El “brexit” y Trump lo hacen posible: una política europea de defensa común podría convertirse en una realidad. Primero se abrirá un fondo de medios financieros.
Publicidad
Tras la fallida visita del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a la sede central de la OTAN en Bruselas, la canciller alemana, Angela Merkel, no se sentó esperar y pidió a Europa tomar su destino en sus propias manos.
Este miércoles 7 de junio, la Comisión Europea presentó entonces ideas para una política de defensa común europea. El objetivo es una cooperación más estrecha entre los Estados miembro hasta 2025. El primer paso es abrir un fondo para la investigación y la adquisición de material. Sugerencias con buenas perspectivas de progresar, teniendo en cuenta el "brexit” que se avecina.
"Los europeos quieren una política de defensa común de la UE", dijo la jefe de política exterior de la UE, Federica Mogherini. Todos los países miembro, con excepción del saliente Reino Unido, quiere asumir más responsabilidad y cooperar más estrechamente, confirma la jefe de la diplomacia de Europa.
La política de defensa europea fragmentada ha llevado a la proliferación de la investigación y la adquisición de nuevo material. En 28 Estados hay 178 sistemas de armas diferentes, calcula la Comisión Europea. Muchos de ellos incompatibles. El 80 por ciento de todas las compras de materiales y el 90 por ciento de la inversión en investigación de defensa se decide a nivel nacional, sin consultar a sus socios.
No se trata de "reemplazar a la OTAN”
"La Comisión Europea busca, desde hace bastantes años, coordinar mejor la defensa de Europa. Pero siempre se enfrentó a la negativa de algunos de sus miembros", dice a DW la especialista en defensa Judy Dempsey. Si bien con la salida de Gran Bretaña, la UE pierde una de sus más importantes potencias militares, ahora podrá juntar mejor sus esfuerzos para la defensa común.
Y como el gobierno de Estados Unidos sigue siendo impredecible con Trump, "los Estados miembros de la UE son cada vez más conscientes de que tienen que organizar su defensa propia", apunta Dempsey.
"No queremos ni reemplazar a la OTAN ni copiarla o competir con ella", sostiene, por su parte, Mogherini, concluyendo que el objetivo general es aprovechar mejor el valor añadido de la Unión Europea y así fortalecer a la OTAN.
Para el europarlamentario de Los Verdes Reinhard Bütikofer, la viabilidad de las propuestas de la Comisión depende del debate por venir. "Si limitamos la discusión a que el gasto de defensa se debe aumentar, fracasaremos", sostiene, porque los ciudadanos de la Unión Europea no quieren ver aumentado el gasto militar en detrimento de los beneficios sociales.
Doris Pundy (JOV/ DZC)
La intervención de la OTAN contra Serbia
El bombardeo de Serbia por parte de la OTAN terminó con la violencia de las tropas serbias contra los albano-kosovares. Sin embargo, esa guerra, que se realizó sin el mandato de la ONU, sigue siendo controvertida.
Imagen: picture-alliance/dpa
Huellas de la guerra
El conflicto en Kosovo escaló a fines de 1990. Decenas de miles de personas huyeron y, cuando todas las tentativas de restablecer la paz se vieron frustradas, la OTAN inició un ataque aéreo a las bases y objetivos militares serbios, el 24 de marzo de 1999. Once semanas después, Slobodan Milosevic se rendía.
Imagen: Eric Feferberg/AFP/GettyImages
El fracaso de la resistencia pacífica
Ya a mediados de los 80 comenzaron en Kosovo las protestas contra los intentos de Belgrado de recortar los derechos de la población albana. En los 90, las represalias aumentaron. Ibrahim Rugova, que lideraba el movimiento político en Kosovo desde 1989, creía en la resistencia pacífica y trató de convencer a Slobodan Milosevic de un cambio de rumbo, pero sin éxito.
Imagen: picture-alliance/dpa
Guerra de guerrillas
En Kosovo comienza a formarse la resistencia armada. La autoproclamada Armada de Liberación UCK empieza una cruel guerra de guerrillas perpetrando violentos ataques contra los serbios, pero también contra los albanos, a quienes considera colaboradores. Serbia responde a los actos terroristas incendiando viviendas y saqueando tiendas. Cientos de miles personas huyen.
Imagen: picture-alliance/dpa
Expulsión sistemática
La guerra se vuelve cada vez más brutal. Para romper la resistencia de la UCK y el apoyo que le brinda la población, las fuerzas serbias atacan cada vez más a civiles. Muchas personas huyen a los bosques. Miles de kosovares son llevados en trenes y camiones a las fronteras del país, sin documentos que probaran que provenían de Kosovo.
Imagen: picture-alliance/dpa
El último intento
En febrero de 1999, EE. UU., Francia, Gran Bretaña, Rusia y Alemania llaman a las partes en conflicto a una conferencia en Rambouillet para lograr un acuerdo limitado de autonomía para Kosovo. Los representantes kosovares aceptan, pero los serbios no están dispuestos a hacer concesiones, y las negociaciones fracasan.
Imagen: picture-alliance/dpa
"Intervención humanitaria"
El 24 de marzo de 1999, la OTAN comienza a bombardear objetivos militares y estratégicos en Serbia y Kosovo para frenar la violencia contra los albanos. También Alemania participa en los ataques. La operación “Allied Force” es la primera guerra de la OTAN en 50 años que no cuenta con el respaldo del Consejo de Seguridad de la ONU. Rusia juzga severamente la intervención
Imagen: U.S. Navy/Getty Images
Infraestructura paralizada
Además de los ataques a instalaciones militares, la OTAN también toma como objetivo vías de abastecimiento, líneas de ferrocarril y puentes. En 79 días y noches arriban más de 37.000 misiones de la alianza, y cerca de 20.000 misiles y bombas caen sobre territorio serbio. Muchos civiles pierden la vida. “Daños colaterales”, según el lenguaje que utiliza la OTAN.
Imagen: picture-alliance/dpa
Nubes tóxicas sobre Pancevo
También son atacadas las fábricas, como en Pancevo, cerca de Belgrado. Allí, las bombas de la OTAN destruyen un depósito de químicos y una fábrica de fertilizantes liberando grandes cantidades de sustancias químicas que contaminan suelos, ríos y el aire. Las consecuencias para la población son gravísimas. Serbia acusa a la OTAN de utilizar munición enriquecida con uranio, así como bombas racimo.
Imagen: picture-alliance/dpa
Guerra contra la propaganda de guerra
Para privar a Milosevic de un importante órgano de propaganda, la OTAN ataca la televisión estatal en Belgrado. Aunque se informó con anticipación al Gobierno serbio del ataque, éste no difunde la información. En el edificio de la emisora mueren 16 personas.
Imagen: picture-alliance/dpa
"Daños colaterales"
En Kosovo, las bombas de la OTAN caen por error sobre una caravana de refugiados albanos. Mueren cerca de 80 personas. La OTAN califica, además, de “daño colateral” el bombardeo de la embajada china en Belgrado, en el cual mueren cuatro personas. El incidente provoca una grave crisis diplomática entre Pekín y Washington.
Imagen: Joel Robine/AFP/GettyImages
Balance del horror
A comienzos de junio llegan las primeras señales de Belgrado que indican que Slobodan Milosevic está dispuesto a ceder. El 19 de junio la OTAN detiene los ataques aéreos. El balance de la guerra: miles de muertos y 860.000 refugiados. La economía serbia está por los suelos, y amplios sectores de su infraestructura están destruidos. Kosovo es puesta bajo administración de la ONU.