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¿Por qué primates cargan a sus hijos después de la muerte?

23 de septiembre de 2021

Según el estudio, el angustioso comportamiento sugiere que las madres de primates pueden tener conciencia de la muerte, lo que podría tener implicaciones para nuestra comprensión de las emociones de animales no humanos.

La madre gorila "Gana" lleva a su bebé muerto "Claudio" en su espalda en el Zoológico de Münster en 2008. Incluso cinco días después de la muerte del bebé gorila, la madre siguió llevando el cuerpo sin vida de un lado a otro constantemente.
La madre gorila "Gana" lleva a su bebé muerto "Claudio" en su espalda en el Zoológico de Münster en 2008. Incluso cinco días después de la muerte del bebé gorila, la madre siguió llevando el cuerpo sin vida de un lado a otro constantemente. Imagen: Friso Gentsch/dpa/picture alliance

Científicos han documentado cientos de casos –por los menos desde principios del siglo XX– en los que las madres de monos o simios siguen acicalando y sosteniendo a los cadáveres de sus bebés durante días, semanas o meses, incluso cuando los cuerpos de los bebés se descomponen o se momifican.

Un estudio reciente, publicado en Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, y dirigido por un equipo del University College de Londres (UCL), recopiló datos de anécdotas recogidas en 126 publicaciones y analizó más de 400 casos de madres que interactuaban con sus crías después de la muerte, creando el estudio más extenso de este tipo hasta la fecha. 

Forma de duelo

Según la nueva investigación, las madres de primates llevan el cuerpo de su bebé muerto durante varios meses como forma de duelo, sugiriendo que las madres pueden tener conciencia de la muerte o ser capaces de aprenderla con el tiempo.

Los investigadores afirman que sus hallazgos tienen implicaciones para nuestra comprensión de cómo los animales no humanos experimentan las emociones.

"Nuestro estudio indica que los primates pueden ser capaces de aprender sobre la muerte de forma similar a los humanos: podría ser necesario tener experiencia para entender que la muerte resulta en un 'cese de funciones' de larga duración, que es uno de los conceptos de muerte que tienen los humanos", dijo la coautora Alecia Carter en el comunicado de prensa de la UCL.

Importancia del vínculo materno los primates y mamíferos en general

"Nuestro estudio también tiene implicaciones para lo que sabemos sobre cómo se procesa el duelo entre los primates no humanos", continuó Carter en el comunicado. 

"Se sabe que las madres humanas que experimentan un mortinato y son capaces de sostener a su bebé son menos propensas a experimentar una depresión severa, ya que tienen la oportunidad de expresar su vínculo. Es posible que algunas madres de primates también necesiten el mismo tiempo para afrontar su pérdida, lo que demuestra lo fuertes e importantes que son los vínculos maternos para los primates, y los mamíferos en general".

Según los resultados del estudio, cuatro de las cinco especies (el 80 %) realizaban comportamientos de transporte de cadáveres. Sin embargo, se comprobó que este comportamiento es más frecuente en los grandes simios y en los monos del Viejo Mundo.

Especie de primate sería determinante

El equipo descubrió que la especie de primate era un fuerte determinante de si se llevaban los cuerpos de los bebés. Los primates que divergieron hace mucho tiempo, como los lémures, no llevaban los cuerpos de los bebés después de la muerte, según aclara el comunicado. Sin embargo, sí expresaban su dolor con otros comportamientos, como volver al cadáver o hacer "llamadas de contacto madre-hijo".

Por otra parte, el estudio descubrió que en aquellas madres que sí llevaban a sus crías después de la muerte, el tiempo que aguantaban dependía del momento de la muerte y de lo fuerte que fuera el vínculo entre madre e hijo. Otro factor fue la forma en que murió el bebé, si fue menos traumática, como una enfermedad, el comportamiento fue más común.

"Debido a nuestra historia evolutiva compartida, los vínculos sociales humanos son similares en muchos aspectos a los de los primates no humanos", señala Elisa Fernández Fueyo, otra coautora del estudio en un artículo de la UCL. "Por lo tanto, es probable que las prácticas mortuorias y el duelo humanos tengan su origen en los vínculos sociales".

Editado por Felipe Espinosa Wang.

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