Descartado ya un encuentro entre Pedro Sánchez y la oposición cubana en la isla, esta visita focaliza la búsqueda de acuerdos en el terreno económico para favorecer a las 250 empresas españolas con negocios en Cuba.
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Las estrategias de Cuba y España para esta visita de dos días del presidente español Pedro Sánchez a La Habana son muy claras: Madrid, según acaba de informar al Senado esta misma semana el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, pretende "pasar página" y recuperar el diálogo político y económico bilateral roto en 1996 durante el primer mandato presidencial de José María Aznar.
Quienes consideran que esta visita es un espaldarazo al régimen cubano, ya se sienten dueños de la verdad desde que se anunció que el mandatario español no se reunirá con ninguna figura de la oposición, justificándose en que ningún otro mandatario europeo lo ha hecho en los últimos años. Estos críticos se sienten burlados: el ejecutivo español dice que su interés es mantener una "actitud dialogante y una presencia activa, pero también exigente y crítica", y sin embargo persiste en el viejo discurso de que aunque resulta negativo que el gobierno cubano no respete la pluralidad de partidos, sí posee avances considerables en sanidad y educación. La Moncloa también se manifiesta esperanzada de que la nueva Constitución cubana cambie definitivamente el panorama en la isla y está dispuesta a esgrimir el espinoso tema de los derechos humanos sólo cuando se adecuen las relaciones bilaterales porque, según Borrell, es prioritario resolver el "gran desequilibrio entre la importancia de nuestros intereses y la carencia de instrumentos para defenderlos".
Este mismo año, Alfredo Bonet, director internacional de la Cámara de Comercio de España, aseguraba en una feria en La Habana que "Cuba es un mercado y un país de futuro, y cuando se integre finalmente en el mercado global, las empresas españolas tenemos que estar en primera línea". Y Eusebio Leal, historiador de la ciudad de La Habana y tradicional vocero intelectual del gobierno cubano, en un mensaje a quienes se oponen en España a cualquier tipo de acercamiento con el gobierno cubano, escribía que "en 1898 España perdió Cuba, pues en vez de otorgarle la soberanía al pueblo cubano, como debió ser, se la cedió a EEUU. Eso nunca debió ocurrir. Se decía: más se perdió en Cuba. Todavía muchos se lamentan por haberla perdido y esa es la causa por la que también la quieren suya... España no debe perder Cuba por segunda vez".
Poderoso Caballero es Don Dinero
Los intereses económicos de España desde 1959 han puesto en último lugar la situación social en la isla. Eso explica las buenas relaciones que siempre existieron en esos ámbitos entre Fidel Castro y el general Franco. También explica que, mientras el gobierno revolucionario expulsaba a miembros de la Iglesia católica por sus críticas a la Revolución, La Habana tendía puentes comerciales con Madrid, solicitaba la asesoría en el terreno de la explotación agrícola, marítima y urbanística, y sentaba las bases para la utilización del desarrollo económico que comenzaría a tener España tras la caída del franquismo, inicialmente como una especie de plataforma comercial en Europa de los productos cubanos.
Tema recurrente en los últimos encuentros entre representantes del sector empresarial español y sus socios en la isla, ha sido la necesidad de superar la desconfianza de los inversores debido a las deudas no pagadas por el sector público cubano a muchas de las empresas peninsulares, algo que podría seguir siendo un problema por la profunda crisis que atraviesa Venezuela, el principal socio de Cuba en la región. En 2015, en virtud de los Acuerdos de París, el gobierno español perdonó a La Habana 400 millones de dólares de esa deuda, dinero que a través del instrumento financiero COFIDES serviría para ofrecer préstamos a empresas españolas interesadas en invertir en la isla. En esta visita se prevén nuevos convenios en ese ámbito.
España es el tercer socio comercial de Cuba, después de China y Venezuela, al exportar a la isla alrededor de 900 millones de euros anuales en diversos productos, desde alimentos hasta piezas y maquinaria. Es muy simbólico que Pedro Sánchez se hospede en uno de los hoteles que Washington acaba de sancionar por ser gestionados por la cúpula militar cubana. Pero aún más que esa "señal de rebeldía", incluso la agenda del mandatario español ofrece señales claras que priorizan el interés económico: a las 250 empresas asentadas en la isla y a los programas ya firmados para el 2018/2019 por el Comité Bilateral de Cooperación Hispano-Cubano, ambos gobiernos ya han anticipado la firma de convenios en la actividad turística, comercial y las comunicaciones, porque "España debería ser el primer socio de Cuba", dijo María Reyes Maroto, ministra de Industria, Comercio y Turismo, que acompaña a Sánchez en este viaje.
Las cercanías históricas entre ambas naciones tienen peso. El 52% de la población cubana es de origen español y pronto serán 200.000 los cubanos/españoles viviendo en la isla, una vez que se resuelvan los restantes expedientes de petición de nacionalidad. España podría volver a ser, como antes de 1959, el "socio más querido" y Cuba recuperaría su condición de "perla más preciada de la Corona".
