La mayoría absoluta que obtuvo en segunda vuelta (50,5%) no es muy holgada, pero permitirá a Boris Tadic continuar en la presidencia de Serbia. Y eso es motivo suficiente para que a los responsables de la Unión Europea se les haya caído una piedra del pecho, porque un triunfo de su contrincante nacionalista habría supuesto sin duda un mayor enfriamiento en las relaciones con Belgrado, de por sí delicadas. En consecuencia, el alivio se hizo manifiesto este lunes en diversas capitales europeas y, por supuesto, en Bruselas, donde tanto el presidente de la Comisión de la UE, José Manuel Durao Barroso, como el jefe de la diplomacia comunitaria, Javier Solana, aplaudieron sonoramente el desenlace electoral.

Respaldo europeo

“Este fue un triunfo de la democracia en Serbia y de nuestros valores”, declaró Barroso, subrayando la voluntad de “acelerar el avance de Serbia en dirección a la Unión Europea”. En términos similares se expresó Solana, para quien “el resultado demuestra el deseo de la mayoría de la población serbia de continuar el camino hacia Europa”. También el ministro alemán de Relaciones Exteriores, Frank Walter Steinmeier, se sumó a los parabienes, manifestando su convicción de que el futuro de Serbia está en Europa. Al mismo tiempo aseguró, en una declaración, que Berlín “respaldará activamente” la línea reformista de Belgrado.

Que la UE celebre la victoria de Tadic como propia no es en absoluto desproporcionado. Al fin y al cabo, el respaldo que brindó al ahora reelecto presidente no se limitó a las tradicionales declaraciones cautelosamente diplomáticas, sino que se reflejó en un espaldarazo tan concreto como la oferta de un acuerdo para facilitar el tránsito de personas y mercancías entre serbia y el ámbito comunitario. Y esa es una muestra perceptible de las ventajas que podría tener para la población arrimarse al club europeo.

Problemas pendientes

Se estima que el acuerdo en cuestión será suscrito en el curso de esta semana. Claro está que éste es sólo un paso intermedio hacia la firma de un acuerdo de estabilización y asociación, requisito para abrir la puerta a negociaciones formales de adhesión. Sobre todo Bélgica y Holanda se resisten a abrir dicha puerta mientras los serbios no entreguen al tribunal de La Haya al ex general Ratko Mladic, acusado de crímenes de guerra.

En Bruselas hay conciencia de que tampoco en lo sucesivo las cosas serán fáciles. Por lo pronto, la mayoría de Tadic no es del todo confortable y, por otro, la intención de Kosovo de proclamar en breve su independencia no contribuye a augurar días apacibles en esa zona de los Balcanes. Pero es justamente por eso que la reelección del presidente Serbio reviste especial relevancia, como factor de estabilidad en una región que aún no termina de superar las convulsiones de los años pasados. En consecuencia, para la Unión Europea es momento de aplaudir y respirar con alivio.