Aunque el huracán Florence perdió fuerza y pasó de tormenta categoría 5 a una categoría 1 antes de tocar tierra, siendo entonces rebajada a tormenta tropical, su gigantesco tamaño (565 kilómetros de ancho) y enorme velocidad lo convirtieron en un fenómeno meteorológico de proporciones gigantescas.

Al menos 18 personas perdieron la vida como consecuencia de la tormenta. Una madre y su bebé murieron cuando un árbol cayó sobre su casa en Carolina del Norte. El padre, que resultó herido en el trágico incidente, está hospitalizado. Las autoridades creen que la cifra de fallecidos podría aumentar a medida que la tormenta avance.

Personal de emergencia y voluntarios rescataron a cerca de 500 personas que estaban atrapadas por las inundaciones en New Bern. Más de 20.000 personas han sido alojadas en albergues de emergencia en toda Carolina del Norte. El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos advirtió de "inundaciones repentinas catastróficas".

Las autoridades han estimado que los perjuicios económicos causados por el huracán Florence llegarán a los 60 mil millones de dólares, unos 51 mil millones de euros. Se espera que el presidente Donald Trump visite la zona "una vez que se confirme que su visita no interrumpirá los esfuerzos de rescate".

Pero el gobernador de Carolina del Norte, Roy Cooper, advirtió el domingo que lo peor aún no había ocurrido, pues los pronósticos anunciaban que quedaban "varios días más de lluvia". El político describió al huracán como algo que ocurre "una vez cada mil años", un evento destinado a cambiar la vida de los residentes en las Carolinas.

En Carolina del Norte, el alcalde de Fayetteville, Mitch Colvin, instó a miles de personas a dejar sus casas y buscar refugio en otro lugar debido al riesgo de inundación. "Si se niegan a evacuar pese a esta orden, es necesario que notifiquen de ello a algún familiar debido a que la pérdida de vidas es muy, muy probable", alertó.

Aunque las Fuerzas Armadas fueron desplegadas, las autoridades dijeron que el lento avance de la tormenta había dificultado el envío de helicópteros de rescate. El general de la Fuerza Aérea Terrence J. O'Shaughnessy, a cargo del Comando Norte, dijo a la agencia AP que los aviones de la Armada estaban listos para ir mar adentro y entregar más información sobre la situación de la tormenta.

Con las inundaciones subiendo de nivel mucho más rápido de lo esperado, muchas comunidades fueron atrapadas por sorpresa por la devastación. Unas 50 personas debieron ser evacuadas por aire, y cientos salieron de sus hogares en botes. Uno de los rescatados no quiso dejar atrás a un gatito que se quedaba en medio del caos. El nuevo amigo se llama ahora "Sobreviviente".