(er)
Fidel Castro, el hombre y la revolución
Nació el 13 de agosto de 1926. A un tiempo celebrado como máximo líder y denostado como dictador, Fidel Castro Ruz ha marcado la vida de muchos de sus compatriotas, incluso tras su muerte, el 25 de noviembre de 2016.
Imagen: Reuters
Educación Jesuítica
Nacido el 13 de agosto de 1926 en el poblado cubano de Birán, nadie podía vaticinar, a sus catorce años, cómo discurriría la vida de Fidel Castro Ruz. Sin embargo, ya destacaba entre sus compañeros, sobre todo por su inteligencia y capacidad de oratoria. Esta foto data de 1940, la época en que estudiaba en el Colegio de Dolores, dirigido por los jesuitas, en Santiago de Cuba.
Imagen: picture-alliance/dpa/Jose Maria Patac
“Alumno sobresaliente”
Fidel Castro Ruz quería llegar lejos. Sus padres, inmigrantes gallegos, habían logrado labrarse una buena posición social. Así que Fidel disfrutó de una buena educación. En 1945 finalizó el bachillerato. En el anuario de su colegio se lo describe como un “alumno sobresaliente y buen deportista”. Cinco años más tarde se recibió de abogado.
Imagen: AP
Lucha contra Batista
En 1952 presentó su candidatura a diputado, pero el golpe de Estado de Fulgencio Batista frustró sus aspiraciones. Castro intentó combatirlo en tribunales, pero luego optó por la lucha armada. Fracasó con el asalto al cuartel Moncada, en 1953. Tras haber sido encarcelado, amnistiado y expulsado del país, retornó en 1956, en el yate Granma, e inició la lucha de guerrillas en la Sierra Maestra.
Imagen: AP
Triunfa la revolución
Tras victorias guerrilleras, Batista perdió el apoyo militar y huyó de Cuba. El 1 de enero de 1959, la revolución había triunfado. Días después, Fidel Castro hacía su entrada triunfal a La Habana. Al mes, fue nombrado primer ministro por el nuevo presidente, Manuel Urrutia, quien se vio forzado a renunciar por diferencias con Castro. Lo reemplazó Osvaldo Dorticós, quien afianzó el poder de Castro.
Imagen: AP
Playa Girón
La tensión entre EE. UU. y Cuba aumentó cuando las expropiaciones cubanas afectaron intereses estadounidenses. Washington impusó un boicot comercial, y el 3 de enero de 1961 rompió relaciones diplomáticas con La Habana. En abril, una expedición de cubanos apoyados por la CIA desembarcó en Playa Girón para derrocar al régimen cubano. La contraofensiva de Castro detuvo la invasión en tres días.
Imagen: AP
La crisis de los misiles
En 1960, Kruschev dijo: “No sé si Fidel es comunista, pero yo soy fidelista”. Moscú reanudó relaciones diplomáticas con La Habana. Y la Unión Soviética instaló bases de misiles nucleares en Cuba, lo que desencadenaría la llamada "Crisis de octubre" o “Crisis de los misiles”. Moscú cedió a la presión de Kennedy a cambio de que EE. UU. no invadiera Cuba y desmantelara sus bases nucleares en Turquía.
Imagen: imago/UIG
Cuba y América Latina
El episodio de Girón (internacionalmente conocido como Bahía de Cochinos) aceleró la proclamación del carácter socialista, marxista-leninista, de la revolución. Cuba terminó expulsada de la Organización de Estados Americanos (OEA). Y Castro, temporalmente aislado en el continente. Pero fue recibido en Chile por el presidente Salvador Allende (foto), luego derrocado por Augusto Pinochet en 1973.
Imagen: AFP/Getty Images
La hora de la Perestroika
La llegada al poder de Mijaíl Gorbachov, en Moscú, marcó el inicio de la era de la glasnost y la perestroika. La Cortina de Hierro comenzó a caerse a pedazos y el imperio soviético terminó derrumbándose. Cuba perdió a su principal aliado externo, sumiéndose en una aguda crisis. Miles de cubanos intentaron huir a Miami en precarias embarcaciones. Muchos vaticinaban el fin del régimen castrista.
Imagen: picture-alliance/dpa
Primera visita papal
Un decreto de Pío XII prohibía a los católicos el apoyo a los regímenes comunistas. En virtud del mismo, el Vaticano había excomulgado a Fidel Castro en enero de 1962. Pero las décadas pasaron y, luego del término de la Guerra Fría, llegó el momento del acercamiento: en 1996, Castro visitó al Papa Juan Pablo II y este le retribuyó la visita dos años más tarde, en un gesto considerado histórico.
