1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

Europa da luz verde a Wolfowitz

30 de marzo de 2005

Sólo 90 minutos bastaron para que Paul Wolfowitz disipara las dudas de los europeos sobre su nominación como presidente del Banco Mundial (BM).

Wolfowitz en Bruselas.Imagen: AP

Aunque la probación haya sido en parte a regañadientes, al final cuenta que Wolfowitz y, por extensión, George W. Bush, ganaron sin resistencia una situación que podría haberse convertido en una pulseada que muchos expertos en desarrollo reclaman hace años.

Los países europeos controlan el 30 por ciento de los votos del Consejo Banco Mundial, lo suficiente como para bloquear la candidatura, que debe ser aprobada por consenso. Pero no se llegó tan lejos. Hace días que Gran Bretaña, Italia, los Países Bajos y Alemania dejaron en claro que no se opondrían a la candidatura.

Se evitó revivir el debate sobre la "tradición" que los EE.UU. designen al presidente del Banco Mundial y los europeos al director gerente del Fondo Monetario Internacional. Los países subdesarrollados, hacia quienes van dirigidas las políticas de ambos, no están representados en la cúpula de las principales instituciones dedicadas al desarrollo y las finanzas internacionales.

Cambio de discurso

En Bruselas, los ministros de Desarrollo y Finanzas de la Unión Europea (UE) escucharon las reflexiones del todavía subsecretario de Defensa estadounidense. La cita fue convocada precisamente por las críticas que generó la figura de Wolfowitz, arquitecto de la política bélica unilateral estadounidense, al ser designado para encabezar una institución multilateral.

Pero al finalizar la reunión el Primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker, que actualmente preside la UE, articuló el respaldo de Bruselas y no dudó en saludarlo como "presidente entrante". Juncker habló de "un encuentro constructivo y amistoso, donde los ministros europeos expresaron todas sus dudas al presidente entrante del Banco Mundial".

El Banco Mundial: 184 países miembnros y 10.000 empleados.Imagen: AP

"Queremos insistir en que él continuará con la nueva orientación del Banco Mundial comenzada por Jim Wolfensohn (...), y en particular en que su objetivo será el combate de la pobreza", dijo la ministra alemana de desarrollo, Heidemarie Wieczorek-Zeul, cuyas dudas también se desvanecieron.

Negociando

Ahora, Juncker sostiene que "tenemos que asegurar también que los europeos serán representados mejor en el directorio del banco". Esta afirmación confirma para muchos la fácil bendición que logró Wolfowitz de la UE.

La UE ocupa siete de los 24 puestos en el directorio del BM, Europa en total suma 11. Desde Francia se pide ahora crear una nueva vicepresidencia en el banco que sea ocupada por un europeo. Por lo visto, en la decisión inciden no tanto las preocupaciones por quién pueda mejorar las perspectivas de los países pobres, sino por la constelación del poder ejecutivo en agencias internacionales. Así, Alemania quiere convertirse en un miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, y Bruselas quiere que un europeo encabece la Organización Mundial del Comercio. Ello depende de que Washington no se oponga.

El reto del desarrollo

Organizaciones No Gubernamentales, como la británica Oxfam, plantearon dudas sobre las calificaciones de Paul Wolfowitz para presidir el banco, preocupados "porque ha criticado, en el pasado, las instituciones internacionales y no posee experiencia directa en cuestiones de desarrollo".

Asimismo, muchos recuerdan los paralelos entre Paul Wolfowitz y Robert McNamara, secretario de defensa estadounidense y uno de los arquitectos de la guerra de Vietnam, quien presidió el BM en los años 70 y fue acusado de otorgar préstamos según el apoyo que países receptores brindaban a la política exterior de Washington.

El reto de Wolfowitz: combatir la pobreza.Imagen: AP

Así, Wolfowitz está volcado en evitar que se perciba su gestión como una extensión de la política exterior estadounidense. Antes de llegar a Bruselas, dijo que será "un servidor internacional". Para ello, un editorial del semanario británico "The Economist" hizo ya una recomendación pragmática: "Su primera tarea será disipar la sospecha que es el lacayo del señor Bush. El objetivo de su primer discurso tiene que ser desilusionar a su ex jefe."

Ir a la siguiente sección Descubra más