España, coladero del tráfico ilegal de fauna latinoamericana
1 de julio de 2023La Unión Europa es uno los mayores importadores de animales destinados para el comercio de mascotas exóticas. Aunque la mayoría de los ejemplares que se comercian son de un limitado número de especies, también hay una demanda significativa de las especies raras, particularmente de anfibios y reptiles. Actualmente, solo una pequeña fracción de especies que se comercian están cubiertas por la legislación internacional o europea.
Según la cuarta versión del informe ‘Stolen Wildlife’ publicado por la organización alemana Pro Wildlife, IFAW y Humane Society International, la Unión Europea es el principal centro y destino de la vida salvaje robada de América Latina, África, Oriente Medio, Asia y Oceanía, siendo los réptiles y los anfibios las especies más traficadas.
“México es el segundo país en cuanto diversidad de reptiles, con más cantidad de especies, después de Australia. Tenemos muchísimas especies que se convierten en animales muy deseados para coleccionistas que quieren tener estos reptiles exóticos, difíciles de encontrar y ese es el problema. En Europa tienen dinero y poca regulación”, dice a DW Joaquín de la Torre, director regional de América Latina y El Caribe de International Fund for Animal Welfare (IFAW).
Según el informe ‘El negocio de la extinción en España’ de WWF España, que analiza el comercio y el tráfico de especies en España de 2006 a 2015, el país importó 4,5 millones de especímenes CITES, de los que más de la mitad corresponden a reptiles (2.553.000 unidades) –principalmente pieles–, seguidos por mamíferos, aves, anfibios y peces. En cuanto al tráfico, entre 2005 y 2012 se incautaron más de 14.000 especímenes CITES, principalmente de reptiles, peces y flora. El tráfico más numeroso es el de reptiles siendo el país donde se incauta un mayor número de pieles del mundo, acumulando casi un tercio del total.
“España es la entrada de muchas especies que vienen desde África y desde América para el resto de Europa y Asia”, explica a DW Laura Moreno, responsable de Especies de WWF España. “Muchas especies pasan por aquí y muchas van a una feria que hay en Alemania”, agrega.
Un punto de encuentro clave
Se trata de Terraristika que se organiza trimestralmente en Hamm. “A menudo, los animales se venden en línea y la entrega se realiza en Hamm”, explica a DW Katherina Lameter, coautora del informe ‘Stolen Wildlife’ de la organización Pro Wildlife, apuntando que dicha venta no se lleva a cabo únicamente en la feria. “También se comercializan en los hoteles de Hamm y en los estacionamientos”, agrega.
“Hay algunos controles, pero una feria como Hamm es demasiado grande y hay demasiadas especies diferentes. Las autoridades están completamente sobrecargadas”, considera la representante de la ONG alemana. “Necesitamos con urgencia medidas estrictas y preventivas para frenar la trata”, reclama.
“En toda la Unión Europea, la normativa CITES es la misma. Cada país es miembro de CITES, pero a su vez la Unión Europea es miembro de CITES y la Unión Europea tiene CITES como más estricto, como más condicionantes en los anexos”, agrega la responsable de Especies de WWF España. “Si un animal está aquí prohibido, probablemente en Francia también está prohibido, entonces, aunque aquí no se detecte si se detecta allí, en teoría no se podría comercializar”, puntualiza.
Una telaraña jurídica de un sector complejo
“Las especies que no son nativas de Europa y no están incluidas en CITES, no están protegidas en Europa o Alemania, por lo tanto, el comercio de especies exóticas de vida silvestre no es ilegal, incluso si están protegidas a nivel nacional en su país de origen”, explica Lameter. “Por ejemplo, un animal de una especie protegida a nivel nacional puede ser capturado ilegalmente y ser sacado de contrabando del país, tan pronto como llega a Alemania, Europa, ya no es ilegal y puede venderse abiertamente. Por lo tanto, la parte principal del mercado es el comercio legal”, detalla.
No obstante, el directivo de IFAW tira la señal de alarma. “La Lista Roja de Unión Internacional por la Conservación de la Naturaleza es reconocida y aceptada por todas las autoridades como fuente fidedigna de que alguna especie está en alguna categoría de riesgo. Normalmente cuando una de estas especies entra en una categoría de riesgo, y hasta que en CITES reciba una protección para el comercio, pueden pasar un par de años. En ese par de años, hemos detectado que las especies que reciben una categoría de riesgo, se empiezan a utilizar más para meterlas en el mercado europeo y comercializarlas”, explica preocupado. “Capturan a hembras preñadas de cualquier especie y las comercializan las crías como criadas en cautiverio”, alerta.
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