España y Portugal: baterías son el futuro de la energía
16 de octubre de 2019
Investigadores y expertos en tecnologías de ambos países abordan el futuro del almacenamiento de baterías, considerado clave para dejar atrás el uso de combustibles fósiles e impulsar el papel de la UE en el sector.
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Desde baterías para coches eléctricos a dispositivos que hagan funcionar elementos de nanotecnología, las baterías se perfilan como elemento clave del futuro de la energía y el reto es que la Unión Europea (UE) sea "un actor principal" en ese mercado, según explica el Programa de Cooperación Interreg V A España-Portugal (POCTEP).
Reunidos en el Laboratorio Ibérico Internacional de Nanotecnología (INL), situado en la ciudad portuguesa de Braga (norte), especialistas, investigadores y empresarios han abordado durante dos días las posibilidades que ofrecen las baterías.
"Es un área importante teniendo en cuenta la cuestión de los combustibles fósiles, en términos de encontrar energías alternativas a los combustibles fósiles", expone a Efe Paulo Ferreira, director del Departamento de Microscopía Electrónica del INL y uno de los organizadores de la conferencia "Mission 10000: Batteries".
El desarrollo del almacenamiento de las baterías, aspecto en el que "Europa ha estado atrás, comparada particularmente con Asia", puede cambiar la vida de los ciudadanos antes de lo que piensa, y contribuir a proteger el medio ambiente, una cuestión de creciente preocupación en la sociedad.
El tiempo apremia, pues según cálculos de Ferreira las baterías podrían sustituir a los combustibles fósiles muy rápido, y conseguir en 2025 una "transferencia" en el caso de los automóviles, por ejemplo, que serían en su mayoría eléctricos.
Un escenario muy relevante, dado que afectaría a un sector en el que trabajan cerca de "50 millones de personas" en Europa, subraya.
También se acercan otras aplicaciones para las baterías "en el internet de las cosas", como en "sensores" en edificios, donde se usarían "baterías diferentes" ya que "no necesitan tanta potencia" como los vehículos, y en la nanotecnología.
(efe)
¿Cómo actuar para proteger el clima?
El próximo 20 de septiembre, el Gobierno alemán tiene previsto concretar su política climática para poder alcanzar sus objetivos de protección ambiental.
Imagen: DW/P. Große
Fenómenos climáticos extremos
En los últimos 50 años, los fenómenos climáticos extremos han aumentado a más del doble en Alemania. Pese a ello, el Gobierno alemán va con retraso respecto a sus objetivos de protección ambiental. El próximo 20 de septiembre, un "gabinete del clima" aprobará nuevas medidas para poder cumplir con el Plan de protección climática 2050" que se aprobó a finales de 2016.
Imagen: picture-alliance/dpa/A. Weigel
Causante del cambio climático
El efecto invernadero es provocado por gases que provienen mayoritariamente de la actividad humana, como el metano, el óxido de nitrógeno o el dióxido de carbono (CO2). Este último representa casi un 90% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Entre 1990 y 2017 estas emisiones se han reducido en un cuarto, pero el objetivo para 2030 de una reducción del 55% sigue estando lejos.
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Seguir desarrollando las energías renovables
El plan de protección climática prevé que las emisiones del sector energético se reduzcan en hasta un 62% para 2030 respecto a 1990. ¿Cómo? A través de la consolidación de las energías renovables, de una mayor eficiencia energética y de la reducción de los combustibles fósiles.
Imagen: Areva Multibrid/Jan Oelker
La industria, el segundo mayor pecador
La industria emite más del 20% de los gases de efecto invernadero alemanes, sobre todo en la producción de hierro y acero, de productos minerales (cemento) y de sustancias químicas. Dos tercios de las emisiones del sector provienen del uso de energía, el resto de los procesos de producción industrial. En los últimos 15 años la emisión de gases de efecto invernadero solo se ha reducido ligeramente.
