La colonización española del continente americano enciende pasiones e interpretaciones diversas. ¿Debería la revisión de este período llevar al reconocimiento de culpa y a la petición de perdón?
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Para algunos, sigue siendo un hito histórico, la evangelización y la "herencia civilizatoria" del idioma y la cultura. Para otros, la invasión y el saqueo, que dieron forma a las desigualdades y el racismo hoy persistentes en la región.
Ya sea en torno a la postura del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien exige que España pida perdón por los abusos cometidos contra los pueblos indígenas, o alrededor de los derribos de estatuas de Cristóbal Colón, la discusión está tan presente en la política y en la academia, como en la sociedad.
El libro "La invasión de América: una historia de violencia y destrucción", de Antonio Espino, ha vuelto a poner el tema en el tapete. En su investigación, Espino documenta y describe las prácticas especialmente crueles que usaron los españoles para dominar a los indígenas: abusos sexuales, torturas, amputaciones, empalamientos, masacres y asesinatos a cargo de perros de combate que despedazaban los cuerpos.
Ataques a monumentos de Cristóbal Colón
El navegante y explorador, quien encontrara América por casualidad en 1492, se ha convertido en una figura polémica, hoy acusada de genocidio y saqueo. Sus estatuas son vandalizadas y destruidas en todo el continente.
Imagen: Mery Grandos Herrera/AFP
Barranquilla, Colombia
Los ataques no son nuevos, pero se han intensificado en medio de las protestas de los últimos años en América Latina, en demanda de mayor igualdad y justicia. La escultura de Cristóbal Colón, instalada en 1892 en Barranquilla, ha sido la última en caer. Al grito de “asesino” y tirando con cuerdas, los manifestantes lograron derribarla y arrastrarla por el suelo, el pasado 29 de junio.
Imagen: Mery Grandos Herrera/AFP/Getty Images
Caracas, Venezuela
En 2004, la estatua de la Plaza Venezuela fue sometida a juicio y condenada por un grupo de manifestantes. En el Día de la Resistencia Indígena, como Chávez rebautizó al antiguo Dia de la Raza, la obra en bronce del escultor venezolano Rafael de la Cova fue arrastrada y quedó partida en varios trozos. En su lugar ahora figura una escultura del cacique Guaicaipuro.
Imagen: picture-alliance / dpa
La Paz, Bolivia
La escultura de Colón, obra del artista italiano Giuseppe Graciosa y ubicada desde 1926 en el Paseo del Prado, en La Paz, también genera rechazo. En noviembre 2018 fue manchada con pintura roja y le pegaron carteles que lo acusaban de genocida y exigían justicia y reparación. Desde entonces, los ataques se han repetido, así como las restauraciones.
Imagen: Juan Karita/AP/picture-alliance
Mensaje antirracista en Estados Unidos
El “descubridor” es visto hoy como conquistador y genocida también en Estados Unidos. Sus monumentos sufren rayados y ataques cada 12 de octubre, pero también en protestas contra la represión y el racismo. Tras la muerte de George Floyd, en mayo de 2020, una estatua fue derribada en St. Paul, Minnesota y otras fueron decapitadas y vandalizadas en Boston, Richmond, Houston y Miami.
Imagen: picture-alliance/Minneapolis Star Tribune
Baltimore, EE.UU.
Continuando con las protestas, en la conmemoración de la independencia estadounidense, el 4 de julio de 2020, manifestantes echaron abajo la estatua de Colón en Baltimore y tiraron sus trozos al río. El explorador es visto como un símbolo del supremacismo blanco, el colonialismo y la esclavitud. En otras ciudades, los gobiernos locales optaron por retirar esculturas en forma preventiva.
