A dos semanas del triunfo de España sobre Inglaterra en el Mundial de Fútbol Femenino, las jóvenes jugadoras que entrenaban en el calor de la tarde del viernes (1.09.2023) en el CFF Olympia Las Rozas, al noroeste de Madrid, aún estaban, evidentemente, disfrutando del sabor del éxito. "Significa mucho para nosotras como futbolistas, porque ahora el mundo nos ubica en el mapa”, dijo a DW la centrocampista Lucía Fernández, de 23 años.

La victoria histórica del equipo femenino de fútbol español debería ser una buena noticia y traducirse en más interés y apoyo financiero, dijo a DW Ana de la Chica, de 38 años, directora del CCF Olympia Las Rozas. "Lo que hemos demostrado con lo que logramos aquí es que, si se invierte en el deporte femenino, siempre se obtienen buenos resultados”, señaló. En resumen: este es un buen momento para el fútbol femenino en España. Excepto por el beso de Rubiales.

Una victoria histórica eclipsada por un escándalo

La jugadora dejó rápidamente en claro que el beso no fue consensuado, pero Rubiales sostiene que sí lo fue, y se ha negado rotundamente a dimitir.

Ante la investigación sobre si el incidente constituye una agresión sexual, y habiendo sido suspendido por la FIFA, la postura del exjugador de 46 años parece cada vez más insostenible. Hubo una enorme reacción en cadena en las redes sociales contra el beso de Rubiales a Hermoso, que fue condenado también por destacados futbolistas, y provocó decenas de protestas callejeras.

Mucho más que un beso forzado

Para el equipo femenino de fútbol de España, el problema es mucho más profundo que el comportamiento de Rubiales. Se trata de desigualdades estructurales y de un quiebre en la relación con el seleccionador nacional  Jorge Vilda, que desembocó en su destitución, este martes (5.09.2023). Desde hace años, muchas de las mejores jugadoras españolas vienen pidiendo más respeto, más dinero y más personal que apoye su desempeño. 

Dado el conflicto latente, el comportamiento arrogante del presidente de la RFEF y de Vilda es aún más discordante, dijo a DW Ana Tronchoni, redactora en jefe de Deportes del diario El País. Rubiales también fue visto agarrándose la entrepierna a pocos metros de la reina Letizia y su hija adolescente durante la final. Para Tronchoni, el mensaje de los dos hombres parecía ser: "Es porque lo hicimos nosotros, también nosotros, los hombres. Les advertimos a estas chicas, nos mantuvimos firmes, e hicimos lo que quisimos. Y ahora ganamos".

Un eco que se escucha mucho más allá de la cancha

Rubiales se considera víctima de una persecución. Durante su discurso ante la RFEF, donde, según Tronchoni, sólo 6 de los 140 asambleístas eran mujeres, criticó "el falso feminismo, una gran lacra en nuestro país".

Queda claro que sus acciones han tocado una fibra sensible mucho más allá del mundo del fútbol. El viernes (1.09.2023) por la noche, manifestantes se reunieron en varias ciudades españolas, incluida Madrid, organizados por un grupo estudiantil de izquierda. Los manifestantes en la Puerta del Sol de la capital sostenían carteles que decían "Fuera la cultura de la violación" y "¡Cese ya!".

También el ultraderechista VOX criticó el hecho, si bien habló de una "caza política y mediática". "Básicamente lo llamamos a que se vaya, le decimos 'Por favor, vete', porque ahora, de lo que todo el mundo habla no es del gran triunfo de las campeonas del fútbol femenino. Están hablando de este hombre", dijo Isabel, una jugadora de 25 años, a DW.

"Lo mejor que ha hecho este beso no deseado es mostrarnos que la sociedad ha entendido la cultura feminista", subrayó Ana Tronchoni. La reacción contra Rubiales fue natural y rápida, según afirmó la periodista deportiva. "El país es mucho más feminista que hace cinco años".

Ahora le toca a la RFEF

La cuestión es si eso también supondrá un cambio en el fútbol femenino. Tras el discurso de Rubiales, en el que afirmó cinco veces que no iba a dimitir, más de 80 de las mejores mujeres futbolistas de España, incluyendo a las 23 ganadoras de la Copa Mundial, anunciaron una huelga en la representación de su país. Y la semana pasada, asociaciones de deportistas que juegan en La Liga dijeron que también irían a huelga por sus salarios cuando comience la temporada, este mes.

Lo que sí ha cambiado es que ahora la RFEF ya no puede seguir ignorando las demandas de las mujeres del once de fútbol femenino español, reclamó Tronchoni. "Les vamos a creer cuando digan que necesitamos cambiar, cuando digan que esto no es profesionalismo, cuando digan que es necesario que se nos respete. Esto no es aceptable”, subrayó.

Ana de la Chica fue partícipe del desarrollo de su equipo, el CCF Olympia Las Rozas, desde sus comienzos, en 2015. "Comenzamos con 13 chicas, y ahora tenemos más de 350. Y luego de la victoria en la Copa el Mundo, el teléfono no ha dejado de sonar, y somos todavía más”, explicó. "Lo que buscamos ahora es la visibilidad que nos brinde oportunidades y que permita a las chicas desarrollarse en un entorno seguro con las mejores herramientas posibles".

(cp/ers)