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ComercioChina

¿Está perdiendo Trump su guerra arancelaria con China?

25 de abril de 2025

El presidente de Estados Unidos lleva semanas amenazando con aranceles a medio mundo, desatando el caos en los mercados. Muchos expertos, sin embargo, ven en su estrategia un plan destinado a fracasar.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump.Imagen: Nathan Howard/REUTERS

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, seguramente habrá leído el libro "El arte de la negociación”. Sin ir más lejos, él mismo lo escribió. Pero si también hubiera leído "El arte de la guerra”, el comercio global se hubiera ahorrado muchos problemas.

El general y filósofo chino Sun Tsu seguramente lo habría disuadido de comenzar una guerra arancelaria. Ya en el año 500 antes de la era moderna escribió que "el supremo Arte de la Guerra es someter al enemigo sin luchar”. Y para Trump, más allá de sus ataques a Europa y Alemania, el verdadero enemigo es China.

El enemigo tras la gran muralla

A Trump no le agrada la balanza comercial de Estados Unidos con la segunda potencia económica. Y una cosa es segura: a menos que por alguna razón ignota se revierta la tendencia, China habrá superado a Estados Unidos como la principal potencia planetaria a fines de esta década.

Los chinos llevan ya varios años en el carril rápido. Estados Unidos tiene un producto interno bruto (PIB) mucho mayor que China, pero China tiene una población 4 veces más grande. En términos de participación en la economía mundial ajustada al poder adquisitivo, China (19,6 por ciento) superó hace rato a Estados Unidos (14,3 por ciento).

Aunque las tasas de crecimiento de ambas economías están tendiendo a la convergencia, China es considerada la potencia económica más innovadora. Además, el gigante de Asia ya reemplazó a su competidor como potencia económica dominante: Pekín es ahora el socio comercial más importante para muchos más países.

Reacciones rápidas

La actual política comercial estadounidense puede describirse con una sola palabra: impredecible. Ruben Staffa, macroeconomista del Instituto Económico Alemán (DIW), teme una "pérdida de confianza en Estados Unidos como ancla fiable del sistema financiero global”, que podría derivar en perturbaciones significativas en el mercado.

Michael Berlemann, director del Instituto de Economía Internacional de Hamburgo (HWWI), por su parte, dice que es incapaz de "identificar una estrategia coherente” en la actuación estadounidense. En su opinión, la agitación bursátil mundial demuestra que Trump no previó las "consecuencias de sus políticas económicas caóticas”.

China se ha estado preparando para un enfrentamiento en el campo comercial.Imagen: Noah Berger/AP Photo/picture alliance

La peor sospecha

La política económica aparentemente descabellada de Trump también podría tener un propósito. Cuando asombró al mundo con su "Día de la Liberación”, los precios de las acciones se desplomaron en todo el mundo y miles de millones de dólares se quemaron de la noche a la mañana.

Poco después, el presidente estadounidense dio pie atrás y los precios se recuperaron. Y, claro, algunas personas hicieron negocios en ese lapso. Debido a las dudosas políticas anunciadas y a la opacidad en la entrega de información, el presidente y sus cercanos han estado en la mira por la sospecha de uso de información privilegiada.

El problema es que esas fluctuaciones afectaron a la economía global en su conjunto. En su reunión en Washington esta semana, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional rebajaron significativamente sus previsiones económicas.

No es de extrañar, dice a DW Jörg Krämer, economista jefe de Commerzbank. "Después de todo, es probable que los aranceles aumenten la inflación en Estados Unidos en alrededor de un punto porcentual y reduzcan el poder adquisitivo de los estadounidenses. Además, muchas empresas dudarán en invertir debido al alto nivel de incertidumbre”.

¿Más aranceles, menos impuestos?

Una de las promesas de Trump a sus votantes fue recortar los impuestos. El cálculo fue que esa caída en los ingresos fiscales se cubriría con un aumento de los ingresos aduaneros. Krämer tiene una opinión clara al respecto: "Los mayores ingresos arancelarios no serán suficientes para financiar las rebajas de impuestos. Trump se equivoca en esto”.

La pregunta ahora es quién tiene la sartén por el mango. Según Ruben Staffa, esto no se puede responder con claridad. Si bien Estados Unidos actuaba desde una posición de fuerza, ha perdido "credibilidad debido a su comportamiento cada vez más errático en política exterior”, lo que a la larga debilitó "la posición estratégica de Estados Unidos”.

China también muestra debilidades, apunta Staffa, pero está tratando de estabilizar su economía, promover la inversión extranjera y estimular el consumo interno. Por tanto, es posible decir que China lleva años preparándose para este momento de conflicto económico.

Berlemann se atreve a decir que "si tuviera que apostar por uno, apostaría por China”. Krämer va un poco más allá. "Estados Unidos sufrirá mucho. Será difícil para ellos reemplazar las numerosas importaciones provenientes de China. 

(dzc/ers)

 

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