Imagen: Reuters/Instagram/Videoguns
Buenos Aires, Argentina
La estatua de Colón ubicada detrás de la Casa Rosada, en Buenos Aires, fue retirada en 2013 por orden del gobierno de Cristina Fernández para mantenimiento. Pero el lugar fue ocupado por otra, de la heroína de la independencia Juana Azurduy, donada por Evo Morales. En 2017, Colón fue reubicado cerca del aeropuerto de vuelos nacionales Aeroparque.
Imagen: Eduardo Di Baia/AP/picture alliance
Ciudad de México
La escultura de Colón del Paseo de Reforma fue retirada pocos días antes del 12 de octubre del año pasado para ser sometida a labores de restauración, a cargo del Instituto Nacional de Antropología e Historia. La sospecha es que, ante amenazas de destrozos, se trató de proteger la obra escultórica del francés Charles Cordier, que fue donada en 1875 por un banquero mexicano.
Imagen: Pedro Pardo/AFP/Getty Images
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"En España, la conquista de América se ve como un hito histórico, pero en realidad fue una brutal y sangrienta invasión que debería generar vergüenza", señaló Espina, catedrático de Historia Moderna de la Universidad Autónoma de Barcelona, en una entrevista con BBC.
En la vereda opuesta, está la historiadora y escritora superventas española Elvira Roca, quien postula que la conquista no fue particularmente cruel y que no es posible culpar a un estado actual por hechos del pasado. Sus críticos la acusan de promover una campaña de blanqueamiento.
"Me parece un saludable debate abierto", dice a DW Pedro Cayuqueo, periodista y escritor mapuche chileno, sobre las contrapuestas visiones y análisis de este período. "Yo recomiendo leer tanto al historiador español Antonio Espino López, quien en su libro 'La invasión de América: una historia de violencia y destrucción' da cuenta de las atrocidades cometidas por los españoles, como a Elvira Roca y su polémico ensayo 'Imperiofobia y leyenda negra'. Ambas miradas, antagónicas en apariencia, contribuyen sin duda al esclarecimiento de nuestro pasado histórico", asegura el autor de "Historia secreta Mapuche" y "The Wallmapu".
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Celebraciones o revisiones
¿Qué avances hay en la forma en que España ve este período de su historia? Cayuqueo considera que "hay avances respecto de 1892, cuando todo el continente celebró la conquista europea en América, el triunfo de la civilización frente a la 'barbarie'. Y también respecto de 1992, cuando el V Centenario se celebró como el 'encuentro de dos mundos'. Este último hito marca un viraje interesante en la mirada de muchos historiadores hispanos y americanistas respecto de la conquista de América, una mirada más revisionista y menos sesgada".
En su opinión, insiste, se trata de "un debate abierto, sobre todo hoy, cuando —desde posiciones hispanistas y políticamente conservadoras— se plantea retroceder a la glorificación de la conquista europea, tal como sucedió para el IV Centenario, en 1892. Lo ideal sería avanzar, no retroceder".
"Hace mucho que hay revisiones de la conquista. Ningún historiador serio hoy habla de la heroica conquista con las banderas al viento. Saben que, en América, entraron pequeñas tropas de empresarios conquistadores que pasaron a sangre y fuego a los indígenas. Fue una conquista violenta, como todas. Implicó saqueo y explotaciones. Nadie discute esas tremendas sombras que tiene la conquista. Después, la colonización también tuvo luces y elementos positivos", señala a DW, por su parte, Pablo Pérez-Mallaina, catedrático de historia de América de la Universidad de Sevilla.
"A diferencia de lo que se vio en el mundo anglosajón, los españoles no tuvieron la intención de exterminar a los indígenas, pues los necesitaban para el trabajo, y sí los explotaron económicamente, pero también se mezclaron con ellos, tuvieron hijos y se casaron con indígenas", matiza este historiador español.
Mirar el pasado
Para Pérez-Mallaina, las declaraciones de AMLO exigiendo que España pida perdón son una muestra de "populismo para quitar la vista de los problemas reales que hoy tienen muchos países latinoamericanos". El historiador sostiene que "algunos de los más terribles conquistadores del mundo eran indígenas americanos, como los incas o los propios aztecas, que invadían los territorios vecinos y asesinaban a muchos. Por eso, precisamente los españoles fueron apoyados por los tlaxcaltecas, que odiaban a muerte a los aztecas", subraya.
