El volcán feminista vuelve a entrar en erupción en España, pero esta vez sin necesidad de efemérides reivindicativas. El motivo esta vez era la rabia, la impotencia, la frustración. El origen: una sentencia hecha pública este jueves (26.04.2018) por la Audiencia Provincial de Navarra, con sede en la norteña ciudad de Pamplona.

Caso "La Manada": polémica condena a acusados de violación

El caso lleva año y medio en primera línea de la actualidad nacional, una visibilidad inusual para un caso de violencia contra la mujer, lograda gracias a la presión de los grupos feministas. Una joven de 18 años denunció haber sido violada en grupo por cinco jóvenes durante la popular fiesta de los Sanfermines de 2016. Poco después, los integrantes de "La Manada", como se llamaban a sí mismos, fueron detenidos. Habían grabado parte de lo ocurrido con un teléfono móvil, imágenes que han sido esenciales durante el proceso.

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Culpables de abuso sexual, esa ha sido la condena. Nueve años de prisión, una indemnización conjunta de 50.000 euros y una multa adicional de 900 euros a uno de ellos por hurto del celular de la víctima. Una condena que ha sacado a decenas de miles de personas a la calle en un país que el pasado 8 de marzo vivió una histórica huelga feminista para decir basta a la violencia, la desigualdad y la discriminación que sufren las mujeres. La razón de tanta indignación es que, según consideran los jueces en su sentencia, no hubo violación. No mediaron violencia ni intimidación, argumentan los magistrados, por lo que rechazan condenarlos por agresión sexual y optan por el tipo penal más leve de abuso sexual. Así, "La Manada" escapa de los más de veinte años de prisión que pedían tanto la Fiscalía como el Gobierno de Navarra por los delitos de agresión sexual, contra la intimidad y robo.

"No es un caso aislado, se llama patriarcado"

Decenas de miles de personas salieron a protestar por toda la geografía española en la tarde del jueves, horas después de darse a conocer la polémica sentencia, con el fin de mostrar su hartazgo con un problema que consideran sistémico del sistema judicial. Madrid se inundó de manifestantes que clamaban "no son abusos, son violaciones". Pero los cánticos se repetían en ciudades grandes y pequeñas. "No es un caso aislado, se llama patriarcado". "Justicia de mierda, la estás juzgando a ella". "El patriarcado controla los juzgados". La credibilidad del sistema judicial en casos de violencia contra las mujeres está bajo mínimos.

La capacidad de movilización de los grupos feministas en España está demostrando ser masiva en los últimos meses. Si las imágenes de la capital daban fe de una robusta conciencia ciudadana frente al machismo, también lo hacían las marchas en localidades de segundo orden, donde las protestas suelen ser anecdóticas. "Una mujer borracha, y posiblemente bajo el efecto de drogas, ha sido violada por cinco individuos y los jueces han considerado que eso no es violencia, que solo es abuso", dijo a DW la manifestante Alicia de Navascués en la protesta que tuvo lugar en la ciudad andaluza de Huelva. "Es absolutamente indignante".

La indignación se ha trasladado también a la clase política. Los líderes socialdemócratas e izquierdistas se han unido en bloque a las críticas ciudadanas. El presidente del Gobierno, el conservador Mariano Rajoy, no se ha pronunciado al respecto. Sí lo ha hecho el portavoz del Ejecutivo, quien anunció este viernes (27.04.2018) que se revisará la tipificación de los delitos sexuales. Una respuesta insuficiente para muchos por parte de un partido acusado de haber reducido el presupuesto contra la violencia machista desde que llegó al poder en 2011.

Duras críticas de los juristas

El ámbito jurídico también se ha pronunciado rápidamente contra la polémica sentencia. Amnistía Internacional llamó la atención sobre el "mensaje preocupante" que podría estar mandando el fallo y recordó que solo nueve países europeos definen el delito de violación sexual como la falta de consentimiento de la víctima. España no está entre ellos.

"La interpretación final que se hace de abuso sexual, en la que se entiende que no ha habido ni violencia ni intimidación en una situación que de por sí es coactiva, en la que la víctima ha sido obligada a tener unas relaciones sexuales, es una interpretación anacrónica", subraya en una entrevista con DW la jurista Violeta Assiego. En el mismo sentido se pronuncia la abogada Charo Alises, quien insiste en que el fallo se contradice: "La propia sentencia dice que la chica estaba acorralada, que no hacía nada, que emitía gemidos que reflejaban dolor. Y, sin embargo, eso no lo interpretan los magistrados como intimidación o violencia".

En cualquier caso, Assiego insiste en que no se trata de un caso aislado, como lo demuestran las últimas evaluaciones sobre la aplicación de la Justicia en el Estado español. "Estamos viendo que la víctima constantemente tiene que justificar y probar todo lo que no sea una violencia extrema, física, que casi le conduzca a la muerte", se lamenta esta especialista en vulnerabilidad y derechos humanos.

Ambas juristas coinciden en que al menos una parte del problema está en la "mentalidad patriarcal" de los jueces. Assiego hace hincapié a este respecto en el voto particular de uno de los jueces del caso, que se desmarcó del veredicto final y abogó por la absolución de los acusados. En opinión de la entrevistada, sin embargo, es necesario además una reforma del Código Penal "mucho más directa y concreta para dejar bien claro lo que ha puesto al descubierto esta sentencia".

Las partes ya han avanzado que recurrirán el fallo judicial. Mientras tanto, lejos de apagarse, el estallido de rabia ciudadana promete continuar. Las organizaciones de derechos de las mujeres se preparan para hacer de la lucha contra la "Justicia patriarcal" una prioridad política. Y tienen a bastantes españoles de su lado. En las calles, aunque ya no hay pancartas ni manifestantes, todavía resuena un eco rabioso: "Tranquila, hermana, aquí está tu manada".

Autor: Enrique Anarte (VT)

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