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Evo Morales busca reelección, "ilegítima" según la oposición

Diego González
24 de mayo de 2019

Morales, con 13 años en el poder, buscará en octubre una nueva reelección. Mientras la oposición denuncia que su candidatura es ilegítima, su estrategia es mostrar el sostenido progreso económico de sus años de gestión.

Bolivien Anhänger von Präsident Evo Morales in La Paz
Imagen: picture-alliance/AP Photo/J. Karita

A sus 59 años, Evo Morales es ya el presidente con más tiempo en el poder en la historia de Bolivia. Y este sábado (18.05.2019) arrancó su campaña de cara a las elecciones generales del 20 octubre. Lo hizo desde el corazón del Chapare cochabambino, la zona que lo vio nacer como dirigente sindical cocalero en la década del 80 y desde el exacto sitio donde alguna vez hubo una base de la DEA estadounidense.

Gobierna desde el 2006, y este año buscará otra vez -junto al intelectual Álvaro García Linera- su reelección. Si ganan asumirían su cuarto período y se quedarán en el poder hasta el 2025.

Chances tienen: el diario La Razón publicó el 19.05.2019 la primera encuesta de alcance urbano-rural, realizada por la empresa Tal Cual. Según el estudio, Morales tiene un 38,1% de intención de voto mientras que su más inmediato seguidor, el expresidente Carlos Mesa (2003-2005) alcanza el 27,1%. Más lejos, con el 8,7% se encuentra el candidato por 21F, Óscar Ortiz.

Es la economía

El mejor argumento del gobierno es su gestión económica, lo que se conoce como "el milagro boliviano”: un crecimiento sin precedentes que se expresa en una baja en la pobreza y en la incorporación de sectores históricamente postergados. Desde que asumió Morales, el PIB ha crecido de 9.000 a más de 40.000 millones de dólares, el PIB per cápita se triplicó, las reservas crecieron sostenidamente y la inflación dejó de ser un problema.

Sin embargo, para el economista Iván Velásquez, la actual coyuntura económica abre un nuevo escenario. "En 2009 y 2006 ganó Evo Morales porque la bonanza acompañó su elección. Pero el boom ha terminado. Y más allá del crecimiento hay que analizar la calidad de ese crecimiento. El de Bolivia descansa en la exportación de gas a Brasil y Argentina. Pero la economía no se ha diversificado, no se logró la industrialización del gas y no hay otras fuentes de generación de ingreso”, explicó Velásquez en entrevista con DW.

Al margen de los desafíos futuros, lo cierto es que la fuerza electoral de Morales es contundente: asumió en 2006 su primer mandato tras haber vencido en las urnas con el 54 por ciento de los votos. En 2009 fue reelecto con el 64 por ciento y en 2014 logró el 61 por ciento. En el medio se sometió - y venció - a un referéndum revocatorio y logró realizar sus dos promesas iniciales: una nueva constitución política del Estado y lo que el gobierno llama la nacionalización de los hidrocarburos.

Pero también es cierto que el 21 de febrero de 2016 recibió un duro revés. Por iniciativa propia convocó a un referéndum para reformar la Carta Magna, que estipula un límite de dos mandatos. El objetivo era eliminar el límite de reelecciones. Pero el 51 por ciento de los votantes dijo "No”.

El 21 de febrero se transformó en un símbolo de la oposición boliviana. Aquí una movilización del 2018.Imagen: picture-alliance/AP Photo/J. Karita

A partir de ese momento, el debate en Bolivia gira en torno a si el presidente puede o no volver a candidatearse. Y fue entonces cuando el Tribunal Supremo Electoral de Bolivia determinó que prevalece un fallo del 2017 con el que el Tribunal Constitucional avaló el derecho a la reelección indefinida en virtud del artículo 23 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

A partir de este escenario, algunos sectores buscaron cuestionar al proceso electoral y la legitimidad que pueda derivar de ellos. Sin embargo, a cinco meses de las elecciones, estos sectores parecen aislados.

Quien sí tiene fuerza e incluso chance de vencer en un eventual balotaje es Mesa, un hombre de un perfil intelectual y que fue vocero, junto al Estado boliviano, de la demanda marítima ante La Haya. Según indicó el sociólogo Fernando Mayorga a DW, su agenda se centra "en la justicia y la corrupción, los aspectos débiles de la gestión del Movimiento al Socialismo (MAS). Esto se basa en el reconocimiento de los logros económicos y sociales del gobierno”.

Carlos Mesa fue el vicepresidente de Gonzalo Sánchez de Lozada, quien renunció trás una rebelión popular y le cedió el cargo en 2003.Imagen: Reuters/D. Mercado

Mayorga sostiene que uno de los datos más relevantes del proceso electoral boliviano es que -a diferencia del caso brasileño, colombiano o el argentino- no está marcado por la polarización. "Los candidatos tienen una tendencia a ocupar el centro político. No hay proyectos antagónicos en disputa. La búsqueda del apoyo del tercio indeciso está basada en apelaciones de carácter moderado”, señaló.

Y las explicaciones pueden encontrarse en la economía. "Se puede leer en clave de capacidad hegemónica de un proyecto político que se ha traducido en un modelo económico con rasgos inéditos de estabilidad, crecimiento y reducción de la pobreza. Ningún candidato opositor de importancia cuestiona esta faceta. Así como ninguna fuerza pone en cuestión los avances en participación de indígenas y mujeres”, añadió.

Oposición dispersa

La unidad de la opositora no parece sencilla. De hecho, gran parte de sus esperanzas estaban depositadas en una condena internacional a la candidatura de Morales. Pero la reciente visita del secretario general de la OEA, Luis Almagro, desconcertó a todos. "Sería absolutamente discriminatorio" que Morales no pudiera presentarse, aseguró ante la prensa en La Paz.

En paralelo, el presidente sugirió que desearía enfrentar a un solo candidato en octubre. "Qué bueno sería (que se presenten) solamente dos partidos (en los comicios): un movimiento político frente a un partido que viene del pasado, enfrentarnos en las elecciones democráticamente, deseamos eso”, dijo.

Según Velásquez, la oposición no tiene nada concreto que ofrecer a ese respecto y está fragmentada. "Tras la visita de Almagro hay pocas posibilidades de que se junten y vayan con un candidato único”. En opinión del docente universitario y también coordinador de la fundación Konrad Adenauer en Bolivia, "la oposición no tiene programa de gobierno, no tiene propuestas y se opone sin agenda”, aseguró a título personal. Y agregó: "Se podría decir que no han hecho su trabajo, el de ser una oposición propositiva que ofrezca cambios sustanciales”.

Una clave para interpretar el futuro boliviano será leer la composición del congreso. En estos años, el MAS contó casi siempre con mayorías en ambas cámaras del Parlamento, situación que luego de las elecciones de octubre podría no volver a repetirse. 

(cp)

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