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Estatuillas olmecas regresan de Alemania a México

Eva Usi
20 de marzo de 2018

Dos piezas arqueológicas recuperadas por las autoridades mexicanas ponen en relieve la compleja legislación internacional que da alas al coleccionismo privado. El caso servirá como un precedente en el futuro.

Archäologische Staatssammlung
Imagen: Stefanie Friedrich

En las instalaciones de la Colección Estatal de Arqueología de Múnich, tuvo lugar una ceremonia oficial de presentación de dos piezas arqueológicas que volverán a México.  Se trata de dos bustos de madera de 50 centímetros de alto, provenientes de la cultura olmeca, de unos 3 mil años de antigüedad que estuvieron bajo custodia de las autoridades alemanas durante la duración del litigio que ganó México. Fueron halladas en 1988 por campesinos en el sitio arqueológico de El Manatí, en el estado de Veracruz.

"Estas dos piezas volverán a México en esta semana. Es un gran precedente porque es la culminación de una serie de acciones legales que inició México desde hace algunos años, un litigio que inició y ganó México", afirma la Coordinadora Nacional de Asuntos Jurídicos, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), María Villarreal.

Las piezas llegaron a Múnich en 2008, veinte años después de haber sido halladas en Veracruz. Llegaron como parte de un botín de un coleccionista de dudosa reputación de origen costarricense llamado Leonardo Patterson, que llamó la atención con una exhibición de arte precolombino realizada en 1998 en Santiago de Compostela. Fueron decomisadas por la policía de Baviera, que fue alarmada por la policía española.

Conferencia de prensa en las instalaciones de la Colección Estatal de Arqueología de Múnich. Imagen: Botschaft Mexiko

Numerosos países afectados

La colección comprendía unas mil piezas provenientes de numerosos países, entre ellos México. "Después de esa exhibición, la colección desapareció durante diez años y fue trasladada en 2008 a Múnich, a donde llegó Patterson con ellas. Fueron incautadas por las autoridades alemanas. Se desprende una serie de gestiones legales a distintos niveles. Lo primero fue verificar el origen. Esa colección tuvo cierta polémica a nivel científico, porque se argumentaba que varios de los objetos eran de reciente manufactura. En 2010 México envió un equipo de arqueólogos a Múnich y durante un proceso de casi un mes se dictamina, se registra, se toman fotos de todos los bienes y se determina su autenticidad", afirma el abogado mexicano-alemán Roberto Kugler, que acompañó a las autoridades mexicanas durante todo el litigio.

"El tema legal es muy complicado porque las legislaciones no son iguales en los países. Alinear la legislación a nivel internacional no es un tema fácil. Eso es lo que enfrentamos ante las autoridades judiciales de los diferentes países. Las fuentes del derecho no son las mismas, la legislación no protege de la misma manera el patrimonio en cada uno de los países y poder solicitar la aplicación de una legislación mexicana en el extranjero no es posible. Entonces tenemos que recurrir a la legislación local para hacer valer la legislación nacional", subrayó por su parte María Villarreal, del INAH.

"Son piezas muy cotizadas en el mercado clandestino de piezas arqueológicas, debido a la escasez y singularidad de estos objetos", subraya el abogado Kugler. Aunque en 2015 ya hubo un fallo a favor de México en una primera instancia, Patterson apeló y el caso siguió hasta la siguiente instancia que demoró dos años más hasta que fue emitido un veredicto, en 2017 con el triunfo de México contra el coleccionista asentado en Múnich.

Estatuilla de madera de unos 3 mil años de antigüedad. Imagen: Stefanie Friedrich

Piezas únicas poco vistas en el extranjero

En el hallazgo en 1988 fueron encontradas unas 30 cabezas votivas, figuras de madera que tienen medio metro de altura. Una de esas piezas se encuentra en el Museo Nacional de Antropología, otra está en exhibición en un museo regional en Veracruz. "La última vez que fueron mostradas en el extranjero fue en una exhibición olmeca en San Francisco y Los Ángeles en 2010", según Kugler.

La recuperación de estas piezas es un arduo camino legal debido a que la jurisdicción de los países es muy diferente. "Los países de origen de estas piezas argumentan que estos objetos son patrimonio de la nación, bienes inalienables, lo que no se aplica aquí en Europa. Aquí un bien arqueológico legalmente es calificado como cualquier otro bien", destaca Kugler. Por eso México tuvo que recurrir a la vía ordinaria, civil y actuar como propietario despojado de su propiedad.

"Es muy difícil dar con esas piezas. Sólo salen a la luz pública cuando el coleccionista trata de venderlas", destaca Villarreal.  "Tenemos registrados más de 50.000 sitios arqueológicos distribuidos por todo el territorio nacional. Las piezas que salen del país de manera ilícita, son extraídas sin ningún registro por parte del INAH, por lo que no hay manera de tener el universo de piezas que han sido expoliadas de los depósitos originales", lamenta María Villarreal.

Estas dos estatuillas, provenientes de una de las culturas más antiguas de Mesoamérica, vuelven a México. "Son piezas únicas. Sabemos que salieron del país ilegalmente a fines de los años 80. Sólo existen 13 piezas más con esta misma factura, por eso sabemos exactamente de dónde proceden. México se congratula por este fallo que sienta un precedente importante".

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