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Europa: ¿vuelve la crisis?

Dirk-Ulrich Kaufmann (PK)23 de julio de 2014

Cuando en Europa un banco tiene serias dificultades, ya se habla de crisis. ¿Es solo pesimismo o una amenaza real?

Symbolbild Portugal Wirtschaft
Imagen: picture-alliance/dpa

“Banco Espirito Santo: ¿al borde de la bancarrota?”, “Nuevo escándalo bancario en Bulgaria”: solo dos titulares de la semana pasada. Siempre que en Europa un banco entra en dificultades, la crisis parece estar otra vez a la vuelta de la esquina. En el caso del banco búlgaro Corp-Bank, el gobierno comunicó que para salvar al banco tomaría 1.000 millones de euros de créditos en los mercados financieros.

“Esos casos los seguirá habiendo”, dice Andreas Dombret, miembro del directorio del Deutsche Bank, “no se los puede excluir”. Los intereses están a un nivel muy bajo, tanto en la UE como en Estados Unidos, “por eso, los peligros para los bancos son grandes”, agrega. “La mezcla de bajos intereses, inflación, baja volatilidad y alta liquidez lleva a que todos los participantes en el mercado traten de buscar inversiones financieras con mejores beneficios”, resalta Dombret.

De manipulaciones y otros excesos

En un mercado tan explosivo, manipulaciones dolosas, como las que parece haberse producido en el caso del banco búlgaro, o errores de los ejecutivos bastan para llevar a un banco al borde del colapso.

Basta incluso un rumor de que un banco no tiene liquidez para arruinarlo: se produce una corrida, los depositantes tratan de retirar su dinero todos al mismo tiempo, el banco no les puede pagar y, efectivamente, debe declararse en bancarrota.

¿Cuándo debe ser salvado un banco? Dombret recuerda que los bancos son parte del sistema económico de economía de mercado. Y que entre sus principios se cuenta “que empresas y bancos, si no tienen un modelo de negocios económicamente viable deben salir del mercado”, es decir, dar quiebra. Por eso, agrega, “también los bancos debe cerrar si no son rentables”.

¿Demasiado grande para colapsar?

Algunos bancos, no obstante, son “demasiado grandes para colapsar”. Antes, sin embargo, dice Dombret, “hay que definir qué banco es too big to fail, es decir, cuándo es tan importante para el sistema que no puede declararse en bancarrota”.

En todo caso, lo que no puede ser, agrega, es que la sociedad dependa de unos pocos grandes bancos interrelacionados entre sí, con un gran potencial de extorsión, sencillamente porque son too big”.

¿Y qué sucede si un banco es too bog to fail pero igual colapsa? ¿Debe pagar nuevamente el Estado, es decir, el contribuyente? Dombret señala que existe una jerarquización de responsabilidades, definida en el marco de la Unión Bancaria europea: primero pagan los dueños de los bancos, luego sus acreedores, luego el fondo de rescate bancario y, si todo eso no alcanza, al final el Estado.

Poco claro está cuándo se llega a ese final. Probablemente, el Estado siempre tenga que asumir en algún momento por lo menos parte de las pérdidas, en caso de que la crisis sea masiva y abarque a varios bancos. No muy buenas noticias.

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