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Europa en el atolladero

BR/ERS13 de junio de 2005

El desconcierto no parece disiparse, sino aumentar. Los ministros de Relaciones Exteriores de la UE no lograron encontrar soluciones ni al dilema de la Constitución, ni al problema del presupuesto comunitario.

Y ahora ¿qué hacemos?Imagen: AP

Tras el rechazo de los franceses y holandeses a la Constitución de la Unión Europea, nadie parece tener la receta para salir del atolladero. Pero aún: ahora se ha desatado la pugna latente durante hace mucho tiempo en torno a las finanzas de la UE. ¿Qué camino seguir? Esa es la pregunta medular que se plantea para la próxima cumbre de los jefes de Estado y de gobierno. Los ministros de Relaciones Exteriores, que se reunieron en Luxemburgo para tratar de abonar el terreno, no lograron acordar soluciones. Su reunión más bien puso de manifiesto las discrepancias.

Cada uno a su gusto

Los ministros recomiendan que cada Estado decida si seguir adelante o no con el proceso de ratificación de la Constitución europea. De hecho, Gran Bretaña ya anunció que no llevará a cabo el proyectado referéndum y también Dinamarca anunció que suspenderá una consulta popular al respecto, si en la cumbre de esta semana no se toma una decisión clara sobre el futuro del proyecto constitucional.

Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Joschka Fischer, matizó su postura de continuar a toda costa con las ratificaciones. Afirmó que se debe mantener el objetivo de aplicar los contenidos de la constitución, pero no supo explicar cómo conseguirlo. Y se sumó a los que abogan por un período de reflexión, como los británicos. El jefe de la diplomacia de Londres, Jack Straw, manifestó en tanto que espera de Francia un pronunciamiento sobre cómo se podría modificar la Constitución en un segundo intento. En suma los diplomáticos de la Unión Europea estiman que la cumbre terminará con una vaga declaración, que no indicará un camino claro para salir de la crisis.

Pugna por el presupuesto

El peliagudo tema del presupuesto comunitario tampoco pudo ser resuelto por los ministros. Gran Bretaña se aferra a la "rebaja" que se le otorgó hace 21 años (en compensación por los altos subsidios agrícolas que benefician a países como Francia) y exige, además, una reducción del presupuesto general. De hecho, los seis países que son contribuyentes netos (es decir, que aportan más a las arcas de la UE de lo que reciben luego en forma de subvenciones) quieren limitar los fondos presupuestarios a un máximo del 1% del producto de la UE. La presidencia luxemburguesa propone elevar el límite a un 1,6%. La diferencia asciende a cerca de 200 mil millones de euros. Y no hay visos de que en la cumbre se llegue a un acuerdo definitivo.

Lo único que parece ser aceptable de momento para todos es dejar entre paréntesis otro tema polémico: el del inicio de negociaciones sobre la adhesión de Turquía. Este y otros países que esperan en los umbrales de la UE a que se abran las puertas, deberán armarse de paciencia. Aunque se dice que se mantendrán los plazos previstos, lo cierto es que una de las consecuencias más directamente perceptibles de la debacle constitucional es que ya nadie se atreve a pedir que la Unión Europea siga ampliándose rápidamente.

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