Mientras Estados Unidos, aún gobernado por el presidente saliente Barack Obama, decidía enviar 300 soldados más a Afganistán, cientos de personas protestaban en Alemania contra la repatriación de inmigrantes a ese país.
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Cuando el Gobierno estadounidense anunció este sábado (7.1.2017) que enviaría a 300 soldados más a la provincia de Helmand, en el sur de Afganistán, su decisión no pasó inadvertida en Alemania. Ese mismo día, cientos de personas –algunas fuentes hablan de un millar– protestaron en el distrito financiero de Fráncfort del Meno y en Hamburgo contra la repatriación de inmigrantes afganos, que comenzó en diciembre de 2015. Las deportaciones desde Alemania hacia Afganistán son controvertidas porque, mientras algunos políticos describan al país asiático como un "Estado seguro”, en su territorio continúan registrándose enfrentamientos sangrientos entre el Gobierno de Kabul y los talibanes.
Argumentos como el riesgo que suponen las incursiones del autoproclamado Estado Islámico y el número de afganos que siguen cruzando el mar Mediterráneo para llegar a Europa también atentan contra la noción de que Afganistán es un Estado seguro. Janine Wissler, co-presidenta de la fracción parlamentaria del partido La Izquierda en el Palacio de Wiesbaden, señaló en el marco de la manifestación de Fráncfort que quien obligue a inmigrantes afganos a regresar a su país en este momento es un irresponsable que pisotea los derechos humanos más básicos. Los cables de las agencias de noticias no contradicen del todo a la diputada Wissler.
El viernes pasado (6.1.2017), hombres encapuchados asesinaron a tiros a trece mineros chiíes de la minoría étnica hazara e hirieron a otros tres en la provincia de Baghlan, en el norte de Afganistán, cuando las víctimas se dirigían a sus casas, informó el portavoz del gobernador Mahmoud Haqmal, acotando que las investigaciones aún no han descartado a miembros de la milicia terrorista Estado Islámico como autores de la matanza. El mismo 6 de enero, Frontex, la agencia que controla las fronteras exteriores de la Unión Europea, comunicó que Afganistán seguía siendo uno de los lugares de origen de la mayoría de los refugiados.
Aunque el número de "balseros” que ha llegado mensualmente a las islas helenas desde marzo de 2016 es sólo una pequeña fracción de la cantidad registrada en 2015, a lo largo del año pasado fueron entre 4.400 y 1.800 personas las que lograron atravesar con vida la ruta migratoria más letal del mundo –así fue catalogado el Mediterráneo por tercer año consecutivo– y tocar tierra en Grecia. La mayoría de los que lograron sobrevivir al viaje provinieron de Siria, Irak y Afganistán. El grueso de las fuerzas militares estadounidenses se retiraron de Afganistán en 2014, pero allí siguen estando estacionados 10.000 soldados estadounidenses.
Los 300 marines que Washington enviará a Afganistán asesorarán y entrenarán al Ejército y la Policía locales en el marco de la misión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en ese país. Helmand es una de las provincias afganas más disputadas y se encuentra bajo control parcial de los talibanes. Eso debilita la posición de los miembros del Gobierno alemán que se empeñan en convencer a sus compatriotas de que Afganistán es un "Estado seguro” al que se puede regresar sin mayor riesgo.
ERC ( dpa / EFE / AFP )
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