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Nueva evidencia: represión en China contra los uigures

William Yang | Sandra Petersmann
17 de febrero de 2020

Una lista secreta de prisioneros de Xinjiang ofrece visiones desgarradoras sobre la opresión estatal de los uigures. El Gobierno de China habla de la lucha contra el terror. El documento filtrado prueba algo distinto.

DW Investigativ Projekt: Uiguren Umerziehungslager in China ACHTUNG SPERRFRIST 17.02.2020/17.00 Uhr MEZ
Imagen: AFP/G. Baker

No hubo juicio, pero sí apuntes sobre la ropa de su mujer, que habría cubierto su rostro con un velo. Lo que hacen las mujeres musulmanas en muchos países del mundo es suficiente para encerrar a su cónyuge en Xinjiang, según el principio de culpabilidad por parentesco. El 23 de mayo de 2017, el hombre uigur fue enviado a un campamento.

Los uigures son una minoría de habla turca, asentados principalmente en la región de Xinjiang (también traducida al español como Sinkiang), en el noroeste de China. Como musulmanes sunitas, son reprimidos por el Partido Comunista Chino.

Según un informe confidencial del Ministerio alemán de Relaciones Exteriores del 22 de diciembre de 2019, al menos un millón de un total de diez millones de uigures han sido internados en Xinjiang. El ministerio alemán de Exteriores habla de "campos de reeducación de facto" con "draconianos cursos de formación ideológica". En público, la crítica es menos clara.

La lista secreta de prisioneros

El caso del esposo de la mujer con el rostro cubierto es solo el primero de una lista completa de prisioneros que se ha filtrado a DW y otros medios. Junto con sus estaciones asociadas NDR y WDR, así como con el diario Süddeutsche Zeitung, DW ha verificado, traducido y analizado el documento.

Casi nada en sus páginas sugiere que las medidas contra los uigures combatan principalmente el extremismo, como afirma Pekín. Así, por ejemplo, solo tres personas mencionadas en la larga lista de prisioneros serían miembros de Hizb-ut-Tahrir o Partido de la Liberación, una organización islamista también prohibida en Alemania.

La primera de un total de 137 páginas de la lista filtrada de prisioneros de Xinjiang.Imagen: NDR

Vigilancia total, bien documentada

La lista filtrada desde Xinjiang demuestra, sobre todo, que el Estado chino persigue sistemáticamente a los uigures por su religión y cultura. Documenta meticulosamente y durante un largo período el destino de 311 prisioneros, arrestados por las razones más banales: una barba demasiado larga, una oración, un velo facial, una llamada al extranjero, una conversación a través del servicio de mensajería chino WeChat, demasiados niños.

Todos los prisioneros fueron enviados a campos de internamiento en 2017 y 2018. Alrededor de dos tercios de ellos fueron más tarde autorizados a marcharse, sin recuperar su libertad: son permanentemente vigilados en su lugar de residencia.

Sobre el hombre uigur del caso No. 1, el documento certifica que ha habido "un cambio ideológico considerable". En el campo de reeducación, habría "reconocido sus errores y mostrado remordimiento". Así que, "actualmente, no representa ningún peligro". Por lo tanto, las autoridades recomiendan que "regrese a su comunidad y sea monitoreado allí, tras completar su capacitación".

El comportamiento de la familia tiene un gran impacto sobre quién es "liberado”, y cuándo. En el caso del hombre del caso No. 1, las autoridades señalan que los cuatro hijos y las dos hijas se "portan bien". La esposa, por el contrario, se halla en "detención estricta" por seis años desde junio de 2017, por participar en una prédica ilegal. El internamiento y los arrestos están diseñados para obligar a las familias a comportarse como exige el Estado chino.

El documento deja claro el enorme alcance de la vigilancia. En él figuran no solo los más de 300 prisioneros, sino también cientos de familiares, vecinos y amigos. En total, se mencionan más de 1.800 personas con nombres y apellidos, números de identificación e información sobre su comportamiento social (por ejemplo: si alguien reza en casa después de comer, lee el Corán o asiste a la mezquita). Entre ellos hay también muchos detenidos. Además, en la lista se enumeran cientos de otros nombres sin estos detalles.