Imagen: picture-alliance/dpa/O. Berg
Planes para la industria
De aquí a 2030, la industria debería sumar no más de la mitad de las emisiones de 1990, de acuerdo con el plan de protección ambiental. Las empresas deberían emplear menos energía e invertir en procesos productivos más eficientes. El calor de escape también tendría que utilizarse mejor. La investigación es clave para dar con nuevas posibilidades de ahorro.
Imagen: Fotolia/Franz Pfluegl
Buenas razones para avergonzarse del tráfico
El tráfico es el origen de casi el 18% de los gases de efecto invernadero alemanes. En 2016, las emisiones absolutas de este sector estaban incluso por encima de las de 1990. Más del 60% de las emisiones provienen de los automóviles y en torno al 30%, de los vehículos de servicio.
Imagen: picture-alliance/dpa/S. Gollnow
Mejor evitar volar
El que piense que volar no es tan perjudicial, se equivoca. Además de las emisiones de CO2, la combustión de sustancias de queroseno, aerosoles y vapor de agua contribuye al efecto invernadero, pues a esa altura tardan mucho más en descomponerse que en tierra.
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La electromovilidad y otras ventanas al futuro
Para 2030 las emisiones del tráfico tienen que reducirse en aproximadamente un 40% respecto a 1990, ello a través de la digitalización y de vehículos con mayor eficiencia energética, así como de alternativas en la tracción y en los combustibles. Asimismo, deberían impulsarse los transportes de cercanía públicos, como el tren, el uso compartido de automóviles, la bicicleta o el ir a pie.
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Calentar el planeta al calentar la casa
Los hogares emiten un 10% de los gases de efecto invernadero en Alemania. Desde 1990, estas emisiones se han reducir en más de un 30%. Si se tuvieran en cuenta las emisiones indirectas (como las provenientes de la producción de electricidad y calefacción para los hogares), el porcentaje de emisones conjuntas sería en realidad más del doble.
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Potencial de ahorro en las viviendas
Para 2030 los hogares deberían haber reducido sus emisiones en dos tercios respecto a 1990. Las principales vías para lograr esto son la contrucción de nuevos edificios capaces de ahorrar energía, la renovación de edificios antiguos y el abandono progresivo de los sistemas de calefacción que utilizan combustibles fósiles.
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También en el campo se contamina
La agricultura es responsable de casi el 8% de las emisiones. Sobre el problema aquí son el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O), no tanto el CO2. Las vacas, al rumiar, producen estos gases, pero también vienen de los abonos y fertilizantes y de la ganadería. Por lo menos, desde 1990 estas emisiones se han reducido en un 20%.
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Algunas emisiones son inevitables...
De aquí a 2030 la agricultura debería emitir un tercio de gases de efecto invernadero menos que en 1990. muchas emisiones vienen de procesos naturales y no se pueden evitar por completo. Se pretende fomentar la agricultura biológica, que no hace uso de fertilizantes minerales o químicos, lo cual reduce las emisiones de CO2.
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Un brindis (y a seguir trabajando)
Las emisiones de las empresas, el comercio y los servicios suponen un 4% del total y se han reducido desde 1990 en más de un 50%. Una gran parte de estas emisiones provienen de la calefacción (o el aire acondicionado) de los edificios. También a este respecto es necesario actuar.
Imagen: picture-alliance/dpa/J. Woitas
La basura como ejemplo
El porcentaje de emisiones procedentes del reciclaje, incluyendo el tratamiento de las aguas residuales, es muy pequeño, y pese a ello se han logrado avances: desde 1990 las emisiones han caído tres cuartos, la disminución más fuerte de todos los sectores. En el futuro debería reciclarse más y los residuos deberían utilizarse de forma más efectiva para la producción de electricidad y calefacción.
Imagen: picture-alliance/dpa/J. Wolf
Los bosques como almacenes de CO2
En los bosques se almacena el CO2. En 2016 se redujeron las emisiones totales por esta vía en 14,5 millones de toneladas. Pero la agricultura y la silvicultura intensivas liberan el CO2 almacenado. A día de hoy, las tierras alemanas almacenan solo la mitad de los gases de efecto invernadero que en 1990.