El director Heinrich Breloer se aventuró a filmar una de las grandes novelas de la literatura alemana que aborda la historia y ocaso de una familia de comerciantes de Lübeck a lo largo de cuatro generaciones en el siglo XIX. Breloer está convencido de que la epopeya, cuya filmación ha tenido un costo de 16,2 millones de euros, vuelve a tener actualidad en tiempos de globalización, de una creciente dureza social y crisis financiera.

La novela fue filmada en 1978 por última vez, como una serie televisiva de once capítulos. Publicada en 1902 cuando Thomas Mann tenía 25 años de edad, su popularidad fue aumentando con el tiempo. En 1929 ya había vendido más de 185.000 ejemplares y fue clave para que Mann obtuviera el Nobel de Literatura ése año.

“Es una obra que aguanta el paso del tiempo, así lo previeron los críticos en 1902 cuando apareció la obra en las librerías, que encontraría a muchos lectores y que crecería con el paso del tiempo”, afirma el cineasta Heinrich Breloer en conversación con DW-WORLD. Ya durante la filmación en la norteña ciudad de Lübeck, atrajo a una gran cantidad de curiosos, como nunca se había visto antes en filmaciones similares.

Precipicio económico y moral

No preocupa al director que la película llegue a los cines alemanes el 25 de diciembre. Cien años después de su aparición en las librerías sigue teniendo los elementos que la hacen un clásico universal. La decadencia de los Buddenbrook como se subtitula la obra, narrada durante 150 minutos, tiene que ver con la quiebra de la empresa familiar de gran tradición del mismo nombre y está protagonizada por Armin Mueller Stahl en el papel de Jean, el patriarca familiar. Entre más profundo se hace el precipicio económico mayor es la destrucción de valores y decadencia moral en el seno del clan.

“Quise mostrar la historia económica en primer plano y así reflejar un poco la realidad actual”, afirma Breloer. “Me parece increíble que hace unos días escuché en la radio precisamente frases que aparecen en el guión de la cinta, que hablan sobre créditos basura, sobre la necesidad de las empresas de obtener nuevos créditos, de su disponibilidad a pagar altos intereses. El estafador Grünlich en la novela y su fraudulento banquero Kasselmeier, recuerdan a la quiebra del banco Lehman Brothers”, asegura Breloer.

De generación en generación la familia pierde fuerza y vitalidad, pero la cinta muestra también una historia de amor, contada con imágenes que transportan al espectador al mundo de la alta sociedad del siglo XIX, con fastuosos bailes, gente hermosa y un vestuario que recuerda a la crítica alemana a la película “El Leopardo”, de Luchino Visconti.