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España: una tradición arraigada

2 de julio de 2010
Pamplona Stierkampf Stier Hatz Flash-Galerie
Los toreros han sido figuras reverenciadas en España durante mucho tiempo. Y lo siguen siendo.Imagen: AP

La tauromaquia y España: dos elementos que para muchos y durante muchos años han sido inseparables. La realidad hoy día es discutible, pero no hay duda de que tras la Guerra Civil Española, la tauromaquia fue durante mucho tiempo un espectáculo de masas, un símbolo de la cultura española y un punto de unión de la diversidad del país. Y, por supuesto, una imagen para dar al resto del mundo.

A día de hoy, las circunstancias han cambiado, y eso es algo evidente tanto para aficionados como para detractores. Una encuesta de la consultora internacional Gallup mostró en 2006 que un 72% de la población española no siente interés alguno en este tipo de espectáculos, y la cifra aumenta a un 81,7% entre la gente joven. Otras encuestas más recientes llevadas a cabo por Antena3 o RTVE muestran asimismo no sólo un desinterés de la gran mayoría, sino también un rechazo hacia la tauromaquia y un deseo de prohibirla directamente.

A pesar de ello, la realidad es que en España se celebran unos 20.000 festejos taurinos al año, mueren más de 10.000 toros, y el negocio mueve más de 2.000 millones de euros anuales.

Expectativas y realidad

Una gran parte de estas cifras viene a raíz de uno de los argumentos más utilizados por los defensores de la tauromaquia: el turismo. Las corridas de toros son famosas en el mundo entero, y es algo que muchos turistas que vienen a España por primera vez no se quieren perder. De hecho, los paquetes turísticos de muchas agencias de viajes incluyen entradas para una corrida de toros.

Una vez en la plaza, los turistas no se encuentran con lo que esperaban.Imagen: dpa - Report

Pero según FranciscoVásquez Neira, director internacional de la organización animalista iberoamericana AnimaNaturalis, una vez dentro de la plaza, los turistas no encuentran lo que esperaban: “Los turistas entran a la plaza de toros con ilusión, porque en el fondo no saben lo que van a ver dentro. Un porcentaje alto de ellos sale llorando, sobre todo mujeres, y la mayoría desiste de seguir en la plaza después del primer toro. Uno se puede imaginar cuán vacía está la plaza en el sexto toro: los toreros matan al último animal prácticamente sin público. Solamente quedan los aficionados de toda la vida.”

En el caso de los turistas alemanes, Tanjia Wiemann, de la organización animalista PETA Alemania, corrobora que los asistentes a este tipo de espectáculos han salido “horrorizados, asqueados y con gran pesar por la inimaginable tortura de la que habían sido testigos”, según sus informes.

Las razones de este desconocimiento después de tantos años de tradición taurina en España, según Vásquez Neira, pueden deberse a la publicidad: “Las fotografías son muy estéticas, y en el fondo parece un baile. Mucha gente nos ha dicho al salir de la plaza que pensaban que era algo como el flamenco, que se danzaba con el toro, o se le burlaba de alguna manera. Pero no tenían ni idea de la prolongada tortura que sufre el toro. Hay mucha sangre en el escenario, la arena se tiñe de rojo. Y eso no aparece en las fotografías que publicitan la tauromaquia.”

Paradoja moral

Las corridas de toros no sólo dan beneficios en metálico: también ayudan a ciertas organizaciones para los necesitados. “El dueño de la plaza de toros de Pamplona, por ejemplo, es la Iglesia Católica, a través de una fundación de ayuda para necesitados”, afirma Vásquez Neira. La institución en cuestión es la Casa de la Misericordia, un centro privado de Pamplona que actualmente acoge a ancianos sin recursos ni familia o en situación de exclusión social, propiedad de la Iglesia Católica. “Cada toro que muere está entregando dinero a la Iglesia Católica. Hemos hecho varios intentos para que la Iglesia Católica española y el Vaticano desaprueben las corridas de toros y cierren las plazas de toros de Pamplona y de otros lugares, como en Portugal, donde todas las plazas de toros son propiedad de la Iglesia Católica.”

AnimaNaturalis ha apelado al Vaticano para que la Iglesia Católica deje de apoyar la tauromaquia.Imagen: AP

Curiosamente, la desaprobación de la Iglesia Católica de la tauromaquia no sería algo nuevo. Ya en 1567 publicó el Papa Pio V la bula De Salute Gregi Dominici, en la que se prohibía terminante y perpetuamente las corridas de toros y se decretaba pena de “excomunión inmediata para cualquier católico que las permitiera o participase en ellas”. A día de hoy, esta bula no ha sido derogada, y de hecho ha sido reiterada en varios momentos de la historia de la Iglesia.

Además, los artículos 2415-2418 del libro “Catecismo de la Iglesia Católica” dicen expresamente que el dominio del hombre sobre los animales no es absoluto; el uso de recursos vegetales, minerales y animales no debe ir separado de los imperativos morales. “Los animales son criaturas de Dios, el hombre los debe tratar con respeto. (...) Es contrario a la dignidad humana el causar a los animales sufrimiento o muerte innecesariamente.”

La pregunta que se formulan aquí los defensores de los animales es: ¿es moralmente correcto hacer una celebración de la lenta muerte de un toro para ayudar económicamente a los necesitados?

Tauromaquia como elemento político

Al margen de los aspectos financieros, la tauromaquia ha sido siempre, y es, discutiblemente, todavía hoy, un símbolo de España como nación. O un instrumento para la unión, como afirma Vásquez Neira: “La tauromaquia tiene una importancia política. España es un país donde se hablan muchas lenguas, hay muchas culturas que conviven en un mismo país. Es muy importante para los políticos el mantener elementos que unifiquen al estado a nivel simbólico.”

Esta unión, no obstante, cada vez es más débil. La tauromaquia ha sido abolida ya en las Islas Canarias, y en Cataluña está en pleno proceso: a finales de 2009 se aprobó en el Parlamento Catalán la preparación de una ley para prohibir la tauromaquia en Cataluña, como respuesta a una iniciativa popular que consiguió reunir más de 180.000 firmas. Asimismo, la mayoría de las plazas de toros de Barcelona han sido cerradas.

¿Son los espectáculos taurinos un símbolo de unión política para un país divido?Imagen: AnimaNaturalis

Por el momento, la legislación española estipulada en el Boletín Oficial del Estado, en su orden ICT/2006 del 3 de mayo relativas a los requisitos para que una fiesta regional sea nombrada “de interés Turístico Nacional o Internacional”, dice en su apartado 5 que “serán desestimadas aquellas solicitudes (...) referidas a fiestas con concurrencia de actos en los que directa o indirectamente se maltraten animales o personas.”

Pero un poco más abajo, en el apartado 11, expresa que “todas las fiestas actualmente declaradas de Interés Turístico Nacional o Internacional, al amparo de lo dispuesto en la O.M. de 19 de enero de 1979, seguirán siendo beneficiarias de dicha declaración”. Lo que significa que la tauromaquia, aceptada por la Orden Ministerial de 1979, sigue siendo legal en España hasta que se derogue dicho punto.

Autora: Lydia Aranda Barandiain
Editora: Claudia Herrera-Pahl

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