Imagen: picture-alliance/AP/Michel Gangne
Jimmy Carter en Cuba
Desde que Estados Unidos impuso su embargo comercial, económico y financiero en 1962, hubo pocos momentos de distensión entre Washington y La Habana. Uno de los pocos signos en esa dirección fue la visita del expresidente estadounidense Jimmy Carter, en 2002, motivada por la intención de encontrar puntos de acercamiento. Tampoco sus buenos oficios provocaron cambios sustanciales en Cuba.
Imagen: Adalberto Roque/AFP/Getty Images
El nuevo rostro de la revolución
Desde los años 90, Cuba dejó de ser vista como un peligroso exportador de revoluciones. Con el estrepitoso derrumbe del bloque del Este, las ideologías de izquierda naufragaban. Pero en Venezuela llegó al poder un nuevo dirigente dispuesto a propagar la “Revolución Bolivariana”. Hugo Chávez, declarado admirador de Fidel Castro, le dio a La Habana un efectivo respaldo, también económico.
Imagen: picture-alliance/dpa/dpaweb
La entrega del poder
La enfermedad forzó a Fidel Castro a ceder el poder en 2006. Su hermano Raúl garantizaría que no hubiera vuelco radical en un sistema que, con avances en educación y salud, cobró un alto precio: falta de libertad política y represión. Mientras afloraban los primeros cambios, Castro se fue despidiendo de a poco, defendiendo su visión hasta el final, desde las páginas del diario oficial, "Granma".
Imagen: picture-alliance/dpa/Jose Goitia
La visita del papa Francisco
El papa Francisco visitó al otrora hombre fuerte de Cuba, Fidel Castro, después de una misa oficiada en la Plaza de la Revolución de La Habana, el 20 de septiembre de 2015. Federico Lombardi, portavoz del Vaticano, confirmó que el encuentro “informal” tuvo lugar en la residencia de Castro y duró entre 30 y 40 minutos. Castro y el argentino Jorge Mario Bergoglio intercambiaron libros.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/A. Castro
La era del deshielo
En diciembre de 2014, el presidente de EE. UU., Barack Obama, y el de Cuba, Raúl Castro, anunciaron que retomarían las relaciones diplomáticas entre ambos países. Obama visitó Cuba en marzo de 2016. Habían pasado 88 años desde la última vez que un presidente estadounidense pisara la isla. EE. UU. retiró a Cuba de la lista de países que apoyan el terrorismo y el deshielo comenzó a afianzarse.
Imagen: Reuters/C. Barria
Fidel y Maduro
El expresidente cubano Fidel Castro volvió a mostrarse en público el 13 de agosto de 2016, para asistir a la gala cultural que que celebró su 90 cumpleaños en el teatro Karl Marx de La Habana. Acompañado por el mandatario cubano, Raúl Castro, y el venezolano, Nicolás Maduro, Fidel Castro fue recibido en el teatro por más de 5.000 espectadores, con aplausos y gritos de "Fidel, Fidel".
Imagen: Reuters/Cubadebate/I. Francisco
Fe de vida
Tantas veces anunciada y desmentida, pocos creyeron la noticia de su fallecimiento en un primer momento. No obstante, el 25 de noviembre de 2016, los bares empezaron a cerrar y las reuniones callejeras se dispersaron, al correr el rumor de su deceso. Durante años, Castro desmintió a quienes lo daban por muerto publicando fotografías o artículos de opinión, con una fecha actual y visible.
Imagen: Getty Images
Discreta pero omnipresente conmemoración
Según su propia indicación, aprobada por el Parlamento, en Cuba no hay estatuas ni bustos con la efigie de Fidel Castro. Su imagen es omnipresente en carteles políticos, pero no hay estadios, teatros, calles o condecoraciones con su nombre. Para conmemorarlo se supone que bastan su tumba y las múltiples alusiones diarias en la prensa e, incluso, en un nuevo proyecto de Constitución "fidelista".
Imagen: Martin Funck
Los restos del "Comandante"
Las cenizas de Fidel Castro, en vida "Comandante en Jefe" de las Fuerzas Armadas, reposan en la ciudad de Santiago de Cuba, dentro de una roca de granito gris, adornada con una placa de mármol verde oscuro y una incripción en relieve “Fidel”. El cementerio de Santa Ifigenia fue remodelado para alinear las tumbas de los líderes independentistas más importantes de la isla con la suya.
Imagen: picture-alliance/dpa/A. Vecchi
La sucesión
Analistas políticos sostienen que la muerte de Fidel Castro no ha influido sobre el curso de las reformas aplicadas en Cuba, ni para acelerarlas ni para retrasarlas, porque la dinámica de las mismas ya no estaba asociada a su figura cuando él se retiró de la política, una década antes. Su hermano y sucesor, Raúl, fue relevado por un dirigente más joven, Miguel Díaz-Canel, en febrero de 2018.