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EE.UU. y Europa, corresponsables de la violencia en México

Claudia Herrera Pahl
19 de febrero de 2019

Desde Europa, la periodista mexicana Anabel Hernández, ganadora del Freedom of Speech Award 2019, habla sobre la corresponsabilidad internacional en la problemática del narco, que sumerge a México en un mar de sangre.

Los Angeles Skid Row Drogensüchtige
Imagen: picture-alliance/AP/Jae C. Hong

Este 17 de febrero asesinaron en Sonora, México, al periodista Reynaldo López, locutor de un programa de radio. Con este homicidio ascienden a 144 los periodistas asesinados desde el año 2000 en ese país latinoamericano. Es el tercer asesinato en lo que va del 2019 y el cuarto durante el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. México es el país más peligroso para la profesión en el continente americano y el segundo más peligroso a nivel internacional, después de Siria.

 

Son las 09:00 de la mañana cuando llegamos al lugar del encuentro. Frente a nosotros, el viejo y majestuoso portal de un edificio que en su momento fue con certeza orgullo de la ciudad. Sin mayor información sobre el departamento al que debemos dirigirnos, ni un teléfono o correo de contacto, entramos por la puerta entreabierta del complejo. Al otro lado, cinco hombres, escobas en mano, se dedican a tareas de mantenimiento. Nos miran radiográficamente y cuando se acerca uno de ellos observamos un cable transparente tras su oreja izquierda. También los otros están cableados. Nos queda claro que estamos en la dirección correcta. Los agentes de seguridad, parcos en su información, nos dan a entender que debemos esperar y que no quieren que hagamos fotografías.

Pasan 35 minutos hasta que del otro lado del gran patio interior se abre una puerta de acero que da a una calle aledaña. Entra un modesto coche blanco de alquiler; tras el volante, un conductor con lentes oscuros y gorra bien encalada. Aparca, abandona ágilmente el coche y se nos acerca. Así que este es el mundo de las víctimas del narco. Intuyo, en este hermoso día de febrero, en esta vieja y bella ciudad europea a 10.000 kilómetros de México, sus frías y tenebrosas dimensiones.

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"Pueden hacer que me vaya, pero jamás podrán silenciarme”

Anabel Hernández nos da la bienvenida y nos invita a seguirla a un piso en lo alto del complejo. El departamento al que entramos revela un gusto extremo por el arte; grandes ventanales dejan ver montañas distantes, naranjas en flor en las terrazas recuerdan que la primavera está cerca. Alebrijes y una mezcla de cuadros antiguos y modernos nos dejan boquiabiertos: es un exilio dorado.

De mirada firme y dulce a la vez, Anabel Hernández, transmite seguridad y tranquilidad. Su análisis es preciso y certero, solo su voz la delata. Cuando habla se escucha la ira, es como un lamento profundo. Un grito de dolor continuo.

Desde inicios de su carrera se hizo fama de "periodista incómoda”, pero es con la publicación de su primer libro "Los Señores del Narco” que se convirtió en un "peligro para la estructura criminal dentro y fuera del gobierno” como ella misma dice. En el revela nombre y apellidos de empresarios y políticos involucrados en las operaciones del cártel de Sinaloa y desenmascara, ocho años antes del reciente juicio contra el Chapo Guzmán en Nueva York, al que califica de circo mediático, a un México carente de un sistema de derecho, sin justicia social, en donde rige la impunidad y la corrupción total.

Anabel Hernández, en entrevista con DW.Imagen: DW/V. Tellmann

Acorralada por un sistema que no la protege, encapsulada en un creciente miedo, imposibilitada de hacer su trabajo, decide emigrar a Estados Unidos.

"No ser indiferente al dolor de los demás”

En Berkley, California, recibe en septiembre de 2014 la noticia de la desaparición de 43 estudiantes en Ayotzinapa, Iguala. Una noticia que trata de ignorar, pero sin conseguirlo. "No fui capaz de ignorar el dolor de los familiares porque es mi propio dolor”. El motor que mueve a Anabel Hernández es el recuerdo de su padre: secuestrado y asesinado en México en el año 2000, el caso jamás fue esclarecido. "Mi padre es la figura más importante de mi vida. Un ejemplo en los principios que tengo: no ser indiferente al dolor de los demás. No puedo parar mi trabajo porque para mí cada investigación que hago que pueda ayudar a revelar la verdad, ayudar a las víctimas, es una manera de hacer justicia al caso de mi padre”, nos cuenta.

