El entrenador José Ignacio Labarta fue condenado a cuatro meses de prisión y el resto de imputados, Yolanda Fuentes, Manuel Sáez y Vicente Belda, fueron absueltos. La jueza decidió no entregar a las autoridades antidopaje las bolsas de sangre incautadas a Fuentes.

Menos de un mes necesitó Julia Patricia Santamaría, la magistrada, para tomar una decisión.

Junto al doctor se sentaron en el banquillo su hermana Yolanda, también médico, y los ex-directores de equipos ciclistas Manolo Saiz, Vicente Belda e Ignacio Labarta.

Durante el macrojuicio celebrado en Madrid, que se prolongó durante más de dos meses y vio pasar por la sala a decenas de testigos y peritos, se acreditó que Fuentes organizó junto al hematólogo José Luis Merino Batres, que se libró del banquillo por padecer Alzheimer, un lucrativo banco de sangre privado para realizar autotransfusiones a decenas de deportistas, un método prohibido en el deporte.

Sin embargo, el dopaje no fue tipificado como delito en España hasta principios de 2007, meses después de que el médico y los otros cuatro acusados fueran detenidos en una redada en mayo de 2006, en la que la Guardia Civil (policía militarizada) encontró en pisos de Fuentes en Madrid numerosos productos dopantes y más de 200 bolsas de sangre.

Por ese motivo, los acusados no se enfrentaron a cargos por dopaje, sino por delitos contra la salud.

PK/EL(dpa)