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España: la brecha de los nacionalismos

Enrique Anarte
2 de noviembre de 2017

El auge del nacionalismo español en el contexto del desafío independentista en Cataluña no es para todos un síntoma de unidad del país.

Spanien Flaggen in Madrid - Katalonien & Unabhängigkeit
Imagen: DW/E. Anarte

Cualquiera diría que Madrid está de celebración nacional. Los balcones de la capital española lucen estos días tantas banderas que cualquier persona ajena a la actualidad política del país podría pensar que alguna selección deportiva española acaba de ganar un importante trofeo internacional. Sin embargo, a veces aparece alguna bandera catalana (no independentista), como la de la calle Toledo del madrileño barrio de La Latina, que aclara al transeúnte despistado la razón de tal exhibición de orgullo patrio: el desafío independentista en Cataluña.

El problema es que, en España, los símbolos nacionales son para muchos todo lo contrario a un emblema de unidad social y política. La historia de la guerra civil, el franquismo y la transición pesan sobre símbolos como la bandera o instituciones como la monarquía. Es raro, por ejemplo, ver a la izquierda ondear la bandera rojigualda. Por eso no son pocos, entre la ciudadanía de a pie, los que se sienten incómodos cuando pasan junto a la gigantesca bandera que cubre la fachada del céntrico Teatro Barceló.

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"Tengo la sensación de que lo que esos dos nacionalismos, el español y el catalán, están haciendo es separarnos cada vez más y que haya menos posibilidades de diálogo”, explica Rocío, estudiante andaluza en la capital.

De acuerdo con una reciente encuesta publicada por el diario El Mundo, el 57,4% de los españoles está a favor un referéndum pactado en Cataluña sobre la secesión. Ahora mismo, sin embargo, esta opción parece más lejana que nunca, tras la declaración de independencia catalana y la aplicación del polémico artículo 155 de la Constitución. Ambos, para Rocío, son reflejo de la "postura inamovible y radical” por parte de Madrid y Barcelona.

El discurso de "nosotros contra vosotros”

"Se está manipulando intencionadamente lo de abrir brechas y ensalzar el discurso de nosotros, los españoles, frente a vosotros”, opina Carmen, una madrileña que trabaja en el ámbito de la comunicación. Ella cree que, en el fondo, "todo esto sirve para tapar corrupción por ambos lados, tanto en Cataluña como aquí”.

En su opinión, la clase política no ha estado a la altura de la situación. "Hay un movimiento de exhibir que todos los buenos están a un lado, ya sean independentistas o ‘constitucionalistas', y los demás son el enemigo”. La consecuencia, explica, es que el gobierno de Mariano Rajoy está "más reforzado que nunca”. Y añade: "No sé cuál es el precio que vamos a pagar”.

Cierto es que no todos piensan que una posible brecha social, cada vez más clara en Cataluña, esté trasladándose a otras partes de España. "Creo que hay más unidad ahora que antes”, afirma Diego. Aunque reconoce que el gobierno central ha actuado de manera "inadecuada”, él está convencido en que el grueso de la culpa recae sobre los políticos independentistas: "Ellos son los verdaderos culpables, porque han generado un discurso en torno a la mentira sobre datos económicos, históricos, etcétera”.

Para este joven jurista, es difícil aventurar una solución al desafío que afronta el país. "Yo creo que la solución pasa por una reforma constitucional”, subraya, pero agrega: "Ahora bien, tampoco vale decir, como hace el Partido Socialista, reforma constitucional y ya está”. A su juicio habría que poner sobre la mesa qué artículos del texto constituyente se quieren modificar y cómo.


Banderas en la calle Toledo, en Madrid.Imagen: DW/E. Anarte

Una brecha entre España y Cataluña

A muchos les preocupa que un auge nacionalista español abra un hueco a la extrema derecha, que ha protagonizado algunos incidentes en las últimas semanas en diferentes ciudades españolas. El escritor Luisgé Martín, por su parte, cree que esa ventana se ha cerrado a tiempo, pero que sí se ha abierto una brecha entre Cataluña y el resto de España.

"La reconstrucción de los afectos, que es algo que parece muy tonto y sentimental, pero que no lo es, va a tener mucho trayecto”, analiza Martín. "Ojalá me equivoque, pero yo diría que esto es una cosa de generaciones”.

Ahora las esperanzas están enfocadas en las elecciones autonómicas del próximo 21 de diciembre. Este escritor madrileño confía en que empiece a haber "proposiciones razonables” por parte de la clase política, a quienes acusa de haber llevado a España a la situación actual. "En todos estos meses no hemos sabido de qué estábamos discutiendo exactamente”. E ironiza: "Se ha hablado del sexo de los ángeles”.

Una solución a largo plazo, sin embargo, requerirá probablemente algo más que unas elecciones regionales. Quizás lo más difícil sea reparar la convivencia. Y, por esta razón, a españoles como Rocío les incomoda este desfile de banderas: "Parece un partido de fútbol en el que cada uno va con su equipo y nadie está dispuesto a mezclarse con el otro, a hablar con él. O simplemente a entenderlo y respetarlo”.

Enrique Anarte (er)

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