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Estados Unidos tiene preferencia

16 de septiembre de 2002

Alemania renuncia a pedir la extradición de Ramzi Binalshibh -quien presuntamente coordinó desde Hamburgo los atentados del 11 de septiembre-, para no poner obstáculo a los intereses de la justicia estadounidense.

Tropas paquistaníes identificaron al detenido como Ramzi Binalshibh.Imagen: AP

Algo de simbólico tuvo la captura del yemenita Ramzi Binalshibh, justamente al cumplirse el primer aniversario de los atentados del 11 de septiembre. Las versiones sobre otros éxitos policiales en Pakistán, Singapur y el propio Estados Unidos son algo confusas. Pero todo indica que las pesquisas internacionales comienzan a dar frutos concretos. Con Binalshibh en sus manos, los organismos de seguridad estadounidenses cuentan ahora aparentemente con una pieza clave de la red extremista, para seguir reconstruyendo el fatídico rompecabezas.

Razones de justicia

Aun cuando la situación legal del detenido todavía no está del todo definida y no se sabe si será sometido a un juicio regular o llevado ante un tribunal especial, al menos está claro que su proceso quedará en manos de las autoridades estadounidenses. El gobierno alemán, que también había emitido orden internacional de captura en su contra, ha desistido de hacerla efectiva.

Las razones son evidentes: los intereses germanos de dilucidar el entramado de la célula de Al Qaeda que operaba en Hamburgo -en la que Binalshibh desempeñó a todas luces un papel determinante-, pasan a segundo plano ante las dimensiones del crimen perpetrado en territorio norteamericano. El ministro del Interior alemán fue categórico al respecto: Estados Unidos tiene la preferencia, por razones de justicia y en consideración al enorme daño sufrido por ese país. Un gesto que el secretario de justicia estadounidense, John Ashcroft, calificó de ejemplar.

¿Pena de muerte?

En esta situación en particular, Berlín está incluso dispuesto a dejar de lados los reparos derivados de la vigencia de la pena de muerte en la legislación estadounidense. Este aspecto, que dificulta en ocasiones la cooperación judicial transatlántica, no entrabará la extradición de Binalshibh. No obstante, según algunos entendidos, sí podría dificultar la entrega de pruebas de la Justicia germana a la norteamericana, dado que el fundamentalista yemenita podría ser condenado allí a la pena capital.

Una situación similar entorpece, según los fiscales estadounidenses, el proceso contra la única figura que había sido acusada hasta ahora de participar en la conspiración terrorista que derivó en los golpes del 11 de septiembre. Se trata de Zacarías Moussaoui, quien habría recibido remesas de dinero desde Alemania.

Tras la pista

Sobre la forma en que se logró capturar al Binalshibh también circulan diversas versiones. Según el periódico saudita Al Yaum, que se remite a fuentes diplomáticas de Londres, fue en el fondo la entrevista que concedió a la red de televisión Al J’azira la que permitió a los investigadores dar con su pista. De acuerdo con el rotativo, el teléfono del periodista fue intervenido, gracias a lo cual se ubicó al intermediario que organizó el encuentro en el mes de junio.

El reportero en cuestión, Jusri Foda, niega por su parte cualquier participación en la captura. Pero, sea como fuere, la entrevista resultó fatal para Binalshibh, porque las declaraciones que allí emitió equivalen a la confesión que por lo visto no ha querido entregar en los interrogatorios a los que se lo sometió tras su detención.

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