Para obtener esta información, el Estado chino recurre a la más moderna tecnología: aplicaciones de vigilancia o cámaras de seguridad con reconocimiento facial, por ejemplo. Además, el Gobierno se vale de visitas domiciliarias e interrogatorios a familias enteras. Existe una densa red de puestos policiales y espías.

Sin dudas sobre la autenticidad

Como "abrumadoramente detallado" es descrito este documento por Rian Thum, experto en Xinjiang. Thum es docente de la Universidad de Nottingham, en Gran Bretaña, y se especializa en la política del Gobierno chino hacia los uigures. "Contiene una enorme cantidad de datos muy específicos de una comunidad muy pequeña en Xinjiang. Sería un esfuerzo inmenso fabricarlo. También requeriría acceso a datos que no son públicos", dice.

Thum supone, además, que la lista de prisioneros es apenas la punta del iceberg. "Solo hay que imaginar que algo así existe para toda la región de Xinjiang. La recopilación de datos debe ser impactante". La lista evidencia que China castiga colectivamente a los uigures: "Encerrar a un millón de personas en campos de internamiento no es una solución sensata contra la violencia de unas pocas personas".

La lista de prisioneros es un archivo PDF de 137 páginas. DW lo recibió de un denunciante en noviembre de 2019: Abduweli Ayup es un académico uigur exiliado en Noruega. La identidad de su fuente permanece en secreto por razones de seguridad. La fuerza explosiva de esta filtración fue inmediatamente clara para él, comenta: "Solo pensé: arrestan a la gente sin ninguna razón específica".

La lista no tiene sello ni firma. Pero el contenido y el lenguaje coinciden con otros materiales secretos, como los "Documentos de Xinjiang", publicados por el diario estadounidense The New York Times o los "Cables de China", divulgados por la Red Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ).

DW logró contactar a familiares y amigos en el exilio de algunos de los prisioneros uigures de la lista. Y estos confirmaron datos personales y hechos importantes sobre las condiciones de vida de los detenidos.

Como con los "Cables de China", el experto alemán en Xinjiang, Adrian Zenz, juega también un papel importante en este caso. Zenz trabaja para la Fundación Memorial de Víctimas del Comunismo (Victims of Communism Memorial Foundation), una organización de expertos conservadores en Washington.

Al comparar nombres y números de identificación de esta lista con los de otros documentos filtrados y de acceso público, Zenz pudo identificar a varios cientos de personas mencionadas en el documento. "Considerando que la lista contiene información personal de más de 2.000 personas y es muy compleja, muestra un alto grado de concordancia interna y validez de los datos", asegura.

Los puntos rojos marcan "campos de reeducación" de uigures en Xinjiang.

"Campaña de mano dura"

Los uigures se ven a sí mismos como los habitantes originales de Xinjiang, y llaman a su hogar "Turquestán Oriental". Muchos se sienten más cercanos a los países de Asia Central que a China. Exigen independencia o, al menos, más autonomía para su región. Algunos también han recurrido a las armas con este fin.

Para el Estado chino, Xinjiang es económicamente importante. La región es rica en materias primas como carbón, gas y petróleo. La opresión de los uigures y otras minorías musulmanas se remonta a décadas atrás. Sin embargo, en los últimos años, su alcance ha aumentado drásticamente. Como principal detonante se considera a un atentado suicida perpetrado por uigures: en mayo de 2014, más de 30 personas murieron por la explosión de un coche bomba en la plaza del mercado de Urumchi, la capital de la región de Xinjiang.

El Gobierno chino respondió con una "campaña de mano dura". En Xinjiang surgió una densa red de prisiones y campos de internamiento, llamados oficialmente "Centros de Formación Profesional". El Gobierno habla de "estudiantes", no de prisioneros. Pero imágenes satelitales de 2017 y 2018 muestran campamentos con paredes altas, alambre de púas y cámaras de seguridad. Según Pekín, la campaña sirve para combatir el terrorismo islamista.

Uno de los "estudiantes" es un joven que fue internado porque su restaurante estaba cerrado en "el horario comercial normal" durante el Ramadán, el mes sagrado para los musulmanes.

El documento lo describe como alguien "fácilmente influenciable por ideas extremistas". Desde que salió del campo de reeducación, ha estado bajo vigilancia también en casa. Según las autoridades locales, "no participa en actividades religiosas ilegales" y sí se involucra activamente en el trabajo comunitario. Se supone que ahora es "capaz de reconocer sus errores y arrepentirse sinceramente".

