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Evacúan a cura y huelguistas sitiados en templo en Nicaragua

23 de noviembre de 2019

Familiares que exigían liberación de "presos políticos" ponen fin a huelga de hambre, tras permanecer más de una semana sin agua y sin electricidad y bajo un férreo cerco policial.

Nicaragua Masaya Hungerstreik Kirche Priester Edwin Roman
Imagen: picture-alliance/AP Images/A. Zuniga

Once mujeres que se mantenían en una huelga de hambre desde hace ocho días en Masaya, encerradas por la policía en un templo, suspendieron este viernes el ayuno por problemas de salud, tras permanecer sitiadas sin acceso a agua, electricidad, ni medicinas.

"La huelga de hambre se suspende por la situación de salud", anunció José Merlo, un allegado de las mujeres que realizaban el ayuno para presionar por la liberación de unos 150 opositores presos.

El sacerdote Edwing Román, un crítico del gobierno que acompañó a las mujeres durante la huelga que comenzó el 14 de noviembre en la iglesia San Miguel Arcángel, de Masaya, 30 km al sur de Managua, también dejó el templo.

Román y las mujeres fueron trasladados al hospital Vivian Pellas de Managua para una evaluación médica.

El grupo salió luego de que el nuncio apostólico, Stanislaw Waldemar, realizó gestiones con el gobierno para manifestar su preocupación por la salud de las huelguistas y del sacerdote, quien padece diabetes.

El bloqueo a las huelguistas para impedir que les entregara ayuda generó duras críticas al gobierno del presidente Daniel Ortega.

"La huelga de hambre dejó en evidencia una vez más el profundo nivel de criminalidad de la dictadura. Proteger la vida de ellas y del padre es de suma importancia", tuiteó Azáhalea Solís, dirigente de la opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD).

Policía impidió entrega de ayuda

Horas antes, 13 opositores que llevaban agua a las huelguistas fueron retenidos temporalmente por la policía, que también les decomisó las botellas de agua. Entre los detenidos estaban los dirigentes de la oposición Juan Sebastián Chamorro y Violeta Granera.

Con el grupo se encontraban madres de opositores presos, como Tamara Zamora, madre de la líder estudiantil Amaya Coppens, quien ya había sido detenida junto a 15 activistas la semana pasada después de intentar llevar agua a las mujeres en huelga.

"¡No tenemos miedo, estamos siguiendo la lucha de nuestros hijos y no vamos a parar!", exclamó Zamora.

Las mujeres en huelga, unas 11 madres, decidieron abstenerse de ingerir alimentos para que el presidente Ortega ordenara liberar a más de 150 "presos políticos", incluyendo sus hijos, pero su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, había dicho que tenían "oídos de pescado" ante las peticiones.

La Policía y simpatizantes del Gobierno obstaculizaron el acceso a los medios de comunicación a la evacuación.

jc (efe, afp)

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