En Berkley escribe su segundo libro "La verdadera Noche de Iguala”. También esta vez se anticipa por meses a la confirmación de dos tribunales, uno local y otro federal, de que el Ejército y la Policía Federal mexicana habían estado presentes y eran corresponsables de los ataques contra los estudiantes de Ayotzinapa. Y es en Berkley en donde se percata de que la única manera de poder continuar haciendo periodismo es estando fuera de México, convertirse prácticamente en un tipo de "corresponsal” desde el exterior.

Hacer periodismo en México es casi imposible por tres factores, explica Anabel. El primero es el gobierno, que no da justicia a los homicidios o desapariciones de los periodistas. Después, la sociedad mexicana, que está inmersa en su propio drama. "La sociedad está más ocupada en su propia sobrevivencia individual que en pensar en la libertad de expresión”. Y en tercer lugar, y con la mayor responsabilidad, los medios de comunicación, que son profundamente corruptos: censuran, pagan un salario de miseria, y ni siquiera otorgan un seguro de vida.

"Por tantos años los medios de comunicación han traicionado a la sociedad mexicana tantas veces, no les han dicho la verdad tantas veces, han protegido las corrupciones de los presidentes, de los gobernadores, de los funcionarios en turno, que han perdido credibilidad. La sociedad es prácticamente indiferente a la muerte de los periodistas”.

El cinismo de Estados Unidos y de Europa

Anabel nos cuenta, con un dejo de tristeza, que se siente sola en este autoexilio en Europa, en donde vive desde hace más de un año una relación de amor y odio al viejo continente.

En el campo del periodismo su demanda es clara: la comunidad internacional debe intervenir. "Pero no se trata solo de proteger a los periodistas que están amenazados sacándolos de México, llevándolos a Estados Unidos o a Europa. Se trata de sacarlos y asegurarles la posibilidad de continuar con su trabajo. Todo lo contrario es como matarlos de un modo u otro”.

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Sus críticas no se reducen solo a la falta de apoyo a los periodistas amenazados, sino más importante aún, a las causas por las que viven amenazados: "El problema de Europa es que son muy cínicos. Es verdad que aquí se vive en paz. A Europa no le tocan los muertos, pero son responsables de ellos cada día con el consumo de drogas y con el lavado de dinero. Lo que está sucediendo en México no es solo responsabilidad de los mexicanos. Lo que está pasando en México es corresponsabilidad de la comunidad internacional”.

Ecuaciones simples

¿Por qué si los cárteles más poderosos del mundo, según Estados Unidos, están en México, por qué si la mayor producción de heroína, de metanfetaminas, de marihuana viene de México, por qué México está económicamente tan mal? "Las ganancias no se quedan en México generando empleo. Estas ganancias van a otras partes del mundo donde sí generan empleo, y generan bienestar a las sociedades que toman este dinero para invertir”.

Su demanda es clara: "Debe haber una conciencia internacional de cómo combatir este problema, el problema del narcotráfico y el problema de la corrupción. Esto no se puede combatir sólo en México. Se tiene que combatir a nivel internacional”.

En este sentido está encaminado el siguiente proyecto de Anabel Hernández, quien nos revela que continúa sus investigaciones sobre el crimen organizado, pero no solo limitado al caso mexicano. Pronto publicará un nuevo libro, que "dará mucho que hablar y que se centra no solo en México sino en las implicaciones internacionales de todo lo que ocurre en México”.

El premio Freedom of Speech Award 2019 lo recibe, nos dice Anabel Hernández, como un símbolo de solidaridad. "Es una forma de aceptar, por parte de la comunidad, que el desastre humanitario que vive México es una corresponsabilidad internacional”.

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