La selección de fútbol de España se impuso un gol a cero a su similar de Paraguay en un partido siempre tenso y por momentos dramático. Los jugadores paraguayos se mostraron ordenados de principio a fin, dificultando una salida clara por parte de La Roja.

De hecho, no fue España, sino Paraguay, la que tiró por primera vez a gol, en disparo de Jonathan Santana. Pero las variantes ofensivas ibéricas ahí estaban: Ramos como atacante y Piqué haciendo el relevo por el sector defensivo derecho. Sin resultado.

Paraguay, pese a tener a casi todos sus delanteros estrellas en la banca, no salió a jugar completamente defensivo. Apostó al desgaste físico para presionar a la defensa española y crear contragolpes. Los primeros minutos del partido se caracterizaron por un relativo dominio paraguayo.

España tenía enormes problemas al enfrentarse a un cuadro muy bien colocado en el terreno de juego. David Villa se encontraba siempre escoltado por tres defensores que le tapaban la salida. Del otro lado, Iniesta insistía partiendo muy pegado a la banda, tratando de mandar el balón al área. El comentario de Jürgen Klinsmann en la televisión alemana abogaba precisamente por un mayor juego ofensivo por los flancos, por parte de La Roja.

A los 28 minutos, España parecía despertar con una relampagueante acción de Xavi, mandando el balón de volea apenas por encima de la portería. Hacia la media hora del partido apareció el juego aéreo por ambas partes, y floreció el fútbol en su concepción más clásica. Pero de gol, nada.

Ni cuando Torres comenzó a despertar, ni cuado Iniesta cambió de zona hacia el centro, La Roja encontró llegada clara por el doble cinturón defensivo paraguayo. En cambio, Paraguay encontró un hueco en la zona defensva central de España y marcó un gol que el árbitro anuló injustamente.

Drama y penales

Para el segundo tiempo, el comienzo estuvo marcado por la misma incertidumbre. El comentario de la televisión alemana hablaba de un “drama, en este encuentro de un David contra un Goliat”.

Y el drama se produjo. Primero un penal a favor de Paraguay, para que Cardozo desperdiciara. Luego, penal en la otra portería y gol de Alonso. El árbitro anuló aplicando una regla casi olvidada, Alonso volvió a tirar, y ahora atajó el portero paraguayo. Lo sucedido en esos tres minutos fue un shock para ambos equipos.

Pero según Jürgen Klinsmann, a esas alturas “los españoles habían subido de ritmo en el partido”. Lo cierto es que con esas acciones, la emoción regresó a la cancha sudafricana.

La emoción máxima se produjo al minuto 83, cuando Andrés Iniesta volvió a ser él mismo y en una gran jugada individual dejó solo a Pedro, que estrelló el tiro en el poste. El rebote llegó a los pies de David Villa, que disparó también justo a la vertical y metió un obús de viaje tan dramático como el partido mismo. España ganaba, por fin, y ya nada cambió el curso del encuentro.

España será el rival de Alemania en semifinales. Bien podía haber sido el gran equipo de Paraguay, que luchó bien deportiva y tácticamente. Pero a los rojiblancos también les faltó hambre de triunfo y contundencia en la definición. Lucharon con más corazón que con estrategia ofensiva.

Para los comentaristas alemanes, el héroe del partido fue Iker Casillas, que paró un penal a Cardozo y salvó al final del partido un disparo de Roque Santa Cruz.

Jürgen Klinsmann no se aventuró a hacer un pronóstico del partido del miércoles próximo. "Con equipos como Francia, Brasil y Argentina fuera del Mundial, el camino hacia el campeonato es totalmente distinto", dijo el ex entrenador nacional alemán.

Autor: Enrique López Magallón

Editor: Pablo Kummetz