"Una conquista es siempre brutal, pero tampoco han pedido perdón los vikingos por las masacres", dice Pérez-Mallaina. Como no pocos españoles, estima que esperar ese gesto de España "es impensable y además injusto. En un país democrático uno no es responsable de lo que hace su padre. Menos de algo que pasó hace 500 años y lo más probable es que lo hicieran los antepasados de los latinoamericanos".
Pedro Cayuqueo lo ve de otra manera: "Sería un valioso acto de reparación histórica. España, hasta donde sé, sigue promoviendo en su sistema educativo una imagen imperial maravillosa, herencia de la dictadura franquista. En ese relato histórico, España llevó a América la civilización, la cultura, la lengua, la religión, la tecnología y la libertad, cosa cuando menos curiosa, porque América ya tenía cultura, lengua, religión, tecnología y sistemas de Gobierno de diverso tipo, algunos despóticos y otros profundamente democráticos, antes que el concepto existiera en Europa. Los mapuche, pueblo que derrotó a los españoles en el sur de Chile y cuyo territorio es considerado el cementerio español en América, somos un ejemplo de esto último", sostiene.
El escritor mapuche chileno asegura que "siempre es valioso revisitar la historia, debatir sobre ella, especialmente en sociedades que fueron protagonistas de empresas colonialistas imperiales y a escala global. Y no se trata de juzgar con ojos de hoy lo que sucedió hace quinientos años, se trata de aprender del pasado, sacar lecciones y construir, como sociedades, un mejor futuro. Nuestro único deber con la historia es reescribirla, sentenció Oscar Wilde, y en lo personal así lo creo profundamente". (rml)
Monumentos polémicos en América Latina
El debate sobre historia, memoria y emplazamiento o remoción de estatuas, reavivado por protestas mundiales contra el racismo y el colonialismo, tras el asesinato de George Floyd, no es nuevo en América Latina.
Imagen: picture-alliance/dpa/F. Lavoz
Cuba: "¡Y no me digan que eso es patrimonio!"
En Cuba, el actual debate antirracista recuerda el abierto en 2011 por "El Disco Negro de Obsesión": el dúo de rap pide remover la estatua de José Miguel Gómez, mayor general independentista y segundo presidente de la República, que masacró el alzamiento de los "Independientes de Color" (1912). Su propuesta: sustituirlo por el paradigma de luchadora independentista cubana, Mariana Grajales.
Imagen: picture-alliance/Design Pics/M. Thornton
Colombia: "Quítenle el nombre a esa universidad"
En Colombia, según el catálogo del Banco de la República, Sergio Arboleda y Pombo fue "un hacendado, esclavista, periodista, militar y político (…). Ideólogo del Partido Conservador." Su condición de "esclavista" impulsa hoy pedidos en redes sociales para renombrar la Universidad Sergio Arboleda, en Bogotá, de la que se graduó el actual presidente de Colombia, Iván Duque (2do, izq.).
Imagen: picture-alliance/ZUMAPRESS/H. F. Zamora
Chile: contra colonizadores y militares
En Santiago de Chile, la Plaza Baquedano, conocida como Plaza Italia, se adelantó un año al actual revuelo. Allí, en el epicentro del estallido social de 2019, la estatua de Manuel Baquedano, general chileno que representa la victoria en la Guerra del Pacífico, fue rayada, pintada y vestida como parte de protestas antisistémicas que arremetieron contra colonizadores europeos y militares chilenos.
