EI reivindica el atentado contra un funeral en Afganistán
12 de mayo de 2020
No así el ataque contra un hospital de la capital. El presidente afgano, Ashraf Ghani, había ordenado reanudar la ofensiva contra los talibanes asumiendo que habían sido los autores de ambos ataques.
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El grupo yihadista Estado Islámico reivindicó el atentado suicida perpetrado este martes (12.05.2020) contra los asistentes al funeral de un comandante de la policía en la provincia afgana de Nangarhar, en el que murieron 24 personas y 68 resultaron heridas. "El yihadista Abdallah al Ansari logró llegar una congregación de fuerzas de seguridad afganas y miembros de una milicia aliada en Nangarhar, haciendo estallar su cinturón (...) y matando e hiriendo a 100 apóstatas", dijo el EI en un comunicado publicado en la red social Telegram.
Sin embargo, este grupo no mencionó el otro atentado perpetrado también el martes en Afganistán contra un hospital de la capital, Kabul, en el que murieron al menos 14 personas. Ambas acciones recibieron duras condenas internacionales. La Misión de Naciones Unidas en Afganistán, por ejemplo, expresó su "repugnancia ante los ataques terroristas de hoy" y el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrel, lamentó en un comunicado que "Atacar y matar a las madres, a los recién nacidos y a las enfermeras, así como a las familias en duelo, son actos de maldad y muestran un grado de terrible inhumanidad".
Todo parecía señalar al EI como autor de estos ataques, tanto por sus frecuentes acciones contra la minoría hazara como por su fuerte presencia hasta hace poco en Nangarhar. Y de hecho los talibanes, que tienen pendiente un controvertido intercambio de prisioneros con las autoridades que es visto como un paso previo a las negociaciones de paz intraafganas, acudieron de inmediato a la red social Twitter para distanciarse de ambas acciones,
No obstante, el presidente afgano, Ashraf Ghani, anunció tras los ataques que las fuerzas gubernamentales reanudarían la ofensiva contra los talibanes. "Ordeno a las fuerzas de seguridad que pongan fin a su actitud de defensa activa y vuelvan a adoptar su actitud ofensiva, y reanuden las operaciones contra el enemigo", declaró Ghani en una alocución televisada.
"Para la defensa del país, la seguridad y la protección de las personas y la infraestructura nacional y para repeler y frustrar los ataques y amenazas de los talibanes y otros grupos terroristas, ordeno a las Fuerzas de Defensa y Seguridad del país que regresen al modo ofensivo", dijo, enérgico, el presidente afgano.
lgc (afp/efe)
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La interminable lucha por el poder en Afganistán
A 17 años de la invasión estadounidense, Afganistán sigue sumido en la violencia desatada por los talibanes. Una serie de mortales atentados en el último año sugiere que los radicales son más fuertes que antes.
Imagen: picture alliance/Photoshot
Una seguridad frágil
Los reiterados ataques que han tenido lugar en 2018 y 2019 han causado la muerte y dejado con heridas a cientos de inocentes, y muestran cuán frágil es la situación del país y el débil poder del gobierno. Los incidentes han provocado desesperación en los ciudadanos, cansados de la guerra, y han puesto en evidencia las limitaciones del Estado para garantizar la estabilidad.
Imagen: Reuters/M. Ismail
Una larga serie de ataques
Los episodios de violencia han puesto nuevameente a Afganistán en el centro de la mirada internacional. Tanto los talibanes como el Estado Islámico se han atribuido distintos ataques, mientras crece la presión para que el gobierno afgano mejore la seguridad y recupere los territorios que están bajo el dominio de distintos grupos insurgentes, incluidos los ya citados talibanes y Estado Islámico.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/M. Hossaini
Ofensiva de primavera
En 2018, los talibanes anunciaron el comienzo de su ofensiva anual de primavera, desestimando una oferta de paz realizada por el presidente Ashraf Ghani. Los milicianos, que luchan para reinstaurar su visión radical de la ley islámica, aseguraron que su campaña fue en respuesta a la estrategia adoptada por EE.UU. en 2017, más agresiva con el fin de forzar a los insurgentes a sentarse a negociar.
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La política para Afganistán de Trump
El presidente de EE.UU., Donald Trump, presentó una nueva estrategia para Afganistán en 2017, prometiendo desplegar más tropas para entrenar a las fuerzas afganas. También aseguró que su país seguiría apoyando a los afganos en su guerra contra los talibanes y que, para ello, la presencia estadounidense se extendería todo lo que fuera necesario. En 2019, sin embargo, cambió de parecer.
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Proceso de paz
Pese a que el presidente Ghani realizó una oferta en febrero de 2018 para que hubiera conversaciones de paz "sin condiciones previas", los talibanes no mostraron interés alguno hasta 2019, desestimando las propuestas como parte de una "conspiración". En 2019 aceptaron negociar, pero directamente con Estados Unidos, pasando por encima de Kabul.
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Apoyo paquistaní
Pakistán ha sido presionado por Kabul y Washington para que deje de ofrecer refugio a los militantes acusados de realizar ataques en Afganistán, un cargo que Islamabad niega, insistiendo en que su influencia sobre los insurgentes es sobreestimada. Kabul e Islamabad intercambian acusaciones de proteger a milicianos del otro país. El lenguaje áspero ha caracterizado la relación entre ambos vecinos.
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El papel de los señores de la guerra
Además de los talibanes, los señores de la guerra afganos ejercen una enorme influencia en el país. El año pasado, el líder de Hizb-i-Islami, Gulbuddin Hekmatyar, volvió a Kabul -tras un exilio de 20 años- para jugar un rol activo en la política. En septiembre de 2016, el gobierno firmó un acuerdo con él con la esperanza de que otros señores de la guerra y grupos radicales siguieran el ejemplo.
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Un gobierno ineficiente
En medio de una interminable batalla por el poder, los niveles de respaldo al presidente Ghani no hacen más que bajar. La corrupción desenfrenada y el largo tira y afloja dentro del gobierno de unidad nacional respaldado por Estados Unidos han tenido un impacto negativo en los esfuerzos gubernamentales para acabar con el terrorismo.