Este "Centro de Formación Profesional", en Xinjiang, estaba asegurado en septiembre de 2018 con una torre de vigilancia, cámaras de seguridad, muros y alambre de púas.Imagen: Reuters/T. Peter

Trabajo forzado en fábricas

Todos los reclusos que aparecen en la lista, así como la mayoría de sus familiares y amigos espiados, provienen del distrito de Karakax, en Xinjiang. Según la información oficial, allí hay al menos cinco de esos llamados "Centros de Formación Profesional", para una población de probablemente menos de 650.000 personas.

DW pudo localizar dos de los campamentos mencionados en la lista utilizando imágenes satelitales y documentos públicos del Gobierno, como licitaciones y planes financieros. Otros dos más fueron muy probablemente localizados.

DW también identificó docenas de referencias a presuntos trabajos forzados en fábricas en el documento, como las relacionadas con el hombre que se esconde detrás del caso No. 324. La lista de prisioneros afirma que representa "un cierto peligro para la sociedad". Por lo tanto, las autoridades recomiendan que "permanezca en una fábrica en los campos de reeducación".

Demasiados niños, contactos prohibidos con el extranjero

La razón de detención más frecuentemente citada en la lista de Karakax es una violación de la política de población de China. Según la Ley de Planificación Familiar de China, los uigures pueden tener tres hijos en las zonas rurales y solo dos en las ciudades.

La lista prueba que el Estado apunta deliberadamente a los jóvenes uigures. El Gobierno chino desprecia a los uigures que nacieron después de 1980 como personas "poco confiables" o "preocupantes".

Más del 60 por ciento de los internos de la lista de Karakax tienen entre 20 y 40 años. "Esto tiene un gran impacto en el desarrollo demográfico y la tasa de natalidad", destaca Rian Thum, de la Universidad de Nottingham. Los que están bajo custodia no pueden engendrar hijos.

La mayoría de los internos son jóvenes y hombres. "Creo que los hombres en general, y especialmente los hombres jóvenes, son siempre el objetivo cuando se trata de la islamofobia", evalúa por su parte el experto en Xinjiang, Darren Byler, de la Universidad de Colorado. Desde su percepción, el Gobierno chino apuesta a "debilitar y reducir el tamaño del pueblo uigur, para reducir la sensación de amenaza".

Incluso solicitar un pasaporte es punible. Cualquiera que tenga familiares y amigos en el extranjero es sospechoso. Cada contacto puede ser un motivo de detención. Cada peregrinación a La Meca también. El Gobierno clasifica a un total de 26 países como "sensibles". Los "países sensibles" incluyen a Arabia Saudita, Pakistán o Argelia, pero también países vecinos de Asia Central como Kazajistán, en el que viven muchos uigures.

Este "campo de reeducación" se conoce como el campo No. 1 en la lista de prisioneros de Karakax.

China: "No hay persecución en Xinjiang"

"Esencialmente, a todos los musulmanes en Xinjiang se les prohíbe practicar formas normales del islam en público o en privado", resume Darren Byler, de la Universidad de Colorado. Él y otros expertos creen que China quiere desarraigar religiosamente a los uigures y destruir su patrimonio cultural. De ello habla también la destrucción de mezquitas y cementerios musulmanes en la región.

"Si el Partido Comunista Chino es capaz de eliminar por completo la influencia del Islam en todas las áreas de la vida uigur, es seguro que la cultura uigur se erosionará", aclara Timothy Grose, experto estadounidense en Xinjiang, en el Instituto de Tecnología Rose Hulman.

DW y sus socios NDR, WDR y Süddeutsche Zeitung pidieron al ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, durante su reciente visita a Berlín, el 13 de febrero de 2020, comentar las denuncias de violaciones sistemáticas de los derechos humanos en su país. El funcionario describió tales informes como "cien por ciento puras mentiras" y "noticias falsas". En China, aseguró, no hay "campos de concentración" ni "un millón de detenidos".

Colaboraron con el informe: Naomi Conrad, Julia Bayer, Cherie Chan, Esther Felden und Nina Werkhäuser (rml/cp)

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El reportero - Encerrados y vejados: Musulmanes en China

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