Imagen: picture-alliance/dpa/F. Lavoz
Ofrenda a Caupolicán
En varias ciudades chilenas, fueron removidos bustos del conquistador Pedro de Valdivia, fundador de Santiago. En Temuco, al sur de la capital, con gran parte habitantes de origen mapuche, no solo le tocó a Valdivia, sino también al piloto de la fuerza aérea chilena Dagoberto Godoy: su cabeza terminó colgada de una mano del guerrero Caupolicán, ícono de la resistencia ante el imperio español.
Imagen: imago images/Agencia EFE/C. Tapia
Perú: cada vez más lejos del centro de Lima
En Lima, la escultura del conquistador Francisco Pizarro, objeto de controversias con detractores varios desde su primer emplazamiento en 1935, ha ido cabalgando "hacia el olvido", según la prensa local: del atrio de la Catedral al costado del Palacio de Gobierno, a una plazoleta de la Plaza de Armas y, finalmente, al Parque de la Muralla, en la ribera del río Rímac.
Imagen: picture-alliance/El Comercio
Argentina: Cristóbal Colón, "el monumento de la discordia"
El monumento porteño a Cristóbal Colón, hoy en el Paseo de la Costanera, en Buenos Aires, estuvo antes frente a la Casa Rosada (foto), sede del Gobierno argentino. En 2013, la entonces presidenta Cristina Kirchner decidió sustituirlo por uno a Juana Azurduy. Pero el Gobierno de su opositor y sucesor, Mauricio Macri, garantizó a Colón su nueva vista privilegiada junto al río La Plata.
Imagen: picture-alliance/ZB/J. Woitas
¿Héroe nacional o genocida?
Uno de sus primeros presidentes de Argentina, Julio Argentino Roca (1880-1886 y 1898-1904), es considerado por muchos un héroe nacional. Hay estatuas suyas, calles con su nombre, y el billete de 100 pesos llevó su cara hasta 2015. Sus detractores le niegan cualquier homenaje. Lo acusan de genocidio contra miles de indígenas mapuches y tehuelches durante la llamada Campaña del Desierto.
Imagen: picture-alliance/dpa/H. Hollemann
Ecuador: "símbolo de la corrupción" en Argentina
Esta estatua del expresidente argentino Néstor Kirchner presidió la entrada a la sede de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) en Pichincha, al norte de Quito, Ecuador, hasta que el Parlamento ecuatoriano la hizo retirar en 2019, por considerarla "símbolo de la corrupción". Kirchner fue el primer secretario general de Unasur, y la estatua, un regalo de su esposa y sucesora, Cristina.
Imagen: picture-alliance/AP/D. Ochoa
Bolivia: del "apoyo incondicional" al rechazo
En 2013, el presidente Evo Morales inauguró en Riberalta, Beni, una estatua de su aliado, el difunto presidente venezolano Hugo Chávez: "por su apoyo incondicional a esta región amazónica, a través de la refacción e implementación de avenidas y carreteras". Tras las polémicas elecciones generales de octubre de 2020, un grupo de personas derribó el monumento, en protesta contra el conteo de votos.
Imagen: AFP/J. Bernal
Venezuela: ¿"Tirofijo" o Fidel Castro?
También en 2013, el líder opositor venezolano Leopoldo López participó del derribo de una supuesta estatua del líder fundador de las FARC, alias "Tirofijo", en la localidad fronteriza de El Amparo, por considerarlo "enemigo de la paz" de Colombia y Venezuela. Pero la efigie resultó ser del expresidente cubano Fidel Castro, erigida allí junto a las de Simón Bolívar, "Che" Guevara y Hugo Chávez.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Gutierrez
"Tirofijo"
No obstante, el exjefe de la mayor guerrilla de Colombia, Pedro Antonio Marín, alias "Manuel Marulanda Vélez" o "Tirofijo", sí cuenta con un controvertido monumento en su honor en el barrio 23 de Enero, en Caracas, la capital venezolana. Cuando fue develado, en 2008, el Gobierno del expresidente colombiano Álvaro Uribe lo calificó de "provocación" y grave "afrenta" contra la democracia.