El beneplácito unánime de Occidente ante la decisión del presidente palestino, Mahmud Abbas, de encargar la conducción del gobierno de emergencia a Salam Fayad, no quita que la situación esté al rojo vivo. La juramentación del nuevo gabinete sólo pudo efectuarse gracias al estado de emergencia decretado por Abbas, lo que permitió obviar la votación del Parlamento, dominado por Hamás. Por si fuera poco, las fuerzas de este movimiento fundamentalista han consolidado su posición en la franja de Gaza, y poco efecto surte el hecho de que sus milicias hayan sido declaradas ilegales.

Difícil se ve pues la pista para el nuevo primer ministro que, tras prestar juramento, subrayó que no se renunciará a "la unidad orgánica -desde el punto de vista político y administrativo- de las dos partes componentes de la patria, la franja de Gaza y la Cisjordania". De facto, la división parece haberse consumado, con el poder de la moderada Fatah reducido la margen occidental del Jordán.

Apoyo occidental

Fayad puede, sin embargo, contar con el apoyo de Occidente. Tanto desde Estados Unidos como desde Israel se han emitido señales de disposición a terminar el boicot financiero contra el gobierno palestino, en vista de que Hamás ya no forma parte de él. En nombre de la Unión Europea, el encargado de transmitirle su respaldo fue Frank Walter Steinmeier, el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, país que ocupa hasta fines de mes la presidencia de turno de la organización.

Se espera que los ministros de Relaciones Exteriores europeos en pleno expresen el lunes su apoyo irrestricto político a las decisiones tomadas por el presidente Abbás. Según la portavoz del coordinador de la política exterior de la UE, Javier Solana, igualmente se prevé una condena a Hamás, por haber tomado el poder por la vía de la fuerza en Gaza, si bien se evitará aislar a la población de esa región.

Limpia trayectoria

La confianza depositada por los europeos en la figura de Salam Fayad no es gratuita. Este experto en materias financieras, que se hizo conocido gracias a su trabajo en el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, se ganó entre los palestinos la fama de ser un hombre honesto, que ha luchado contra la corrupción en la administración autonómica. Tras haber renunciado al cargo de ministro de Hacienda en el gobierno de Ahmed Kureia, porque éste resolvió incrementar los gastos sin consultarlo, Fayad encabezó con Hanan Aschrawi la lista de la pequeña colectividad "La Tercera Vía" en las elecciones palestinas de 2006. Luego, en el último gobierno de unidad nacional de Hamás y Fatah, ocupó nuevamente la cartera de Hacienda, como figura independiente.

Su trayectoria lo avala pues como un interlocutor confiable, al que tanto europeos como estadounidenses se muestran dispuestos a reconocer y ayudar. Pero esos puntos a favor son precisamente utilizados en su contra por los dirigentes de Hamás, que lo acusan tener el respaldo de Occidente como única base de legitimación.