniciativa de la Conferencia General de la UNESCO, luzca como una ocasión apropiada para debatir sobre este tema.

Muy pocos casos salen a la luz

Muy pocos casos de esclavitud moderna salen a la luz y por eso resulta tan difícil comprender la gravedad y la magnitud de este problema que, por cierto, no afecta solamente a las sociedades del llamado Tercer Mundo: varios escándalos de cuasi esclavitud han estallado también en Europa, dejando claro hasta qué punto se han extendido y diversificado la trata de seres humanos y las relaciones laborales esclavizantes.

A Dwarka Prasad se le pagan en la India 80 centavos de dólar por cada mil ladrillos que apila. Pero Dwarka no recibe nada, porque los 80 centavos son para devolver un crédito que tomó por adelantado del propietario de la fábrica.Imagen: picture-alliance/ dpa/dpaweb

La historia de la mujer etíope forzada a cocinar desde temprano en la mañana hasta altas horas de la noche en un restaurante de Berlín por menos de un euro al día inspiró más de un titular de prensa en mayo de este año. Sin poder articular palabra alguna en alemán, aislada del mundo exterior y acreedora de un sueldo ínfimo –500 euros por un año y medio de trabajo–, su caso trajo a la memoria el de la mujer indonesia que fue explotada durante años como si de una esclava se tratara en la residencia berlinesa de un diplomático yemenita.

Más de diez millones de casos en todo el mundo

Ambos casos fueron salieron a la luz pública por casualidad; la mayoría de las veces, situaciones como las anteriores no llegan a oídos de las organizaciones no gubernamentales, ni a los de los medios, ni a los de las autoridades estatales. Aún más raro es que se le haga justicia a las víctimas de la trata de seres humanos y de la esclavitud a través de reparaciones económicas o de la imposición de castigos penales a los victimarios.

Prostitutas en Roma. A menudo sin papeles, las prostitutas extranjeras no se animan a denunciar a sus explotadores ante las autoridades.Imagen: AP

No existen cifras fiables que reflejen con precisión hasta qué punto se han generalizado las prácticas de la trata de seres humanos y el trabajo obligado. Según los cálculos de las organizaciones nacionales e internacionales dedicadas a analizar la materia, más de 10 millones de personas viven bajo estas condiciones en todo el mundo.

Esclavitud moderna también en Alemania

Alemania es catalogada por la Organización de las Naciones Unidas como país de tránsito, pero también como destino de personas en situación de esclavitud moderna; aparentemente, es en el país más poblado y económicamente más fuerte de Europa donde la esclavitud moderna resulta más rentable, sea en las zonas de tolerancia para la prostitución, en el campo de la construcción o en el de la gastronomía. El hecho de que muy pocos casos espectaculares se den a conocer se debe a la manera en que han sido formuladas las leyes y a la forma de operar de las autoridades pertinentes.

Si en el aspecto formal todo parece estar en orden, nadie mirará tras bastidores para cerciorarse de que así sea. “En aquellos ámbitos en donde se aplican controles estatales, como el de la construcción o el de la agricultura, el foco suele ponerse en la legalidad de las relaciones laborales y en el papeleo correspondiente; pero se le presta poca atención al hecho de si los trabajadores involucrados pueden ser vistos, cara a cara, o si realmente disfrutan de sus derechos”, dice Heike Rabe, especialista en derechos humanos con experiencia internacional.

Asistencia jurídica

A solicitud del Instituto Alemán para los Derechos Humanos, Rabe ha hecho un estudio sobre la trata de seres humanos en Alemania y, junto a la Fundación Recuerdo, Responsabilidad y Futuro, se ha comprometido a llevar adelante un proyecto piloto para mejorar las condiciones jurídicas de las víctimas de la esclavitud moderna. Uno de los objetivos consiste en fijar una compensación económica correspondiente a los sueldos no pagados. Hasta ahora sólo se ha oído hablar de pocos ejemplos exitosos, uno de ellos es precisamente el de la empleada doméstica indonesia explotada por un canciller yemenita: el diplomático fue sentenciado a pagarle los 23.000 euros que le debía.

Sólo las investigaciones que ya han sido cerradas aparecen en las estadísticas. Los organismos policiales registraron durante el período 2006-2007 un ascenso de 356 a 454 casos. Y muy pocas víctimas se atreven a establecer contacto con centros de asesoramiento o con las autoridades estatales pertinentes, porque o son amenazadas o tienen miedo de que se les expulse del país por carecer del permiso oficial de residencia.

Derechos humanos vs. legalidad

Si sus casos salen a la luz, las víctimas de esclavitud o trabajo obligado son consideradas como testigos durante los juicios, pero no pueden contar con reparaciones materiales por haber permanecido en el país sin autorización oficial. Sin embargo, para el director del Instituto Alemán para los Derechos Humanos, Heiner Bielefeldt, los derechos humanos son independientes del estatus de una persona y tienen mayor jerarquía que el Derecho de Permanencia. Bielefeldt ha pedido a los integrantes de la gran coalición de partidos que actualmente gobierna en Alemania que ratifique la Convención del Consejo de Europa contra la Trata de Seres Humanos formulada en 2005.

Autor: Marcel Fürstenau

Editor: Pablo Kummetz

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